MANSIÓN DE LOS ASTURIAS. Llego a mi casa con unas ganas inmensas de tirarme en mi cama a dormir, pero al abrir la puerta me recibe una de las señoras del servicio. —Joven Marcus, su mamá me dejo encargada que cuando usted llegara, le dijera que ella lo estaba esperando en su oficina y que no la hiciera esperar. —Okey señora, ya voy a su oficina. Sé lo que me espera, pero ya nada me importa, toco la puerta y su voz suena ronca, con rabia. —Adelante Marcus, sé que eres tú. —Buenos días mamá. —En realidad yo no le veo nada de bueno. —Muy bien, ya estoy aquí, ¿qué es eso tan urgente que tienes qué decirme? —Todavía lo preguntas, no te parece que me debes una explicación. —¿Explicación? —Sí Marcus, te fuiste del compromiso, como un ladrón, huyendo después que has cometido una fechoría y dejaste a tu novia en medio de los invitados sin saber qué decir cuando le preguntaban por ti. No consideras eso una falta de respeto para m
EN EL PUEBLO. —Buenos días Alfred. —Buenos días señorita Camila, ¿le llevó su café? —Te lo agradezco Alfred. ¿Ya llegó el señor Rodrigo? —Sí. —Voy primero a su oficina. —Buenos días señor Rodrigo. —Buenos días Camila, ¿qué haces tú aquí?, te dije que te tomaras el día. —Eso mismo me pregunto de usted, mañana se casa, debería estar preparando maleta para su luna de miel. —Primero quise venir para acá, para dejar unos papeles en regla, luego me voy, pero tú, ¿cuándo llega tu gente? deberías estar en tu casa esperándolos. —Fabiola no me ha llamado, no sé si llegan está noche o mañana, al igual que usted quise pasar primero por aquí, pero dentro de un rato me voy, tengo que ayudar a la señora Sara. —Sí hija anda ayudarla, esa debe estar muy nerviosa. —No se preocupe, yo me encargo de tranquilizarla. Fui a la oficina y me puse a trabajar. —Ya es tarde que raro que Fabiola no me haya llamado, mejor me voy para
Ya la tarde está cayendo, pero aún sigue el calor, en esta época el sol quema demás, me siento agotada, todavía Fabiola no me ha llamado, significa que aún no ha salido para acá, si es así llegarán de madrugada o quizás mañana. Voy a hacer algo para comer y luego me voy a descansar. Me están llamando seguro es Fabiola. —Hola amiga. —Hola Fabiola, estaba preocupada por ustedes, ¿por qué no han llegado? —Amiga ya estamos frente a tu puerta, ábreme por favor. —Adelante, ya me tenían preocupada, pensé que no vendrían. —Hola amiga, dame un abrazo. —Hola Jam. —Hola Camila. —Me hubiesen avisado que ya venían en carretera así les hubiese preparado comida. —Queríamos darte una sorpresa, no te preocupes por la comida lo que quiero es darme un baño de playa, está haciendo mucho calor. —Yo también, el sol ya se está ocultando y aún hace bastante calor. —Bueno vayan a bañarse, mientras yo preparo la cena. —Camila no te p
La celebración de la boda continúa, Ethan se cambió de mesa, fue a sentarse con unos amigos, pero desde la mesa donde estaba me lanzaba miradas, es una situación muy incómoda, me siento culpable tenía que haber hablado con Ethan, así no le daba falsas esperanzas. Pero que le iba a decir, que estaba enamorada de un hombre, del cual no estaba segura si me amaba. —Amiga, ¿te sientes bien? —A ti no puedo mentirte estoy muy, pero muy incómoda. —Si te entiendo, pero bueno tú fuiste clara con Ethan le dijiste que no querías nada con él. —Sí , eso es cierto, pero debí hablarle de Cristhofer. —No te sientas culpable por eso, no es tu obligación hablarle de Cristhofer, con tan solo decirle que no lo amas, que no quieres nada con él, con eso a él le debe bastar, tú no tienes que darle explicación del porque no lo quieres. —Fabiola, pero me siento mal, que pensará la señora Sara de mí. —Nada, ella es mujer y debe entender que en el corazón no se manda
Cristhofer se fue sin despedirse y me dejó con la certeza que no quiere nada con el matrimonio. —Camila, pero cuéntame porque no entiendo nada. —No hay nada que entender a Cristhofer le preguntaron para cuando era nuestra boda y se asustó, eso es todo, prefirió huir. —Pero no te dio ninguna explicación, no lo hablaron. —Fabiola, ¿qué querías que le dijera? —Bueno, le hubieses preguntado si quería casarse contigo. —No, esa pregunta me la tiene que hacer él a mí. —Por Dios Camila, tú también le puedes hablar sobre eso. —Fabiola escúchame, toda nuestra historia ha sido muy acelerada, en tan poco tiempo han ocurrido tantas cosas que no me he detenido a pensar en nuestro futuro, nos amamos, bueno yo estoy segura que lo amo. —Cristhofer también te ama. —Sí, pero ¿ese amor es suficiente para hacer una vida juntos?, salí embarazada pero no fue porque lo buscamos, la prueba está que cuando el señor Rodrigo le mencionó la palabra matrimoni
MANSIÓN DE LOS ASTURIAS. —Mark, ¿has visto a tu hijo? —No. —Cuando se mudó de aquí lo hizo con la condición que me iba a llamar todos los días, pues ya tiene tres días que no lo hace. —Mujer sólo son tres días, debe estar ocupado, yo lo vi ayer en la empresa. —No sé porque, pero presiento algo raro, ayer Liliana me llamó y me dijo que tenía varios días sin verlo y lo llama, pero siempre le sale la contestadora, eso no me gusta. —Bueno él tampoco puede estar pendiente de Liliana, él tiene que atender su trabajo. —Voy a averiguar qué le pasa a Marcus, Liliana es su prometida y él no puede evadirla de esa forma, faltando pocos meses para la boda. —Emperatriz me voy para la empresa, tengo un asunto muy grave que resolver. —¿Qué asunto? —Problemas de la empresa, de eso me encargo yo. —Marcus también debería encargarse de eso, recuerda que él es el futuro dueño de la empresa, me prometiste que te ibas a retirar y lo ibas a dejar a
—Buenas noches Jam. —Amigo, todavía estás en Canadá. —No, regresé anoche. —¿Cómo te fue en la conferencia? —Muy bien, esas conferencias son excelentes, se aprende mucho, Jam, ¿qué estás haciendo, podemos vernos? —Claro vale, estoy saliendo de mi guardia, ¿dónde nos vemos? —En el bar de siempre. —Okey dame media hora. —Perfecto, entonces nos vemos allá. Acá estoy en la barra del bar, bueno Cristhofer ya ha pasado mucho tiempo y no sabes nada de Camila, eso me duele, no he querido responderle las llamadas, pero me mata la curiosidad, por eso llamé a Jam, necesito saber si está con Ethan. —Hola Cristhofer, perdona el retraso, a última hora me agarró el comandante para hablarme de un caso, menos mal que no se extendió mucho. —No te preocupes, apenas voy por el primer trago, ¿quieres un whisky? —Primero me quiero tomar una cerveza, vengo acalorado. —Okey ¡Hey! Muchacho por favor una cerveza para el amigo. —Bueno aho
Han pasado varios días y no sé nada de Cristhofer, lo he llamado para explicarle la presencia de Ethan en la casa, pero no me contesta, siempre me sale la contestadora, indudablemente que no quiere saber de mi. Lo que me queda es tratar de olvidarlo, pero como duele, como olvidar al hombre que me hizo conocer lo que era el amor, la pasión, el deseo y a la vez la ternura, la delicadeza, ese amor bonito que te cala los huesos. Otra noche más sin poder dormir, dando vueltas y vueltas en la cama, que raro estoy escuchando otra vez el ruido de un barco, sé que me advirtieron que no me asomara por la ventana, pero tengo que averiguar de qué se trata. —¡Wao! Ahora sí estoy mirando con mayor claridad, el barco se acercó un poco más, ya están llegando los botes pequeños, están trasladando unas cajas del barco hasta los botes, los botes se están acercando a la orilla, ¡Dios! esos hombres están armados, mejor me alejo de la ventana, me pueden ver, ahora sí no hay duda esto qu