Ahora o nunca

Antes de que mi instinto asesino y salvaje  me hiciera arremeter contra Amanda, ella se puso a la defensiva mucho antes que yo.

— ¡Tú estás de testigo! ¡Yo no dije nada! ¡Nada! —levantó las manos y dio un paso atrás. 

Ni siquiera miré a Aitor, solo clavé la vista a la nada, mientras que me preguntaba internamente, ¡¿cómo diablos se enteró?!

—¿Cómo…? —gemí sin completar mi pregunta.

—Es más que obvio, está cargando tu equipaje —respondió con obviedad, señalando la cara de sufrimiento de Aitor.

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