Si has leído mi primera historia en BueNovela tal vez reconozcas a este personaje.
Mariela trató de acomodarse en la cama mientras Kim le ayudó con una almohada, ambas chicas se miraron con una sonrisa amistosa, era sabido que cada vez que Kim conocía a alguien no tardaba mucho en que esa persona rápidamente le contara su vida. —Gracias Kim, cuanto tiempo tienes —le preguntó viendo ese vientre que ya se veía muy grande. —Ya son casi 8 meses así que no me queda mucho y no te creas este muchacho me tiene muy cansada, hay días que creo está entrenado para boxeador o futbolista. —Que linda eres —dijo con una ligera sonrisa —¿Estás segura de que Scott está bien? —Nena estoy completamente segura, Andrew no iba a permitir que nada malo le pasara te lo aseguro. —¿Andrew es tu esposo? —Si, debo reconocer que soy una chica afortunada, aunque siempre le recuerdo que el afortunado es él, ya sabes así mantengo el control —dijo cerrando un ojo. —Me preocupa saber que le puedan hacer algo por lo que pasó en el hospital. —Tranquila, él simplemente te defendió como el caballe
Antes de terminar la conversación Ken les dijo que trataría de comunicarse con alguien que tal vez les podría ayudar.Cuando Mariela escuchó todo eso de inmediato sintió no solo miedo sino pánico, estar lejos de los niños sin poder protegerlos la puso muy mal.Scott comenzó a buscar en su lista de conocidos, pero era obvio que ese era un círculo cerrado y muchos de ellos conocían al padre de Whitney, pensó en comprar una casa en cualquier otro estado o incluso fuera del país.No podía sentarse a esperar un milagro, a Mariela le preocupaba que Miguelito se diera cuenta de lo que ella había pasado, tuviera una recaída y volviera a encerrarse en sí mismo.De pronto de la nada recibieron una llamada que cambiaría todo —Hola mi nombre es Jonathan Hamilton soy amigo de Arthur y Ken y ellos me hablaron de que estás necesitando un lugar para tus niños, quiero ofrecerte mi casa en Los Hamptons, es un lugar grande y con todo lo necesario para que estén cómodos.No puedo creer lo que me estás dic
Después de esa conversación Aaron estaba tan enojado que incluso perdió en control del carro por unos segundos y estuvo a punto de estrellarse con un camión y lo siguiente que escuchó fue —¡Aprende a manejar imbécil! —además de algunos adjetivos extras que más bien no quiso escuchar que incluían a su familia y aunque trató de responder con un insulto, el camionero no se detuvo a escucharlo. —No entiendo con quien tiene pacto este idiota de Scott, no puede ser que todo le salga bien —decía en voz alta mientras peleaba solo después de que se quedó detenido a un costado de la ruta 195. Sabía Bien que ahora vendría la segunda parte y eso era hablar con Whitney para decirle que no tenía la más mínima idea de donde buscar a esos famosos niños y lo más probable sería que escucharía todo tipo de insultos y con los que ya le había dicho el camionero tenía suficiente por ese día así que por el momento decidió que no contestaría ninguna llamada. Se preguntaba una y otra vez, donde los pudo h
Por las siguientes dos semanas Aaron siguió tratando de buscar a los niños, pero sin mucho resultado, era como si se los hubiese tragado la tierra, así que decir que cada vez estaba de peor humor era lo mínimo. Whitney por su parte siguió como era su costumbre de fiesta en fiesta, pero diciéndole a todo el que podía que su boda con Scott era un hecho, incluso comenzó a comprar cosas para bebé y a mostrarlas en cada una de las redes sociales que tenía, aunque para entonces muchos comenzaron a pensar que simplemente estaba loca. Por su parte Ken había seguido con las investigaciones, revisó las grabaciones de cada uno de los empleados que se encontraban el día del ataque a Mariela y en especial las imágenes de Luciana, aunque había algo especial que aún no lograba entender, ella estaba dentro de la tienda en ese momento o al menos eso parecía. Laura por su parte cada vez trabajaba mejor como mánager, Juan sabía que faltaba poco para que los inversionistas llegaran así que una semana
Las palabras de Ruby fueron claras, en realidad habían tenido el tiempo para haber hablado de eso durante los pasados días, pero tal vez por miedo, ninguno de los dos quiso tocar el tema y fueron al médico sin siquiera pensarlo. —Amor esto es ilógico, hemos actuado como adolescentes irresponsables sin haber conversado de esto —dijo Mariela. —Tienes razón, tal vez por pensar que el asunto económico no sería un problema para mí, nunca le puse cuidado y te pido disculpas. —¿Tú quieres tener hijos? —preguntó tímidamente Mariela ya que ahora recién se ponía a pensar seriamente en que pasaría si quedaba embarazada. —A mí me gustaría mucho tener un hijo contigo —le respondió Scott cerrándole un ojo coqueto —pero estoy dispuesto a esperarte si tú quieres darte un tiempo. —La verdad esta relación nos ha tomado por sorpresa a los dos, cada uno llegó con familia, pero al mismo tiempo si me gustaría en algún momento tener un hijo y no podría imaginarme con ningún otro hombre que no fueras tú.
Decir que el corazón de ambos latía al máximo después de ese beso era poco, que Scott trataba de controlarse para que su emoción no se notara ya que estaban en medio de una plaza, aunque en un momento ya no aguantó más y preguntó —¿Qué dices si nos vamos al departamento?Y la respuesta que escuchó fue la mejor —Pensé que nunca lo dirías.Después de esa respuesta rápidamente la tomó de la mano y por la extraña fortuna de la vida un taxista que pensaba recoger unos metros antes por otro pasajero fue inexplicablemente desviado para detenerse justo frente a ellos.En ese momento el taxista no entendió como ese hombre alto, bien vestido, con un impecable traje blanco, cruzó la calle y desapareció frente a sus ojos donde al esquivarlo terminó frente a esa pareja que en cosa de segundos abría su puerta mientras escuchaba a Scott decir —Gracias, no puedo creer esto justo cuando necesitábamos un taxi en pleno Manhattan, esto si es extraño, pero creo que usted es enviado del cielo.Aunque el cam
En Boston Whitney daba vueltas en su habitación como león enjaulado, cualquiera en su sano juicio lo pensaría 10 veces entes de golpear la puerta, decir que su teléfono no fue lo único que terminó contra la pared era lo menos y que sólo se podía escuchar el destrozo y sus gritos. —¡¡Me las pagarás Scott Newman, ningún hombre tiene derecho a rechazarme, ni siquiera tú y mucho menos de preferir a esa don nadie en vez de mí!!Al poco rato su padre entró sin siquiera golpear la puerta —¡Me puedes decir qué diablos te pasa! —le gritó enojado como jamás lo había vista antes.—¡Ya todo el mundo sabe que Scott está con esa mujer! —respondió gritando mientras seguía tirando cosas a su alrededor —¡Eso me pasa, que soy el hazme reír de todo Boston!—¡Obviamente esa mujer ha sabido ser inteligente y sin hacer escándalos ha conseguido lo que tú no has sido capaz!—¡Daddy!—Solo te pedí que lo conquistaras no debía ser tan difícil ustedes ya habían sido novios y en estos momentos estarían casados s
Mientras tanto Scott en su departamento buscaba cada posible excusa para evitar ir a trabajar, algo que no lo hubiese contemplado tan fácilmente hace un mes, pero ahora buscaba todas las maneras posibles para convencerla y poder quedarse unos días más encerrado, aunque Mariela por su parte le recordaba de que debían volver al trabajo y lo más importante hacerse el tiempo de ir a buscar a los niños aunque hablaban todos los días con ellos y estaba pendiente de ayudarlos tenía una necesidad de abrazar a su pequeño Miguelito. Por lo que Juan les había comentado el grupo de inversionistas llegarían en menos de una semana ya que había logrado aplazar unos días la visita y así poder tener el tiempo necesario para preparase, aunque sabía que después del ataque a Mariela cada hora valía por dos. —Amor, no deberías hacer esfuerzos —decía Scott viéndola vestida con una de sus camisas que le cubría sólo la mitad de los muslos y que para él se estaba convirtiendo en el más sexy babydoll de todo