Pov lia evansPor fin, después de tantos días, al fin salgo del dichoso hospital. Durante ese tiempo, todos estuvieron pendientes de mí y me dio la oportunidad para arreglar las cosas con Ed, cosa que no le gustó mucho a Max, pero que se joda, Ed es mi amigo y no terminaré mi amistad porque a él le moleste.— ¿Lista para irnos a casa? — dice Max, dándome una sonrisa.— Más que lista. — Salimos del hospital y nos dirigimos a casa - ¿Ya saben algo de la loca?— Aún no, cariño, pero no te preocupes por eso, yo me encargo de todo.— Max, es que sí me debo preocupar porque esa mujer está dispuesta a acabar conmigo. Mira todo lo que me ha hecho.— No permitiré que te vuelva a tocar, lo prometo.— No prometas cosas que no puedes cumplir. — Él toma mi rostro y hace que lo mire.— Te juro por mi vida que no dejaré que nada ni nadie te dañe de nuevo... eres mi vida entera, Lia. — Cada vez que lo escucho hablar así, siento cómo mi corazón salta de la emoción, pero intento controlarme porque no
Me quedo petrificada al ver a mis dos padres sentados en la sala mirándome fijamente, junto a mi marido.— ¿Qué... qué hacen aquí? — Dios, Lia, no es momento de tartamudear.— Así que es verdad que te casaste —dice mi madre al ver las alianzas.— Sí, me casé —en ese momento, Máximo interrumpe.— Mucho gusto, señor y señora Evans. Soy Máximo Bulton, el esposo de esta bella dama. — Mi padre toma su mano y lo mira fijamente.— No perdiste tu tiempo, querida hija. Primero nos robaste y ahora te fuiste de caza fortunas. — Cuando ella dice esas palabras, siento cómo mi corazón se estruja, pero Máximo habla.— Señora Evans, con todo el respeto que usted se merece, no permitiré que venga aquí a nuestra casa a insultar a mi esposa. — Una pequeña sonrisa sale de los labios de mi padre y mi madre se pone roja de la furia.— Lo mejor que pudimos haber hecho fue echar a una ladrona de la casa.— Si fue lo mejor, porque de no ser por eso, nunca la hubiera conocido. Lástima que la encontré en tan mal
Me acerco lentamente y cada vez que me acerco más a la escena, escucho mejor.—¡No puedo creer que me cambiaras por esa!—No te permito que le hables así, Lia es mi esposa y la amo —sonrío como una estúpida cuando dice eso.—¿La amas? ¡Pero si hace unas semanas te acostabas conmigo diciendo que ella no significaba nada!—Laura, estaba confundido, pero ya no. Me di cuenta de que amo a Lia y quiero que este matrimonio funcione, por eso lo mejor es que cortemos esto.—No permitiré que me dejes, Máximo.—Lo siento, Laura, pero ya lo hice —ella lo toma del cuello e intenta besarlo, pero él se lo impide - Laura, no te humilles más, ya no me busques.—Te juro que esto no se quedará así, Máximo.—Haz lo que quieras, Laura —se aleja y no sé por qué siento algo de alivio al saber que ya Máximo no estará con ella.—¡Carol, llegué!—¡Lia, no tienes que gritar, por Dios!—Lo siento, amiga. Más bien dime, ¿qué tienes para mí? —digo bastante animada.—Veo que hoy estás feliz.—Así es, pero luego te c
Carol y yo nos volteamos de golpe al escuchar la voz de Stiven y Máximo.—¿Qué hacen aquí? —dice Carol, algo borracha.—¿Acaso no podía venir? Dios, estás borracha, Carol.—La idea era esa.—Claro, para que otros se aprovechen de ti.—¡Deja de ser idiota! —veo cómo Carol se va y detrás de ella sale Stiven, dejándome sola con Máximo.—¿Te estabas divirtiendo, esposa mía? —dice algo tenso.—Sí, pero tú dañaste mi felicidad.—Claro, te veía muy feliz bailando sexy para esos hombres.—No vayas por ahí, Máximo, que estoy enojada contigo.—¿Estás enojada conmigo por ser sincero contigo?—¡Estoy enojada porque eres un insensible! ¡Solo piensas en ti!—Eso es falso, siempre pienso en ti, pero entiende que no quiero hijos, Lía.—¿Por qué no? —digo al borde del llanto y él lo nota.—Nena, no llores. No me gusta verte llorar. Ven, mejor salgamos de aquí —no sé por qué, pero decido hacerle caso y salgo con él en medio del frío. Subimos al carro y él conduce hasta la casa. Al llegar, me da una taza
Estoy en la oficina trabajando para un nuevo proyecto que Carol y yo tenemos en mente, pero aún le faltan algunos detalles. Solo espero que todo salga perfecto.- Hola, preciosa. - Volteo de golpe y siento cómo mi corazón late de alegría al ver a Ed parado en la puerta con una gran sonrisa.- ¡Ed! - Corro hacia donde está y me tiro a sus brazos, abrazándolo fuerte.- Veo que me extrañaste.- ¡Mucho! ¿Dónde estabas metido?- Estaba en Nueva York, quería alejarme un poco de todo. - Cuando dice eso sé perfectamente a qué se refiere.- ¿Y ahora cómo estás?- Bien, linda. Regresé hace dos días, así que quise venir a verte.- Me alegro de que hayas venido a verme. En serio, te extrañé mucho. - Entra Rosa, la asistente de Carol, y nos interrumpe.- Disculpe, señorita Lia, la señorita Carol la solicita en su oficina.- Oh, sí, dile que ya voy. - Rosa sale y nos deja solos.- Veo que tienes trabajo. ¿Qué te parece si vamos a comer esta noche? - Hum, creo que eso no le gustará a Max... pero Ed e
Cuando Max dice la palabra "divorcio", siento como si mi mundo se partiera en dos. Es una sensación que jamás había sentido.- Max, ¿qué dices? ¿Por qué?- ¿Y me lo preguntas, Lia? ¡Yo quise confiar en ti, pero al ver esas fotos me di cuenta de que eres una mala mujer! Mejor vete con ese imbécil... quiero el maldito divorcio.- Max, es todo un malentendido. Nunca pasó nada entre Ed y yo. Tienes que creerme.- ¡NO TE CREO, M*****A SEA! ¡POR TU M*****A CULPA SOY EL MARIDO CUERNUDO!- Max, si te preocupa eso, podemos hablar con la prensa y explicar lo que pasó.- ¿Y qué quieres explicar, Lia? ¿Que mi mujer me traiciona con su supuesto amigo? Sabes, Lia, eres lo peor que me ha pasado en la vida. Me arrepiento de haberte recogido ese día. - Siento como cada palabra que dice me perfora el alma hasta lo más profundo de mi ser y, sin pensarlo, las lágrimas empiezan a caer.- ¡NO LLORES! TUS LÁGRIMAS YA NO SIRVEN CONMIGO. - Toma de golpe y trago y luego me mira.- Quiero que tomes tus cosas y t
Tres meses despuésLlevo tres meses instalada en Nueva York. Aquí la vida es un poco agitada, pero me ha gustado. Ahora trabajo como asistente personal del dueño de una empresa de negocios muy reconocida aquí en Nueva York. Mi jefe se llama Daniel, tiene 40 años y ha sido muy comprensivo conmigo, sobre todo por el tema de mi embarazo, que ahora ya es un poco notorio aunque no mucho. Con Carol hablo casi todos los días y adivina, ¡ella y Steven se van a casar este fin de semana! Lo que quiere decir que voy a tener que ver a Máximo. No quisiera ir, pero Carol me suplicó que fuera, y bueno, Carol es como mi hermana, así que no me pude negar. Además, sería bueno ver a mi papá ya que hace mucho no lo veo.—Lia, ¿tienes todos los documentos?—Sí, señor Daniel, aquí están —le paso las carpetas y él me da las gracias.—Daniel, ¿puedo hablar un momento contigo?—Sí, claro, dime.—Es que este fin de semana se casa mi mejor amiga y me gustaría quedarme unos días para estar con mi familia.—Te doy
Miro al hombre que tengo al frente y no puedo creer lo sexy que se ve. Pero, ¿qué dices, Lia? ¡Cálmate!- sí estoy bien, de seguro algo me cayó mal.- Eso pasa cuando comes tanto - ¿Acaso me estuvo observando todo el día?- Bueno, debe ser problema mío si como de más - Siento cómo un mareo me llega, haciendo que pierda el equilibrio, lo que hace que él me sostenga y justo posa su mano en mi vientre, dejándome congelada.- ¿Estás bien? Mejor siéntate, estás pálida - dice sin dejar de mirar mi vientre, pero me ayuda a sentarme.- ¿Quieres que llame a un médico?- No es necesario, yo mejor me voy a casa - Cuando Máximo va a hablar, aparece su novia.- Amor, aquí estás.- Fui al baño, pero Lia se sintió mal y la ayudé - Sonia posa su mirada en mí, y al parecer, me fulmina.- ¿Y tú quién eres? - me mira con desprecio.- Una amiga de Carol.- ¿Sí? Pero ¿de dónde se conocen? - Así que Máximo nunca le habló de mí.- Por Carol y Stiven - interviene Máximo.- Sí, así es.- Bueno, vamos amor. Tú