Ya el día estaba iluminado cuando el sonido del teléfono despertó a Paola y a Joseph. Él sorprendido voló de la cama y atendió el teléfono que está en la mesa de noche mientras agarraba su celular con la otra mano. —Sí, estoy bien, lo lamento, ya voy en camino, coordina todo en el restaurante —Joseph colgó y miró a Paola que cubrió su desnudez con la sabana. —Mi celular no tiene batería y olvidé cargarlo, no sonó la alarma y es tardísimo. —Y usted nunca llega tarde chef. Joseph sonrió y la abrazó raspando con su barba el cuello de Paola haciéndola gritar y reír. —Eres una mala influencia —él se separó de ella y acarició su cara—. Quisiera quedarme. —Ya dijiste que ibas en camino. Joseph le dio un sonoro beso. —Qué mal que soy responsable. Paola rio a carcajadas viéndolo ir al baño. Joseph regresó y se vistió delante de ella, su mandíbula aún apretada, estaba pendiente del espejo al reflejo de ella. Esperando ver rechazo. Pero Paola estaba en la c
Paola corrió a la pequeña habitación, sus manos tiemblan, su garganta está cerrada con un nudo, su corazón palpita desbocado. —Ya esta mañana nos casamos legalmente, y él reclamó su herencia. En la mañana en medio de los últimos ajustes, Cristian había asistido con un juez y en el estudio habían firmado el matrimonio, sin popa o fotos, lo importante era que Joseph asumiera en papel su puesto como presidente del grupo empresarial, luego la habían arrastrado a maquillar y peinar. Paola se ve en un espejo. —Debes demostrar entereza Paola, solo debo insistir en que Joseph cumpla con su palabra y adopte a Emily como su hija, él lo hará, él es un hombre de palabra y yo podré hacer lo que debí hacer hace mucho tiempo —una lágrima brota sin su permiso y ella la limpia—. Él la ama a ella, ha hecho mucho por mí, no puedo ser tan egoísta. Debo entenderlo, se acabó, no merezco una vida de cuento, debo pagar mis culpas… Paola no puede evitar sentirse terrible y muy tonta por habe
Joseph hubiera querido explicarle, pero estaban llegando al hotel Larsson donde sería la recepción.Abrieron la puerta de la limusina para que bajaran y los flashes y los invitados felicitándolos los abrumaron. Al entrar los recibió la música para que los novios bailaran, Joseph dejó su bastón y llevó a Paola, pero vaya, como le dolía la pierna.— ¿Te duele mucho la pierna? —le preguntó Paola a mitad del vals.Joseph la miró impresionado que pudiera saber eso.— ¿Cómo sabes que me duele mucho la pierna?—Frunces el ceño, tenía días que no te veía así, tu cara es la del chef amargado.—La verdad me duele bastante.—Vayamos a sentarnos.—Deja que termine el vals, tampoco es mucho lo que puedo moverme.Paola vio una vez más su inseguridad por sus lesiones, ella lo entendía demasiado bien, no era fácil necesitar esconder tanto de uno por temor a la crítica.—Recuerda que yo no te juzgo.Paola lo abrazó y puso su mejilla en su pecho.Joseph estaba agradecido, ella aparentaba ser una novia
—Recuérdame, ¿por qué fue que me aceptaste en primer lugar? —Preguntó Joseph irónico—. No me pongas como un villano y menos me pongas el listón de esa bazofia que es el padre de tu hija; sabías en lo que te metías y lo aceptaste por conveniencia.Paola dio un paso atrás.—Claro, jefe, no puedo olvidar que lo nuestro es solo un acuerdo —Paola le pasó por un lado de vuelta al hotel.—Ve entonces que lo haces perfectamente en tu trabajo, todos están a la expectativa de que te molestes conmigo por celos de Chloe.Paola se devolvió y lo enfrentó furiosa.— ¿Crees que me gustó ver cómo me utilizaste para atraer a tu exnovia?—No hice tal cosa, pero eso igual no te importó, porque yo no te importo nada.—Yo tengo sangre en las venas Joseph, claro que me importa y te quiero lo suficiente para sentir remordimientos porque lo que quería era irme de allí.Joseph agrandó los ojos incrédulo.—Tú no me quieres —espetó—. Y si te querías ir es porque soy el pepino aplastado, el espagueti arrogante—.
Paola movió su rostro la milésima necesaria para unir sus labios y besarse como es debido y cuando apenas tuvo aliento contestó.—Ya tampoco quiero estar sola.Joseph la abrazó fuerte y se besaron con el hambre que ambos tienen, expertos en saciar el hambre física del mundo, pero con mucha necesidad de afecto decidieron dárselo.Las manos cálidas de Joseph la acariciaban mientras la besaba, ambos con los ojos cerrados disfrutando de la compañía del otro.Paola no recordaba estar así con Wilmer, con él era una manojo de nervios y remordimientos, porque sabía muy dentro de ella que no estaba bien un amor a escondidas de las monjas, porque quería compartir con él como su novia y era poca cosa para su familia.A Paola su conciencia le reclamaba estar haciendo lo mismo que con Wilmer, se entregaba sin pedir amor a cambio, con Joseph era peor, porque era su esposo, pero ella sabía que su corazón estaba lejos de ella.Sabía que ella solo era el bálsamo para saciar la soledad que él había sen
— ¿Por qué me dices eso? —Preguntó Paola algo violenta. Paola esperaba que Joseph le hiciera un desplante, algo tipo “ya nos casamos puedes dejar de hacerte ilusiones”. —Mi hermano cerró la fiesta con broche de oro, primero Chloe llorando en la iglesia y luego Alfredo dijo que nuestro matrimonio es una farsa —Joseph se levantó de la cama y tomó la bata de baño y se la puso—. El grupo empresarial está casi en la quiebra y ahora yo luzco como un fraude y tú como una arribista. —Joseph la gente siempre hablará, sobre todo la clase alta —contestó ella más calmada. Joseph seguía preocupado por su reputación y la percepción de su apellido en la sociedad y no se daba cuenta de la inseguridad que mostraba Paola. —Al menos cuento con la familia Larsson, y Robert Mendoza está dispuesto a aliarse conmigo en una colaboración en nuestras empresas, todo estaba saliendo bien, pero Alfredo y sus payasadas. — ¿Entonces realmente yo era idónea porque los Mendoza son mis compadres? —susurró Paola r
Llegaron al área familiar reservada para los dueños en el hotel Larsson Curazao, aquí era un terreno apartado del hotel, dividido por un estacionamiento y amplio jardín lleno de caminerías.El servicio del hotel los recibió y permitieron entrar a una playa privada con varias casas independientes, era otro hotel, varias casas y una enorme piscina con tobogán frente a una playa privada.A Paola y a Joseph les asignaron una de las casas, al entrar vieron con asombro que era una casa completa, sala, cocina, dos habitaciones abajo y dos habitaciones arriba.— ¿Esto es una casa entera? —Preguntó Paola.—Así es señora hay hasta ahora 15 suites y a veces son alquiladas a personalidades, menos las del señor Bernhard y el señor Sebasthian —contestó el botones que llevaba las maletas.Joseph le dio propina y se retiró.—Estuve conversando con Pablo Larsson y Dante Martino, me gustaría contratar a su empresa para la construcción de una posada en un terreno que tengo en París —comentó Joseph.Aur
Joseph sonrió, porque la niña estaba convencida que él tenía una pierna biónica de pirata.—Emily, mi pierna está bien, no es robótica o de madera, aunque si es fea, ¿no te importa?La niña negó con la cabeza.— ¿Puedes ir conmigo como si fueras mi papá? —Si tú quieres.Emily afirmó y se paró como resorte de las piernas de su madre.Joseph vio a su alrededor, no había más que conocidos, era una playa privada, confió en que todos sabían de su accidente y quizás ninguno se quedaba mirándolo demasiado.No lo analizó más, le pareció que era peor quedarse allí solo mirándolos con una niña triste y no pudo dar media vuelta e irse como hubiera hecho antes.Porque ahora era distinto, Paola era su esposa y Emily su responsabilidad y él era un hombre responsable.Así que se quitó la camisa y pantalones, tenía una short de neopreno porque planeaba nadar más tarde cuando nadie lo viera; el short llegaba a medio muslo y ocultaba bastante sus peores cicatrices, aunque si ponían atención se notaba