Paola miró el cielo y tragó las lágrimas que subieron a su garganta.«Si fuera libre de comprometer mi vida»Paola lo miró, iba a contarle que debía ir a Venezuela y entregarse a la justicia al terminar su compromiso con él, pero los ojos azules de Joseph concentrados en ella, esperando un veredicto, él era un hombre tan guapo y tan lleno de inseguridades y Paola deseaba tanto hacerlo feliz.Porque lo merecía, él había hecho mucho por ella, le había dado la libertad de dejar a su hija segura.Le había dado amor y ella quería probar lo que era ser feliz al menos una vez en la vida.Paola se acercó a él y se estiró de puntillas para besarlo.Joseph la abrazó por la cintura y le correspondió besándola con pasión. Al separarse para respirar Paola le dijo:—Me gustaría de todo corazón tener la versión de un nosotros.Joseph volvió a besarla.«Toda una vida en cinco años» Pensó Paola.Esa noche Paola no se escondió, se bañaron juntos e hicieron el amor con la luz encendida, casi no hablaron
No permitieron que ninguno acompañara a Verónica en la ambulancia.Bernhard estaba muy preocupado y no era ni la sombra del hombre ecuánime que siempre es ante la vida.Toda la familia había ido al hospital y dejaron a los niños con chicas del servicio del hotel y Aurora.Sebasthian el hijo de Bernhard había ido a hablar con el director del hospital, para asegurarse que Verónica recibiera todo lo que necesitara, los mejores doctores, incluso si había que trasladarla a otra parte, le aseguraron que la atendería la directora de cardiología.Bernhard temblaba y parecía que a él también le daría un infarto, ni su hermano o cuñada lograban calmarlo.Dante Martino quien lo ayudó a auxiliar a Verónica se acercó a él y buscó su mirada tomándolo por los antebrazos.—Larsson, mírame; entiendo lo que estás pasando, pero recuerda que cuando yo pasé por lo mismo, tú me dijiste que los médicos saben lo que hacen, debes calmarte o la acompañarás allá dentro en otra camilla.—Yo tengo la culpa, ella
Paola está pálida y el resto la miran muy molestos.—Verónica no está ocultando nada, solo que creo que ella está apenada —reconoció Paola y todos la ven como si de repente tuviera dos cabezas.— ¿Cómo qué está apenada? —Preguntó Bernhard.—Porque ella…, ella se descompensó, eso es; se descompensó porque olvidó comer, se desmayó por una baja de azúcar y ahora solo quiere que sigamos adelante con los planes, eso es —contestó Paola gesticulando con las manos—. Ahora le están pasando la hidratación y me advirtió que debo ponerme a hacer el pastel, déjeme hablar con ella y luego podrá pasar.Bernhard se detuvo, la última vez que hablaron Verónica y él discutieron, así que dejó que Paola entrara de nuevo a la habitación.Paola entró y cerró la puerta.—Verónica, apenas pude detener al señor Bernhard, pero entrará.Verónica tomó aire y limpió sus ojos.—Ve a hacer el condenado pastel, yo estoy bien.Paola se acercó a Verónica y le dio un beso en la mejilla.—Fuerza Verónica y si te sientes
El ánimo de todos en Curazao decayó, los niños inocentes continuaban disfrutando del mar y las abuelas al pendiente.En la suite Paola y Joseph están en la cocina y en silencio preparan el pastel.Paola espera que la batidora haga su trabajo y lo observa agregar la mezcla en el molde enharinado y llevarlo al horno, aún con Joseph dándole la espalda comienza aclarándose la garganta.—No es nada grave Joseph.— ¿A qué te refieres? —Pregunta Joseph y Paola pone los ojos en blanco porque él se hace el desentendido.—Lo que me confió Verónica…— ¿Sugieres que soy chismoso y quiero enterarme? —Joseph resopló de manera bastante despectiva.— ¿Entonces por qué estás enojado conmigo?Joseph la observó y soltó el bastón para sentarse en un taburete cerca de ella.—En esa sala de hospital habían muchas mujeres, todos saben que Verónica está molesta con Bernhard Larsson, he trabajado con los Larsson por años, puedo decir con toda certeza que el pasatiempo favorito de esos dos es jugar al gato y a
En la tarde todos se reunieron en el caney con un pastel de tres pisos, con detalles hechos con manga pastelera y una corona dorada en la cima.Todos estaban impresionados por la rapidez con que Paola y Joseph habían hecho semejante pastel tan hermoso.Verónica estaba tan emocionada que aplaudió al ver el pastel.—Era lo que quería, ha quedado perfecta.Ninguno objetó con respecto a su anterior malestar, solo Bernhard que no le permitía levantarse de una cómoda poltrona, parecía ella la agasajada de la noche.Los niños felices por el pastel estaban impacientes por probarlo y reían alrededor.— ¿Verónica de verdad te sientes bien? —Le preguntó Paola en voz baja.—Estoy perfectamente, si lo que necesito es bajar el estrés pues ya lo decidí, no me estresaré más.Paola sonrió.— ¿Lo decidiste? Eso no puede solo decidirse.—Pero cuando no hay remedio, hacemos lo necesario —respondió Verónica y Paola concedió afirmando con la cabeza, la doctora les dijo que su condición como tal n
Justin la escoltó a su oficina a Valentina y habló con su secretaria en italiano, abrió la puerta de su despacho y ella entró y se sentó frente al escritorio.Justin le dio su teléfono celular con el contacto de su madre listo para marcar.Valentina escuchó apenas dos timbrazos cuando Verónica contestó.***Verónica Santiani…— ¡Mami!***Deja que llegue a Milán, me vas a escuchar Valentina, ¿cómo es posible que seas tan tonta?—Ya estoy bien mami, pero necesito donde hospedarme hasta el lunes.***No te preocupes, te quedarás allí en el hotel Larsson.—Gracias mami, yo sabía que podía contar con mi papi… perdón, mejor me calló —Valentina bromeaba con Bernhard, pero tenía prohibido hacerlo en público y allí estaba Justin.***Si mejor te callas, te enviaré dinero.—Mami es que no tengo teléfono, no puedo contar con dinero electrónico.—En el hotel hay computadoras, supongo que tienes tus tarjetas.***Mami es que no recuerdo mis contraseñas, quedó todo en mi teléfono dañado.Valentina arru
Paola desde que aceptó hacerse esposa de Joseph empezó a conocer un hombre que no imaginaba pudiera ser, se había enamorado de él casi que de inmediato; así que cuando él con determinación le dijo que debían enfrentar a los Padilla sintió un miedo terrible.Paola lo abrazó fuerte y tembló de miedo.—No, por favor Joseph —ahora se arrepiente de haberle contado todo eso y niega con la cabeza aferrada a él—. No debí decirte, por favor olvídalo.Joseph la despegó de él para poder mirarla a los ojos y odia profundamente ver su pánico.—No puedo olvidarlo, esto afecta tu vida y no puedo quedarme como si no hubiera escuchado nada.—Estamos muy lejos de ellos, tú nada tienes que ver.— ¿Cómo qué no? ¡Yo le di dinero a ese hombre! Paola si me hubieras contado todo esto no lo habría hecho.—Me iban a deportar, él reclamaría su derecho de paternidad y mi inocente hija sería Padilla —Paola negó con la cabeza—. Tú no tienes idea de cómo viven Joseph, ellos están malditos corrompidos en el alma. Al
Paola cerró los ojos con fuerza y las lágrimas siguieron fluyendo, volteó y sus rostros quedaron muy juntos.—No quiero dejarte, ¡Dios mío! No sabes lo difícil que es para mí enfrentar lo que he postergado tanto tiempo.—Entonces no lo hagas.Paola negó con la cabeza y Joseph besó su mejilla palpando con los labios la humedad de sus lágrimas.—Debo hacerlo.—Si también me vas a dejar debo alejarme de ti —Joseph se retiró un poco y Paola se aferró a él.— ¡No! Por favor Joseph, no te alejes de mí, permíteme vivir este tiempo de gracia.— ¿Crees que tenemos control de esto que sentimos? Yo no estoy acostumbrado a fracasar, solo que en el amor ya no quiero intentar nada más, porque no se me da.—Ya tengo miedo de enamorarme de ti porque ya lo hice, aunque no lo tenía permitido no pude evitarlo.—Déjame al menos intentar hacer algo —le pidió Joseph casi rogando por confianza en su capacidad para cuidarla.—Entiende que no podré soportar si te pasa algo.— ¡Yo no necesito que me cuiden! —