¿Alguna vez has tenido a una vecina como Norma?
La sonrisa y las lágrimas de felicidad aparecieron en el rostro de Scott casi como por encanto, de inmediato tocó el timbre pidiendo ayuda, necesitaba estar seguro de que no estaba soñando, de pronto casi sin entender cómo esa habitación estaba llena de personal médico mientras él se quedaba en un rincón agradeciendo al cielo y al mismo tiempo pidiendo perdón por esos pensamientos cuando creía que la perdía. De pronto sintió en su hombro la mano del médico —Tranquilo ella está bien, la trasladaremos a su habitación podrá recibir visitas, pero que sean cortas por favor necesitamos que este tranquila. —Lo que usted diga —respondió con los ojos rojos que eran la mezcla del llanto y no haber dormido en toda la noche. —No sé qué sucedió —la escuchó decir con dificultad por los efectos de la medicina cuando por fin pudo volver a su lado y tomar su mano. —Tranquila amor ya tendremos tiempo, descansa por favor. —Sólo recuerdo la voz de una mujer… aunque sonaba familiar. —No te esfuerces
Cuando Andrew se giró para ver la cara de quien estaba causando esa conmoción vio como el abogado de Aaron se ponía más pálido a cada segundo. —Por favor cálmese —le dijo, abogado a Aaron para contenerlo. —¡Yo no me voy a calmar, ese hombre es un peligro, pero de mi cuenta…! —Le pido que por favor se calme, si me hubiese dicho que el abogado de la persona a la que planea acusar es Andrew Clemens jamás hubiese aceptado ser su defensor. —¿De qué estás hablando? —Es lejos un abogado brillante, he estado en casos en su contra en varias oportunidades y no he ganado ninguno, lo único que hace es arruinar mi récord, en cambio Clements nunca ha perdido un caso. Andrew se acercó con esa seguridad que tenía que simplemente hizo que el abogado de Aaron tragara saliva —Buenas tardes abogado, al parecer no se cansa de defender imposibles. —¡No sé quién eres, ni me interesa, pero a mí no me viene a tratar de imposible, creo que no sabe con quién está tratando soy Aaron Cooper! —Señor Coope
En una exclusiva mansión de un barrio en Boston, alejado del centro de la ciudad Whitney caminaba de un lado a otro como queriendo pelear hasta con su reflejo, mientras Jack la seguía como sombra por toda la habitación tratando de controlarla.—Vamos linda, no puedes seguir así parece que vas a explotar, mejor déjame liberar tu energía de esa forma que te gusta —le dijo mientras trataba de acariciarla y ella de controlarlo, aunque no con muy buenos resultados.—¿Qué no te das cuenta de que estoy estresada? —respondió tratando de sostenerle las manos que ya le habían desabrochado la blusa.—Por eso mismo cariño, yo sé muy bien cómo controlar ese estrés… y lo sabes —dijo mientras lograba escabullir su mano por debajo del brasier. Decir que la resistencia de Whitney duró dos minutos tal vez fue mucho tiempo, porque muy pronto estaba nuevamente aceptando todo lo que ese hombre le ofrecía mientras besaba su cuello, lo que ella nunca imaginó era que, aunque Jack satisfacía sus deseos, era
Mariela trató de acomodarse en la cama mientras Kim le ayudó con una almohada, ambas chicas se miraron con una sonrisa amistosa, era sabido que cada vez que Kim conocía a alguien no tardaba mucho en que esa persona rápidamente le contara su vida. —Gracias Kim, cuanto tiempo tienes —le preguntó viendo ese vientre que ya se veía muy grande. —Ya son casi 8 meses así que no me queda mucho y no te creas este muchacho me tiene muy cansada, hay días que creo está entrenado para boxeador o futbolista. —Que linda eres —dijo con una ligera sonrisa —¿Estás segura de que Scott está bien? —Nena estoy completamente segura, Andrew no iba a permitir que nada malo le pasara te lo aseguro. —¿Andrew es tu esposo? —Si, debo reconocer que soy una chica afortunada, aunque siempre le recuerdo que el afortunado es él, ya sabes así mantengo el control —dijo cerrando un ojo. —Me preocupa saber que le puedan hacer algo por lo que pasó en el hospital. —Tranquila, él simplemente te defendió como el caballe
Antes de terminar la conversación Ken les dijo que trataría de comunicarse con alguien que tal vez les podría ayudar.Cuando Mariela escuchó todo eso de inmediato sintió no solo miedo sino pánico, estar lejos de los niños sin poder protegerlos la puso muy mal.Scott comenzó a buscar en su lista de conocidos, pero era obvio que ese era un círculo cerrado y muchos de ellos conocían al padre de Whitney, pensó en comprar una casa en cualquier otro estado o incluso fuera del país.No podía sentarse a esperar un milagro, a Mariela le preocupaba que Miguelito se diera cuenta de lo que ella había pasado, tuviera una recaída y volviera a encerrarse en sí mismo.De pronto de la nada recibieron una llamada que cambiaría todo —Hola mi nombre es Jonathan Hamilton soy amigo de Arthur y Ken y ellos me hablaron de que estás necesitando un lugar para tus niños, quiero ofrecerte mi casa en Los Hamptons, es un lugar grande y con todo lo necesario para que estén cómodos.No puedo creer lo que me estás dic
Después de esa conversación Aaron estaba tan enojado que incluso perdió en control del carro por unos segundos y estuvo a punto de estrellarse con un camión y lo siguiente que escuchó fue —¡Aprende a manejar imbécil! —además de algunos adjetivos extras que más bien no quiso escuchar que incluían a su familia y aunque trató de responder con un insulto, el camionero no se detuvo a escucharlo. —No entiendo con quien tiene pacto este idiota de Scott, no puede ser que todo le salga bien —decía en voz alta mientras peleaba solo después de que se quedó detenido a un costado de la ruta 195. Sabía Bien que ahora vendría la segunda parte y eso era hablar con Whitney para decirle que no tenía la más mínima idea de donde buscar a esos famosos niños y lo más probable sería que escucharía todo tipo de insultos y con los que ya le había dicho el camionero tenía suficiente por ese día así que por el momento decidió que no contestaría ninguna llamada. Se preguntaba una y otra vez, donde los pudo h
Por las siguientes dos semanas Aaron siguió tratando de buscar a los niños, pero sin mucho resultado, era como si se los hubiese tragado la tierra, así que decir que cada vez estaba de peor humor era lo mínimo. Whitney por su parte siguió como era su costumbre de fiesta en fiesta, pero diciéndole a todo el que podía que su boda con Scott era un hecho, incluso comenzó a comprar cosas para bebé y a mostrarlas en cada una de las redes sociales que tenía, aunque para entonces muchos comenzaron a pensar que simplemente estaba loca. Por su parte Ken había seguido con las investigaciones, revisó las grabaciones de cada uno de los empleados que se encontraban el día del ataque a Mariela y en especial las imágenes de Luciana, aunque había algo especial que aún no lograba entender, ella estaba dentro de la tienda en ese momento o al menos eso parecía. Laura por su parte cada vez trabajaba mejor como mánager, Juan sabía que faltaba poco para que los inversionistas llegaran así que una semana
Las palabras de Ruby fueron claras, en realidad habían tenido el tiempo para haber hablado de eso durante los pasados días, pero tal vez por miedo, ninguno de los dos quiso tocar el tema y fueron al médico sin siquiera pensarlo. —Amor esto es ilógico, hemos actuado como adolescentes irresponsables sin haber conversado de esto —dijo Mariela. —Tienes razón, tal vez por pensar que el asunto económico no sería un problema para mí, nunca le puse cuidado y te pido disculpas. —¿Tú quieres tener hijos? —preguntó tímidamente Mariela ya que ahora recién se ponía a pensar seriamente en que pasaría si quedaba embarazada. —A mí me gustaría mucho tener un hijo contigo —le respondió Scott cerrándole un ojo coqueto —pero estoy dispuesto a esperarte si tú quieres darte un tiempo. —La verdad esta relación nos ha tomado por sorpresa a los dos, cada uno llegó con familia, pero al mismo tiempo si me gustaría en algún momento tener un hijo y no podría imaginarme con ningún otro hombre que no fueras tú.