En la tarde todos se reunieron en el caney con un pastel de tres pisos, con detalles hechos con manga pastelera y una corona dorada en la cima.Todos estaban impresionados por la rapidez con que Paola y Joseph habían hecho semejante pastel tan hermoso.Verónica estaba tan emocionada que aplaudió al ver el pastel.—Era lo que quería, ha quedado perfecta.Ninguno objetó con respecto a su anterior malestar, solo Bernhard que no le permitía levantarse de una cómoda poltrona, parecía ella la agasajada de la noche.Los niños felices por el pastel estaban impacientes por probarlo y reían alrededor.— ¿Verónica de verdad te sientes bien? —Le preguntó Paola en voz baja.—Estoy perfectamente, si lo que necesito es bajar el estrés pues ya lo decidí, no me estresaré más.Paola sonrió.— ¿Lo decidiste? Eso no puede solo decidirse.—Pero cuando no hay remedio, hacemos lo necesario —respondió Verónica y Paola concedió afirmando con la cabeza, la doctora les dijo que su condición como tal n
Justin la escoltó a su oficina a Valentina y habló con su secretaria en italiano, abrió la puerta de su despacho y ella entró y se sentó frente al escritorio.Justin le dio su teléfono celular con el contacto de su madre listo para marcar.Valentina escuchó apenas dos timbrazos cuando Verónica contestó.***Verónica Santiani…— ¡Mami!***Deja que llegue a Milán, me vas a escuchar Valentina, ¿cómo es posible que seas tan tonta?—Ya estoy bien mami, pero necesito donde hospedarme hasta el lunes.***No te preocupes, te quedarás allí en el hotel Larsson.—Gracias mami, yo sabía que podía contar con mi papi… perdón, mejor me calló —Valentina bromeaba con Bernhard, pero tenía prohibido hacerlo en público y allí estaba Justin.***Si mejor te callas, te enviaré dinero.—Mami es que no tengo teléfono, no puedo contar con dinero electrónico.—En el hotel hay computadoras, supongo que tienes tus tarjetas.***Mami es que no recuerdo mis contraseñas, quedó todo en mi teléfono dañado.Valentina arru
Paola desde que aceptó hacerse esposa de Joseph empezó a conocer un hombre que no imaginaba pudiera ser, se había enamorado de él casi que de inmediato; así que cuando él con determinación le dijo que debían enfrentar a los Padilla sintió un miedo terrible.Paola lo abrazó fuerte y tembló de miedo.—No, por favor Joseph —ahora se arrepiente de haberle contado todo eso y niega con la cabeza aferrada a él—. No debí decirte, por favor olvídalo.Joseph la despegó de él para poder mirarla a los ojos y odia profundamente ver su pánico.—No puedo olvidarlo, esto afecta tu vida y no puedo quedarme como si no hubiera escuchado nada.—Estamos muy lejos de ellos, tú nada tienes que ver.— ¿Cómo qué no? ¡Yo le di dinero a ese hombre! Paola si me hubieras contado todo esto no lo habría hecho.—Me iban a deportar, él reclamaría su derecho de paternidad y mi inocente hija sería Padilla —Paola negó con la cabeza—. Tú no tienes idea de cómo viven Joseph, ellos están malditos corrompidos en el alma. Al
Paola cerró los ojos con fuerza y las lágrimas siguieron fluyendo, volteó y sus rostros quedaron muy juntos.—No quiero dejarte, ¡Dios mío! No sabes lo difícil que es para mí enfrentar lo que he postergado tanto tiempo.—Entonces no lo hagas.Paola negó con la cabeza y Joseph besó su mejilla palpando con los labios la humedad de sus lágrimas.—Debo hacerlo.—Si también me vas a dejar debo alejarme de ti —Joseph se retiró un poco y Paola se aferró a él.— ¡No! Por favor Joseph, no te alejes de mí, permíteme vivir este tiempo de gracia.— ¿Crees que tenemos control de esto que sentimos? Yo no estoy acostumbrado a fracasar, solo que en el amor ya no quiero intentar nada más, porque no se me da.—Ya tengo miedo de enamorarme de ti porque ya lo hice, aunque no lo tenía permitido no pude evitarlo.—Déjame al menos intentar hacer algo —le pidió Joseph casi rogando por confianza en su capacidad para cuidarla.—Entiende que no podré soportar si te pasa algo.— ¡Yo no necesito que me cuiden! —
Joseph sintió que su corazón se saltó un latido, apretó los puños y su ceño fruncido solo le causa gracia a su hermano menor que ríe batiendo palmas.—Ahora estás muy molesto ¿cierto? Corriste a comprarte una esposa y resulta que el amor de tu vida estaba disponible.—No solo te irás de mi oficina —Joseph acentuó el “mi oficina” con eso hería más a su hermano—. Te irás del edificio, no trabajarás más aquí.—No puedes botarme del grupo empresarial —Alfredo se sentó muy cómodo en la silla frente a Joseph—, aunque me hayas quitado la presidencia que me dejó nuestro abuelo sigo siendo heredero.—Y te voy a poner a dirigir un proyecto. Irás a París, allá tengo un terreno y mi intención era convertirlo en una posada, pero es lo suficientemente extenso y de fácil acceso para que sea terreno de siembra.Alfredo se echó a reír.—Quieres que me vuelva un campesino.—Es el trabajo que te toca hacer para el grupo empresarial Rinaldi —Alfredo siguió riendo y se levantó, iba a salir de allí sin nin
Paola después de escuchar a su amiga desahogarse la sacó del restaurante, ella no estaba nada bien.Joseph se sorprendió cuando Paola le pidió llevarla a casa, pero no hizo comentario hasta dejarla en la puerta de su pequeña casa.De regreso Paola estaba pensativa.— ¿Qué le pasa a Tamara? —Preguntó Joseph y Paola suspiró.—No sé qué aconsejarle. Está embarazada, me pidió acompañarla a la clínica para deshacerse del bebé, porque ha ido dos veces y no ha sido capaz. —No es algo planeado entonces —inquirió Joseph—, ella es muy joven y francamente tiene una vida por delante que se verá limitada si es madre ahora.—Yo estuve en su posición; Emily es mi ángel, aunque su padre es una bestia. Yo lo pensé y no me atreví, por eso no sé qué decirle a Tamara que tiene tantos problemas.— ¿El padre sabe?—No, ellos no tuvieron una relación seria, fueron poco más que sexo casual.— ¿Justin?Paola afirmó con la cabeza.—Obviamente no es algo planeado.Joseph se quedó callado pensando en los planes
Justin llevó a Valentina por un tour en Milán, la acompañó al banco y luego le invitó a comer gelato.—Voy a engordar en Italia —bromeó Valentina.—He probado comida de muchas partes del mundo, pero la italiana es mi favorita.— ¿Has viajado mucho? —Preguntó Valentina y Justin sonrió.Valentina todo quería saberlo, hasta el más mínimo detalle, eso sorprendentemente le gustaba de ella.—Antes cuando era asistente de Sebasthian Larsson viajaba mucho, pero luego me hice gerente acá y ya no quise salir de Italia.— ¿Y cuando en tu negocio propio no te fue bien, no quisiste regresar?Justin sonrió.—A todo tiene que encontrarle explicación, señorita periodista.Valentina desvió la mirada.—Yo fracasé como periodista.Justin tomó su mano.—Tendrás una nueva oportunidad si es tu destino, solo debes encontrar la manera de hacerlo. Yo no me rendiré en mi negocio, solo que me acostumbré a mi ritmo de vida y los Larsson pagan muy bien.— ¿Solo por eso? Se te nota que te encanta tu trabajo.Justi
Paola volteó y de inmediato se estaban besando, ambos urgidos de tocarse y sentirse, se han necesitado, su deseo estaba contenido como olla de presión.—Joseph, yo…— ¡Schh! No digas nada —le increpó Joseph con los ojos cerrados y soltando los botones del pijama.Paola se entregó, entendió que entre ellos había demasiada pasión condensada, que se necesitaban y esto era lo que ella quería.Disfrutarlo, entregarse, sin atarlo, sin pedirle amor, ella no se sentía con derecho.Pero mientras él quisiera besarla ella le arrebatará estos momentos en que se siente amada, protegida por un hombre al cual ama con locura.Joseph la montó en la mesa de la cocina y soltó su cabellos de la coleta mientras besaba su cuello, pasando la lengua por donde siente la arteria que desbocada bombea haciendo su ritmo acelerado.Con sus manos aprieta sus pechos uniéndolos como montañas que muerde con desesperación.Paola gime de gusto y él capturó su pezón con los dientes mientras sube una de sus manos y mete s