—Señora Emperatriz el galpón está como a una hora de aquí, lo digo para que tome previsiones, por si acaso tiene cosas que hacer. —Claro que tengo cosas que hacer, pero esto es muy importante, así que vamos. Después de un largo viaje por una carretera muy mala, llegamos, al abrir la puerta del auto un calor insoportable nos invadió, pero eso no importa lo que quiero es enfrentarme a ese sujeto y saber de una vez por todas dónde está Camila. Marcus me quería engañar, pero él sabe que a su madre no se le puede ocultar nada, todo lo descubro. —¡Ay! Camila, tú no sabes con quién te metiste. —¿Me decía algo señora? —No, hablaba conmigo misma. —Tenga cuidado por dónde pisa, se puede caer. —Tranquilo yo estoy acostumbrada a caminar entre piedras. Sin querer en ese momento mis recuerdos me llevaron a cuando yo era una niña, vivía en un pueblo miserable, con calles de piedra, vivía en una casita de tablas todas dañadas por la lluvia, sólo había
EN LA CLÍNICA. —Buenos días doctor. —Buenos días Claudia, ya está todo listo. —Sí doctor. —Entonces hágame pasar el primer paciente. —Doctor, la señora Selena está aquí, quiere verlo. —¡Caramba! Selena no se cansa, hazla pasar, vamos a ver lo que quiere. —Buenos días mi amor. —Selena no soy tu amor, llámame por mi nombre, por favor. —Para mi sigues siendo mi amor. —Dime qué es lo que quieres. —Vine a recordarte que hoy es tu cumpleaños y como siempre se te olvidó, así que aquí estoy para celebrar contigo. En eso ella tenía razón, se me había olvidado que hoy estaba de cumpleaños. —Ves, por tu cara de asombro sé que no te acordabas. —Okey, gracias por recordarme mi cumpleaños, pero hasta aquí, yo no pienso celebrar contigo. —Cristhofer, es tu cumpleaños, eso no es todos los días, ven acompáñame, por hoy vamos a olvidar todas nuestros problemas, estoy aquí por ti, escúchame te vengo a buscar a la hora del m
Siento la calidez de unos labios en mi mejilla, abro mis ojos y lo veo, no es un sueño estoy en la cama con Cristhofer a mí lado. —Amor disculpa, ¿te desperté?,es que no pude resistir la tentación de darte un beso, te vi tan hermosa, durmiendo así a mi lado, pareces un ángel. —No te disculpes, me encanta que me despiertes así, pensé que era un sueño, pero no, aquí estoy contigo, ahora vamos a levantarnos recuerda que quedamos en salir con Jam y Fabiola. —Sí, lo sé, pero todavía no, es temprano vamos a quedarnos un rato más en la cama, quiero mirarte, no me canso de verte, eres hermosa y lo más importante eres mía, te amo mi chiquita. —Tú también eres hermoso, seguro y tienes a unas cuantas dando vueltas a tu alrededor, pero mucho cuidado mi señor, usted es mío, no se le ocurra mirar para los lados y mucho menos a Selena. —Ni me la nombres, ayer estuvo en mi consultorio. —¿A qué fue? —A felicitarme y a invitarme a almorzar. —¿Solo almorzar?
—Camila, Camila. Escucho esa voz que me llama, lo vi no me cabe la menor duda es Marcus, allí está parado frente a mí, las piernas me tiemblan y mi corazón comienza a latir a mil por segundos. Por un momento pierdo la conciencia, sin saber que hacer, pero luego la recupero, me doy media vuelta y camino muy aprisa, casi corriendo, me pierdo entre la línea de buses que están estacionados y entre la cantidad de gente que se dispone a viajar. No miro hacia atrás, no sé si viene detrás de mí, sólo quiero escapar de esa mirada y de esa voz que aún la reconozco aunque la escuche entre mil voces. Corro y veo el autobús donde tengo que subir, subo y busco mi asiento que me corresponde de acuerdo a mi boleto de viaje, allí me quedo acurrucada en mi asiento, no me atrevo a mirar por la ventanilla por temor a verlo, tengo la sensación que lo voy a ver entrando al bus, que angustia, mis manos sudan a chorros, eso me pasa cuando estoy nerviosa. A mi lado se sienta una
Después de una noche de locura con Selena, el amanecer me sorprendió en sus brazos, una botella de whisky, más varios vasos adicionales me bastó para perder la cordura. —Selena, levántate. —Buenos días, ! wow! , ese whisky como si estaba adulterado, me hizo perder la noción del tiempo. —Los que estábamos adulterados éramos nosotros, no culpes al whisky. —¿Dónde está mi ropa?, tengo que vestirme rápido, tengo que ir a trabajar. —Acá la tienes. —¿Me puedes llevar a mi casa?, tengo que cambiarme para ir a trabajar. —No puedo, también se me hizo tarde para unos asuntos que tengo que resolver, pero si puedo pedirte un taxi. —Ok, está bien. Mientras Selena se vestía, yo le pedí un taxi, a los pocos minutos, ya estaba frente al edificio esperándola. —Ahora tengo que hacer unas llamadas. —Hola Jonás. —Buenos días Marcus y eso tú llamándome. —Necesito un favor, quiero que me averigues algo. —Muy bien, tú dirás. —T
—Buenos días Camila. —Buenos días Jam. —Camila, escúchame bien y por favor quiero que hagas lo que te voy a pedir —Okey, dime qué es eso que me quieres pedir. —Hoy duerme en la casa de la señora Sara. —¿Y eso por qué? —Por tu seguridad, recuerda lo que hablamos, lo que tenías que hacer cuando estuviésemos seguros de un nuevo embarque. —Sí claro, ya sé a qué te refieres. —Pues llegó la hora, así que hoy señorita usted se va para la casa de la señora Sara. —Está bien, no te preocupes voy hacer lo que me dices. —Oye, ¿Cristhofer sabe de esto? —Sí, ya le avisé, él me lo pidió. —Ya me voy a trabajar del trabajo me voy para la casa de la señora Sara, Jam tú estás en el operativo. —Sí, pero desde el comando, no me permitieron ir para allá. —¿Por qué? —Después te explico, por ahora haz lo que te digo. —Okey. Mejor es que salga rápido de aquí, ya esto me está poniendo nerviosa, voy a meter algo de ropa
—Hola Jam. —Hola Cristhofer, estaba pensando en ti, ya te iba a llamar. —¿Cómo van las cosas? Ya hace tres días del fracaso de la operación, ¿ya descubrieron al soplón? —Amigo, preferiría que nos viéramos, así te cuento todo, puede ser dentro de una hora, ¿te parece? —Por supuesto nos vemos en el lugar de siempre. Vaya Jam voló, ya está en la barra. —Te pedí un vaso de whisky. —Sí, está bien. —Quise que nos viéramos porque estás cosas es preferible decirlas en persona. —Te entiendo, bueno ya estoy aquí cuéntame. —Te cuento que el soplón se descubrió solito. —¿Cómo lo hizo? —El muy bruto, se presentó en una fiesta de unos compañeros de trabajo con una camioneta último modelo, todos quedaron sorprendidos y después de varias cervezas dijo que se la habían regalado por hacer un trabajo. Dentro de los compañeros estaba uno de los que trabajan en la operación del contrabando, empezaron a investigarlo, se metieron en sus
La mañana está radiante, me hacía falta salir a caminar un poco, la brisa marina me encanta, ella trae consigo el sabor salado del mar, sabor que se pega a mis labios, eso me gusta. Voy a sentarme aquí en este banco, para respirar este aire. —Camila, ¿eres tú? Volteo lentamente, conozco esa voz, siento que mi corazón se paraliza. —Camila, gracias a Dios por fin te encuentro. —¿Marcus, qué haces aquí? —Amor te andaba buscando. —No me llames amor y yo no quiero hablar contigo. Miro asustada por todos lados con la esperanza de encontrar a alguien conocido, pero nada, esa mañana el lugar está desierto, sólo escucho la brisa que trae el mar y el sonido acelerado de mi corazón que ya comenzó a galopar muy rápido. Quiero levantarme y salir corriendo, pero la mano de Marcus me detiene. —Camila, por favor no te vayas, necesito hablarte, primero me gustaría saber por dónde andabas. —Eso no creo que te importe. —Te ruego que me per