Margaret intentó mantener la distancia, pero Richard se acercaba demasiado e hizo que ella retrocediera. La joven madre pudo sentir que su corazón se aceleraba cada vez más cuando lo veía, observando sus hermosos rasgos, esa elegancia al caminar y sus anchos hombros.—Buenos días, Margaret —dijo Richard, su voz era profunda y seductora.—Buenos días, Sr. Richard —respondió Margaret, tratando de mantener la voz firme.Richard se inclinó aún más cerca, con su cálido aliento en su mejilla. —Te ves… diferente —dice, sus ojos recorrieron su cuerpo con detenimiento.Margaret sintió que sus mejillas se sonrojaban mientras daba un paso atrás, tratando de poner algo de distancia entre ellos. —Decidí cambiar un poco las cosas —dijo, tratando de sonar casual.Richard asintió, con una pequeña sonrisa jugando en sus labios. —Bueno, te ves hermosa —dice, con sus ojos fijos en los de ella. Sus pupilas se habían agrandado, haciendo que sus ojos se oscurecieran aún más.Margaret sintió que su coraz
Allí estaban las dos amigas y vecinas. Una con las manos temblorosas y la otra sintiendo el corazón en la garganta.Margaret se sorprendió al no más escuchar las palabras de Tatiana. —¿Qué tipo de cosas espeluznantes? —preguntó ella por segunda vez, con insistencia, tratando de mantener su voz tranquila.Tatiana suspiró y miró a Margaret con una mezcla de preocupación y miedo en los ojos. —Descubrí que Richard, nuestro director y jefe, el que todos creímos impecable, tiene antecedentes penales —dijo Tatiana, con su voz apenas por encima de un susurro.El corazón de Margaret se hundió. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Richard, el hombre por el que había empezado a sentir algo, tenía antecedentes penales? —¿Qué hizo él? —preguntó ella, con su voz temblando de manera inevitable.Tatiana negó con la cabeza. —No estoy segura —dijo mientras se quitaba el sudor de la frente—. Traté de averiguar más, pero la información está sellada. Todo lo que sé es que pasó un tiempo en prisió
El teléfono timbraba y timbraba una y otra vez; James no obtenía respuesta de Margaret, ni siquiera en aquel mensaje que él le había enviado sobre un lugar mejor para que ella y el pequeño Ben vivieran.Un sentimiento muy malo se formó en su pecho y como si se tratara de un rayo se alistó y salió de su pequeño apartamento hacia el de su querida amiga. En el camino hizo una compra rápida y continuó su trayecto.James llegó al apartamento de Margaret con un ramo de flores, con la esperanza de animarla. Notó que se veía pálida y preocupada, así que le preguntó qué le pasaba. Se quitó su chaqueta y la colgó en la entrada.Margaret vaciló al principio, pero finalmente le confió lo que Tatiana había descubierto sobre Richard. Recibió las coloridas y variadas flores, y las colocó en un pequeño florero mientras hablaba.James escuchó atentamente, su preocupación crecía con cada palabra. —¿Confías en los instintos de Tatiana? —preguntó, mirando a Margaret con el ceño fruncido.—No lo sé —resp
El corazón latía desbocado en su pecho y dudó por un momento, sin saber si debía intervenir, pero luego decidió acercarse a ellos con cautela. A medida que se acercaba, podía escuchar su conversación. —No sé de qué estás hablando —dijo Richard, su voz sonaba muy tensa. —Sabes exactamente de lo que estoy hablando —respondió James, con los puños apretados a los costados. Margaret podía sentir cómo se acumulaba la tensión y se dio cuenta de que no se trataba de una simple discusión. Se quedó atrás, no queriendo interferir a menos que fuera necesario. Richard y James continuaron discutiendo, sus voces subiendo más y más el tono de lo que se decían. Margaret podía ver que ambos estaban nerviosos y sabía que las cosas podían volverse violentas en cualquier momento. De repente, Richard se abalanzó hacia delante con el puño levantado. Margaret jadeó horrorizada, pero James logró esquivar el golpe y derribó a Richard al suelo.Margaret corrió hacia adelante, gritando que se detuvieran. Pod
Al no más llegar al apartamento, Margaret cambió a Ben, le dio su mamila y luego marcó nerviosamente el número de Tatiana, el corazón le latía con fuerza en el pecho. No podía creer que estaba a punto de salir a cenar con Richard, el hombre del que había estado tan insegura hace unos días. Necesitaba ayuda, ¿y quién mejor que Tatiana para dársela?—Hola, Tati, soy yo, Margaret. ¿Puedes venir y ayudarme a prepararme para esta noche? —preguntó, tratando de mantener la voz firme.—Por supuesto, estaré allí en quince minutos. No puedo esperar a verte arreglada para Richard —respondió Tatiana con voz burlona.Margaret se sonrojó, sabiendo que Tatiana podía oír la vergüenza en su voz. —No es así, Tati. Solo saldremos a cenar y a hablar —protestó ella.—Ajá, seguro. Bueno, estaré allí pronto, así que prepárate —dijo Tatiana, y colgó el teléfono.Margaret respiró hondo y se dirigió a su habitación para vestirse. No quería que pareciera que se estaba esforzando demasiado, pero también quería
Margaret estaba entrando en una especie de ansiedad, Richard al fin estaba abriendo sus palabras hacia ella. Esperaba descubrir sus verdaderas intenciones, su verdadera escencia de su ser que iba más de ese porte elegante parecido al monstruo de Alexander. —Pues… Mi madre, mi padrastro e incluso mi hermanastra saben cosas de mi pasado que no han querido revelarme. Yo Tengo miedo de que esos secretos me impidan ser la persona que quiero ser. Margaret se sorprendió por esta revelación. —¿Qué tipo de secretos? —preguntó, intrigada. Richard se miró las manos y suspiró. —No lo sé, Margaret. Ese es el problema. Siento que falta una parte de mí y no sé cómo encontrarla. Mientras tanto, el bebé Ben se movía inquieto en su silla alta, tratando de alcanzar la canasta de pan en la mesa. Richard se dio cuenta de esto y se rió entre dientes. —Parece que alguien tiene hambre. Aquí, déjame ayudarte —Richard dijo divertido. Estiró la mano y tomó un trozo de pan, lo partió en pedazos pequeños
Desde aquella noche, Margaret y Richard habían mantenido un contacto más personal, hasta el punto de que aquello se convirtió en un noviazgo clandestino, mantuvieron su relación en secreto, pero cada vez era más difícil ocultar sus sentimientos el uno por el otro, sobre todo con el gremio de maestros que despreciaban a Margaret.Se miraban a hurtadillas a través de la mesa de la sala de conferencias para maestros e inventaron excusas para trabajar juntos en alguno que otro proyecto de remodelación del aula de jardín de niños. Finalmente, reunieron el coraje para ir a otra cita real, y fue mágico. Ben parecía querer más a Richard, quien ya lo veía como su propio hijo. Mientras caminaban de la mano por una calle lejos de todos los que los conocían, Richard le dijo a Margaret que tenía algo importante que compartir con ella.—Margaret, hay algo que necesito decirte, sobre mí —dijo Richard mientras paseaban por el parque.El corazón de Margaret dio un vuelco.—¿Qué es? ¿Se trata de aque
A medida que pasaban los días, las cosas se complicaban poco a poco para Margaret. Alexander sabía cada paso que ella daba, era como si estuviese observándola en tiempo real cada uno de sus movimientos.La joven madre había creído que trabajar con Tatiana y James habría podido ser una buena idea, pero era el segundo fin de semana y sentía la comodidad rondando por los pasillos mientras atendía a las personas y más, cuando se hallaba en la oficina.De alguna manera, James y Tatiana comenzaban a ser más cercanos y Margaret se alegraba por eso, pero su amiga parecía distante y cortante con ella ¿Sería por algo en específico?Era evidente que los celos de Tatiana por James solo se hicieron más fuertes. No podía entender por qué él estaba tan interesado en Margaret, si ella se veía de lo mejor en su relación con Richard. No obstante, a pesar de su atracción por James, no se atrevía a ser grosera con Margaret tampoco. Al día siguiente, mientras trabajaban juntos, Tatiana reunió el coraje p