Paola movió su rostro la milésima necesaria para unir sus labios y besarse como es debido y cuando apenas tuvo aliento contestó.—Ya tampoco quiero estar sola.Joseph la abrazó fuerte y se besaron con el hambre que ambos tienen, expertos en saciar el hambre física del mundo, pero con mucha necesidad de afecto decidieron dárselo.Las manos cálidas de Joseph la acariciaban mientras la besaba, ambos con los ojos cerrados disfrutando de la compañía del otro.Paola no recordaba estar así con Wilmer, con él era una manojo de nervios y remordimientos, porque sabía muy dentro de ella que no estaba bien un amor a escondidas de las monjas, porque quería compartir con él como su novia y era poca cosa para su familia.A Paola su conciencia le reclamaba estar haciendo lo mismo que con Wilmer, se entregaba sin pedir amor a cambio, con Joseph era peor, porque era su esposo, pero ella sabía que su corazón estaba lejos de ella.Sabía que ella solo era el bálsamo para saciar la soledad que él había sen
— ¿Por qué me dices eso? —Preguntó Paola algo violenta. Paola esperaba que Joseph le hiciera un desplante, algo tipo “ya nos casamos puedes dejar de hacerte ilusiones”. —Mi hermano cerró la fiesta con broche de oro, primero Chloe llorando en la iglesia y luego Alfredo dijo que nuestro matrimonio es una farsa —Joseph se levantó de la cama y tomó la bata de baño y se la puso—. El grupo empresarial está casi en la quiebra y ahora yo luzco como un fraude y tú como una arribista. —Joseph la gente siempre hablará, sobre todo la clase alta —contestó ella más calmada. Joseph seguía preocupado por su reputación y la percepción de su apellido en la sociedad y no se daba cuenta de la inseguridad que mostraba Paola. —Al menos cuento con la familia Larsson, y Robert Mendoza está dispuesto a aliarse conmigo en una colaboración en nuestras empresas, todo estaba saliendo bien, pero Alfredo y sus payasadas. — ¿Entonces realmente yo era idónea porque los Mendoza son mis compadres? —susurró Paola r
Llegaron al área familiar reservada para los dueños en el hotel Larsson Curazao, aquí era un terreno apartado del hotel, dividido por un estacionamiento y amplio jardín lleno de caminerías.El servicio del hotel los recibió y permitieron entrar a una playa privada con varias casas independientes, era otro hotel, varias casas y una enorme piscina con tobogán frente a una playa privada.A Paola y a Joseph les asignaron una de las casas, al entrar vieron con asombro que era una casa completa, sala, cocina, dos habitaciones abajo y dos habitaciones arriba.— ¿Esto es una casa entera? —Preguntó Paola.—Así es señora hay hasta ahora 15 suites y a veces son alquiladas a personalidades, menos las del señor Bernhard y el señor Sebasthian —contestó el botones que llevaba las maletas.Joseph le dio propina y se retiró.—Estuve conversando con Pablo Larsson y Dante Martino, me gustaría contratar a su empresa para la construcción de una posada en un terreno que tengo en París —comentó Joseph.Aur
Joseph sonrió, porque la niña estaba convencida que él tenía una pierna biónica de pirata.—Emily, mi pierna está bien, no es robótica o de madera, aunque si es fea, ¿no te importa?La niña negó con la cabeza.— ¿Puedes ir conmigo como si fueras mi papá? —Si tú quieres.Emily afirmó y se paró como resorte de las piernas de su madre.Joseph vio a su alrededor, no había más que conocidos, era una playa privada, confió en que todos sabían de su accidente y quizás ninguno se quedaba mirándolo demasiado.No lo analizó más, le pareció que era peor quedarse allí solo mirándolos con una niña triste y no pudo dar media vuelta e irse como hubiera hecho antes.Porque ahora era distinto, Paola era su esposa y Emily su responsabilidad y él era un hombre responsable.Así que se quitó la camisa y pantalones, tenía una short de neopreno porque planeaba nadar más tarde cuando nadie lo viera; el short llegaba a medio muslo y ocultaba bastante sus peores cicatrices, aunque si ponían atención se notaba
Paola miró el cielo y tragó las lágrimas que subieron a su garganta.«Si fuera libre de comprometer mi vida»Paola lo miró, iba a contarle que debía ir a Venezuela y entregarse a la justicia al terminar su compromiso con él, pero los ojos azules de Joseph concentrados en ella, esperando un veredicto, él era un hombre tan guapo y tan lleno de inseguridades y Paola deseaba tanto hacerlo feliz.Porque lo merecía, él había hecho mucho por ella, le había dado la libertad de dejar a su hija segura.Le había dado amor y ella quería probar lo que era ser feliz al menos una vez en la vida.Paola se acercó a él y se estiró de puntillas para besarlo.Joseph la abrazó por la cintura y le correspondió besándola con pasión. Al separarse para respirar Paola le dijo:—Me gustaría de todo corazón tener la versión de un nosotros.Joseph volvió a besarla.«Toda una vida en cinco años» Pensó Paola.Esa noche Paola no se escondió, se bañaron juntos e hicieron el amor con la luz encendida, casi no hablaron
No permitieron que ninguno acompañara a Verónica en la ambulancia.Bernhard estaba muy preocupado y no era ni la sombra del hombre ecuánime que siempre es ante la vida.Toda la familia había ido al hospital y dejaron a los niños con chicas del servicio del hotel y Aurora.Sebasthian el hijo de Bernhard había ido a hablar con el director del hospital, para asegurarse que Verónica recibiera todo lo que necesitara, los mejores doctores, incluso si había que trasladarla a otra parte, le aseguraron que la atendería la directora de cardiología.Bernhard temblaba y parecía que a él también le daría un infarto, ni su hermano o cuñada lograban calmarlo.Dante Martino quien lo ayudó a auxiliar a Verónica se acercó a él y buscó su mirada tomándolo por los antebrazos.—Larsson, mírame; entiendo lo que estás pasando, pero recuerda que cuando yo pasé por lo mismo, tú me dijiste que los médicos saben lo que hacen, debes calmarte o la acompañarás allá dentro en otra camilla.—Yo tengo la culpa, ella
Paola está pálida y el resto la miran muy molestos.—Verónica no está ocultando nada, solo que creo que ella está apenada —reconoció Paola y todos la ven como si de repente tuviera dos cabezas.— ¿Cómo qué está apenada? —Preguntó Bernhard.—Porque ella…, ella se descompensó, eso es; se descompensó porque olvidó comer, se desmayó por una baja de azúcar y ahora solo quiere que sigamos adelante con los planes, eso es —contestó Paola gesticulando con las manos—. Ahora le están pasando la hidratación y me advirtió que debo ponerme a hacer el pastel, déjeme hablar con ella y luego podrá pasar.Bernhard se detuvo, la última vez que hablaron Verónica y él discutieron, así que dejó que Paola entrara de nuevo a la habitación.Paola entró y cerró la puerta.—Verónica, apenas pude detener al señor Bernhard, pero entrará.Verónica tomó aire y limpió sus ojos.—Ve a hacer el condenado pastel, yo estoy bien.Paola se acercó a Verónica y le dio un beso en la mejilla.—Fuerza Verónica y si te sientes
El ánimo de todos en Curazao decayó, los niños inocentes continuaban disfrutando del mar y las abuelas al pendiente.En la suite Paola y Joseph están en la cocina y en silencio preparan el pastel.Paola espera que la batidora haga su trabajo y lo observa agregar la mezcla en el molde enharinado y llevarlo al horno, aún con Joseph dándole la espalda comienza aclarándose la garganta.—No es nada grave Joseph.— ¿A qué te refieres? —Pregunta Joseph y Paola pone los ojos en blanco porque él se hace el desentendido.—Lo que me confió Verónica…— ¿Sugieres que soy chismoso y quiero enterarme? —Joseph resopló de manera bastante despectiva.— ¿Entonces por qué estás enojado conmigo?Joseph la observó y soltó el bastón para sentarse en un taburete cerca de ella.—En esa sala de hospital habían muchas mujeres, todos saben que Verónica está molesta con Bernhard Larsson, he trabajado con los Larsson por años, puedo decir con toda certeza que el pasatiempo favorito de esos dos es jugar al gato y a