—¿Por qué estás de vuelta?— La actitud de Esmeralda no era la misma que la de ayer. Parecía haber aprendido después de su derrota, pero su mirada y tono seguían llenos de desprecio.

Ana, al ver a Selene, tampoco mostró ninguna simpatía. Señaló hacia la dirección del ascensor. —No eres bienvenida aquí. ¡Vete ahora mismo!

Selene, al ver la actitud unánime de Ana y Esmeralda, simplemente sonrió. Luego, dijo en voz baja:

—Puedo irme, pero me pregunto si tu hijo estará de acuerdo...

—Selene, ¿qué estás insinuando?— Ana la miró fijamente, furiosa. —Si mi hijo no hubiera querido que te fueras, no se habría divorciado de ti hace un año.

Sus palabras tenían un tono intimidante, pero solo hicieron que la sonrisa de Selene fuera aún más dulce.

Luego, dirigió su voz hacia la puerta de la habitación.

—Andrés, no puedo entrar.

Fueron solo siete palabras, simples y directas.

Al siguiente momento, ¡la puerta de la habitación se abrió de golpe!

Antes de que Selene pudiera reaccionar, Andrés ya la hab