Corrí lo suficiente para luego caminar detrás de él sin ser vista, sin embargo, era obvio que me habría escuchado por las retumbantes pisadas de mi carrera.
Pero Aitor no se detuvo ni volteó siquiera a verme. Algo de mí me decía que estaba haciéndose el indignado y el difícil, pero otra parte me decía que me estaba dando tiempo para pensar y planear qué decir, si darme la vuelta o seguirlo.
Decidí guardar silencio y caminar a unos siete metros de distancia detrás de él, en algún momento tenía que percatarse de que estaba siguiéndolo y voltearía a confrontarme, y en ese momento le diría todo, no importaban las consecuencias.
Mientras avanzábamo
—Ven, vamos —susurré, estrechando su gran mano para guiarlo de nuevo a mi casa.—¿A tu madre no le molestará tenerme ahí? —preguntó con algo de miedo. Lo miré extrañada y negué automáticamente.—No, claro que no. Ella me dijo que te trajera de regreso —inquirí con cierta consternación, todavía no sabía por qué mi mamá se comportaba de esa forma tan extraña.—Qué raro. Pero creo que me sacará a patadas cuando se entere que soy tu novio —musitó con una extraña mueca.—No creo que lo haga, es algo… despreocupada. Pero si quieres, entonces podemos decírselo en otr
Después de varias preguntas incómodas e indirectas nada sutiles de mi madre, Aitor y yo nos escapamos de ahí, con el pretexto de ir a comprar algún regalo para mis amigas.Lo llevé casi arrastrando a la puerta, cuando mi madre mencionó la palabra “condón”, mientras comenzaba con la charla de educación sexual y las precauciones que debíamos de tomar cuando…ya saben.—¡Me llevo la camioneta! —le avisé gritando, al mismo tiempo que tomaba las llaves de la mesa.Salimos de ahí casi volando hasta empezar a conducir. Luego de unos cien metros lejos de ella suspiré aliviada, reduciendo sólo un poco mi sonrojo.
Lo jalé de la camisa y con algo de brusquedad, lo abracé por el cuello.Casi al mismo tiempo, Aitor me rodeó la cintura con sus brazos para atraerme más a él, sentí como me levantaba del suelo y respiraba profundamente el olor de mi cuello.Escondí mi cara también en su cuello y hablé despacito.—Te extrañaré… —a pesar de que iba contra mi comportamiento habitual, no me importó, ya que sentí la libertad fluir por mi ser.Aitor volvió a depositarme en el suelo y tomó mi rostro para mirarme a los ojos. En cuanto grité eso, Aitor y esa tipa me voltearon a ver con una cara que solo mostraba sorpresa.Apreté los dientes y mis manos se formaron en puños dispuestos a usarlos en cualquier momento. La tal Vanessa seguía abrazando a MI novio como si fuera de su propiedad, me miró con esos hipócritas ojos amarillentos y puso expresión inocente para apretarse más contra Aitor, como si él pudiera defenderla de mí.—Suéltalo, ahora mismo —mascullé con ira.Sentía la sangre hervir en mi cuerpo, la cabeza a punto de explotar, mi respiración agitada y mis manos listas para cerrarlas alrededor de su garganta.Pelea de chicas
No encendí la radio, ya que posiblemente sonaría una canción corta venas que lo único que haría es ponerme mucho peor.Manejé inconscientemente, mientras que mis pensamientos viajan mucho más allá que la carretera frente a mí. Muchas preguntas y pocas respuestas.Mi mente iba desde la posible hipótesis de que Aitor y Vanessa tenían solo una relación de amigos y ella sólo era manipulada por Carlson, hasta la horrible suposición de que Carlson y Vanessa buscaban arruinarme.Dejé caer la cabeza en el volante frente a un semáforo en rojo. No tenía idea de cómo enfrentarlos, qué decir y qué no decir, solo sabía que entre más ocultaba es
Los días pasaron tan lentos, tal vez eran mis ansias de volver a ver a Aitor o quizás la razón era que no tenía muchas actividades que hacer en la casa de mi madre.Era un tanto abrumador estar encerrada, y por más salidas de compras o juegos de mesa que me obligaban a jugar, mi ansiedad no se calmaba.En cierta forma la comodidad que antes sentía al estar aquí se había ido disminuyendo sin notarlo. Antes solía estar horas y horas frente al televisor, comiendo cualquier cosa y charlando tonterías con mi mamá, ahora las cosas habían cambiado.No podía decir que fue ella la que cambió, porque sabía claramente que había sido yo. Ya no
Antes de que mi instinto asesino y salvaje me hiciera arremeter contra Amanda, ella se puso a la defensiva mucho antes que yo.— ¡Tú estás de testigo! ¡Yo no dije nada! ¡Nada! —levantó las manos y dio un paso atrás.Ni siquiera miré a Aitor, solo clavé la vista a la nada, mientras que me preguntaba internamente, ¡¿cómo diablos se enteró?!—¿Cómo…? —gemí sin completar mi pregunta.—Es más que obvio, está cargando tu equipaje —respondió con obviedad, señalando la cara de sufrimiento de Aitor.
Aitor me miró intrigado, noté algo de incomodidad y miedo en sus ojos. Se removió en la banca y metió las manos en sus bolsillos.—¿Qué sabes de ella? —preguntó con el ceño fruncido.—Más de lo que piensas —musité, desviando la mirada.—Bien…entonces dilo—presionó, acercando su rostro.Titubeé un par de segundos.—No, antes debo preguntarte algo… —negué con la cabeza y lo miré a