En la noche Paola dejó a los empleados limpiando, estaba en la oficina recibiendo un curso intensivo de Elena.—No sé qué más puedo decirte, Joseph conoce este restaurante mejor que yo —afirmó Elena—. Estudiaste para esto Paola, Joseph puede darte cualquier recomendación y puedes llamarme.Tocaron la puerta y Brenda de Larsson asomó la cabeza.—Buenas.— ¡Brenda pasa! Pensé que te vería en París —contestó Elena sonriendo.—No, me tocó venir a pasar una temporada aquí. Sebasthian está muy molesto con Bieber, y como Bernhard se irá a New York con Verónica y su hija, así que nos tocó venir.— ¿Bieber? —Preguntó Paola.Elena se echó a reír.—Así es como Brenda apoda a Justin —le contestó Elena.Brenda entró a la oficina y se sentó en la otra silla y respondió a Paola.—Conocemos a Justin desde hace mucho tiempo —explicó Brenda—. ¿Y a ti como te va guapa?, ahora eres jefa del restaurante escuela de todos los Välsmakande.Brenda de Larsson era una mujer enérgica y hermosa, su figura envidia
Joseph llegó en su vehículo al peor lugar que tenía Milán, jamás se imaginaría que aquí en este rincón podría haber un casino, pero esa era la idea, la clandestinidad.Bajó del vehículo y lo esperaba un moreno recostado en una camioneta oscura.El hombre era el amigo de Diego y el que entrevistó a Paola cuando los secuestraron.A Joseph no le caía bien este hombre.—Pensé que me esperaría Diego.El moreno se despegó de su camioneta y se acercó a él.—Aquí vienen los empresarios como usted solo a que los desplumen como gansos, quiere pagar en persona, le sugiero que me siga la corriente.El moreno al que Diego acortaba su nombre y en broma apodaba el pequeño Mickey era un robusto hombre muy alto, caminó adelante hasta quedar bajo una bombilla que iluminaba la puerta de un viejo galpón de gallinas.La puerta la abrió un hombre de seguridad y pidió una contraseña.—No venimos a apostar, dile a Vecchio que El Santo lo busca.El hombre de la puerta de inmediato llamó a un compañero y l
Joseph abrazó a Paola y comenzó a darle besos en el cuello, soltó la crineja que se había hecho y alborotó su cabello.—Contestame Joseph —exigió Paola mortificada.—Ni idea de que hizo ella con eso, ella se encargó —contestó él concentrado en besarla.— ¿Quieres decir que existen óvulos con tu simiente congelados en alguna clínica de fertilidad?—Francamente no lo creo —Joseph le dio un beso ligero en los labios y metió sus manos dentro de su blusa—. Paola, Chloe no me quiso a mí, mucho menos iba a querer tener un hijo mío.Paola le vio sentido a su razonamiento y se entregó a los besos y caricias de su esposo.A la mañana siguiente Paola estaba contenta de que Joseph se ofreciera a acompañarla al hotel y a llevar a Emily al colegio.En el camino que igual hicieron con el chofer, Joseph le preguntó a Emily.— ¿Emily te gustaría jugar con la pequeña Daphne, la hija de Rebeka Larsson.— ¡Sí!, yo le enseño canciones en español.Joseph miró a Paola.—Ayer mi amigo Diego vino a conversar
Joseph llegó a la mansión Coppola usando una entrada clandestina con autorización previa, lo recibió Michael; aun Diego no llegaba.Diego vivía en un departamento, pero allí tenían el centro de operaciones de Halcón.— ¿Todo bien chef? —Le saludó Michael con un asentimiento.—Buenos días —respondió Joseph serio.Michael se acercó a él.—Permítame aprovechar la oportunidad para pedirle disculpas por el mal rato que pasó su esposa el otro día.Joseph no estaba nada convencido.—Lo dejé pasar en su momento y ahora me ayudas, pero una cosa es segura; no te dejaré otra oportunidad de tratar a mi mujer como lo hiciste antes.Michael bajó la cabeza.—No me enorgullece haberla maltratado porque resultó ser inocente, pero no tengo tiempo para sutilezas.—Diego me dijo que tu mujer está secuestrada.Michael afirmó con la cabeza y Diego entró a la casa junto a su hermano.—El escorpión quiere negociar con Halcón —informó Diego—, hoy hablarás con él Michael.— ¿No te dijo nada acerca de mí? —Preg
—Brenda, tengo mucho trabajo —le explicó Paola y no es una excusa, en realidad está preocupada y quisiera que Joseph estuviera con ella.—Tú cocinas con los ojos cerrados, eso del evento no es nada para ti, contrario a mí que la cocina es por completo física nuclear.Paola se echó a reír.—Puedo enseñarte lo básico, para que veas que no es nada difícil.Brenda sonrió de manera tan emocionada que sus rasgos cambiaron, se veía tan dulce como su hermana Belinda, y Brenda no tenía nada de dulzura en su hermoso y tonificado cuerpo.— ¿Qué te parece si tú me enseñas a cocinar y yo te doy unas clases en el cuadrilátero?Paola se echó a reír y apreció la distracción con su ocurrente amiga, solo imaginarse ir al gimnasio ya sentía que le entraba nervios.Paola siempre admiró la agilidad de Brenda, su confianza y valentía para enfrentar la vida.—Olvidas que en las clases de defensa personal en el orfanato era la más terrible, creo que la hermana Carmela a sus noventa años lo haría mejor que yo
Joseph está completamente aturdido, su visión es más que borrosa, el cuerpo le duele como nunca, en sus oídos hay un pitido y está en el suelo de nuevo, está vez no cree poder levantarse.— ¡Joe!... ¡¿dónde estás?!— ¡Diego, esto se va a volver nada en cuestión de segundos! —le reclamó Alessandro a su hermano menor.—Debo encontrar a Joe.—Maldición Diego, si no responde es que está muerto, tienes una hija pequeña, muchos te necesitan.—Él también tiene una hija pequeña, no me iré sin él.—Maldición hermano…—Lo veo… —Diego corrió como un cohete hacia Joseph y levanta la puerta que lo cubre, lo ha visto de milagro. Alessandro lo ayuda a mover los escombros y no se atreve a ver a otra parte, solo quiere salir de allí y no se atreve a irse sin su hermano. Joseph reacciona, pero le duele demasiado el pecho, apenas puede respirar, ni mucho menos hablar.Diego lo mueve y Joseph da un alarido al sentir como todo su cuerpo está adolorido, de todas partes emana sangre, está muy herido.Pero
Tamara gritaba desesperada, estaba más allá de la baranda que es la defensa viendo hacia el precipicio.— ¡Tamara puedes resbalar! —Gritó Justin y miró a los niños—. Deben quedarse acá.Pero apenas Justin soltó a los niños quisieron correr hacia su hermana y él los detuvo de nuevo.—Mi mamá —clamaban a coro.—Deben quedarse aquí para poder ayudar ¿de acuerdo? —expresó con carácter y los niños asintieron con la cabeza.Justin corrió por Tamara y dio un brinco a la baranda para llegar a su lado.Tamara estaba de rodillas y su mirada estaba fija hacia abajo.Justin tocó su espalda viendo impresionado el cuerpo de la mujer en posición antinatural, su cabeza había dado contra una roca que ahora lucía roja por el enorme charco de sangre.Tamara sintió el tacto de Justin y se levantó y lo abrazó escondiendo su cara en su pecho dando gritos desgarradores de puro dolor.Justin sin soltarla llamó a emergencias y después de explicar lo sucedido la apretó entre sus brazos.No tenía idea de que de
Paola colgó. Respiró profundo y trató de calmarse.—Eso es mentira Paola, no le creas —se dijo a sí misma.Siente que sus ojos pican, muy dentro de ella le cree a Alfredo, porque no cree que alguien pueda quererla realmente, menos un hombre tan perfeccionista como Joseph.Salió de los vestidores, dispuesta a tener fe en Joseph, pues si bien es cierto que se siente poca cosa para él, también es cierto que confía en su integridad, decide esperar a hablar con él y no dar por sentado lo que le dice Alfredo.Al salir consiguió a Elena conversando con Pierre.—Paola ven —la llamó Elena—. ¿Ya pensaste en los platos italianos para el evento?Paola negó con la cabeza.—Quiero hablarlo con Joseph, que él me recomiende que sería mejor.—Pensé que Joseph nos ayudaría —inquirió Pierre.—Él está ocupado —contestó Paola.—Ustedes son perfectamente capaces, estoy segura que Joseph ya les enseñó todo lo que debía —exclamó Elena.—Ya sé que haré, así que debe esforzarse para que París no le dé una bof