¿Crees que Laura le de una oportunidad a Juan? ¿Cuál será el siguiente paso de Aaron? ¿Logrará Scott convencer a Mariela?
No pasó mucho rato desde su llegada mientras Scott organizaba unos papeles, había decidido deshacerse por fin del famoso informe de Mariela, en su corazón ya no necesitaba comprobar más nada, estaba seguro de ella y se lo quería demostrar con confianza, entendía que era una relación nueva pero jamás se había sentido tan feliz aunque justo cuando tenía el famoso informe en su mano para ponerlo por fin en la trituradora de papel Mariela golpeó la puerta y nuevamente esa carpeta terminó de vuelta en la gaveta. —¿Podemos hablar? —preguntó tímidamente mientras asomaba la cabeza por la puerta. —Claro que si amor, pasa por favor, de hecho, yo también quiero hablar contigo para pedirte una disculpa después de hablar con Juan sobre las flores creemos que Aaron… —¿Aaron?... ese según me contaste es el primo de… —dijo rodando los ojos —con Laura pensamos que podría ser Jack, pero ese no gastaba ni en un chicle como gastaría en esas flores. —La habitación de Jack en el hotel fue pagada por Aar
Mariela en ese instante olvidó todo queriendo ir por algo más que una cachetada, pero Scott la detuvo diciendo —Tranquila, escúchame bien —mientras sostenía sus mejillas para que lo mirara a los ojos —yo no puedo permitir que un idiota como él ponga ideas en mi mente. —Pero, yo te prometo que yo no soy así tal vez termines pensando lo contrario porque fuimos demasiado rápido en esta relación y tengo miedo de eso —respondió como si la persiguiera un tren. —Nena, tú y yo somos adultos yo te sentí y sé perfectamente como, no soy un santo, tú me entiendes, yo aprendí mi lección, pero necesito que hablemos o no podré estar en paz con algo que hice, olvida a Gerardo que ese imbécil no vale la pena. —Te aseguro que Laura no hizo nada de lo que deba arrepentirse para lograr ser la mánager yo la conozco bien. Scott sonrió le dio un tierno beso en los labios y la abrazó fuerte pegándola a su pecho, de pronto alguien golpeo la puerta que estaba entreabierta —¡Hey! par de tortolos ¿se puede?
«Por culpa de este idiota no disfruté junto a Scott de mi noche frente al mar, este es el pinche Aaron Cooper» pensó rápidamente Mariela.—¿Qué pasa linda? —preguntó mientras se acercaba a ella nuevamente.—Por favor le agradecería que mantuviera su distancia yo a usted no lo conozco, respete mi espacio —respondió retrocediendo un paso.—Y pensar que yo te conozco tan bien, Scott y yo contratamos al mismo detective para que te investigara —respondió con una sonrisa mientras le cerraba un ojo.—¿De qué diablos está hablando?—Por lo que veo el gran Scott Newman ya tiene secretos contigo… eso no me parece bien al comienzo de una relación, yo nunca te haría eso. La cajera en ese momento se quedó fría escuchando ya que había rumores para nada estaba confirmado.—¿Por qué no se va con sus intrigas a otro lado? Yo no quiero escucharlo —dijo girándose para ya ni siquiera mirarlo.—Espero que tengas claro que van a hacer ahora.—¿A qué se refiere con eso?—¿No sabes que será papá y no de niño
Juan, Luis y Ken contuvieron a Scott mientras Aaron decía —Este hombre es peligroso, todos son testigos de que yo no lo provoqué.—¡¿A que viniste?! —le reclamó Scott.Mientras dos guardias de seguridad los detuvieron y uno de los médicos de turno les dijo —¡Señores por favor respeten, estamos en un hospital! —una enfermera se acercaba a Aaron para ayudarlo a detener la hemorragia que le había causado el puñetazo de Scott en la nariz.—¡Esto lo pagarás! —dijo Aaron con una sonrisa que se encargó sólo pudiera ser vista por Scott.—Hermano por favor no caigas en su juego, está consiguiendo que hagas exacto lo que quiere —dijo Juan mientras lo contenía.—Muchacho por favor cálmate, este tipo está buscando que pierdas en control —dijo Luis.—Es verdad, por favor no dejes que te gane la rabia, él vino a provocarte, está detrás de algo —dijo Ken. —Debí hablar con Mariela, debí contarle lo que pasó con Whitney ahora ni siquiera sé que le dijo ese imbécil —se reprochaba con ese sentimiento de
La sonrisa y las lágrimas de felicidad aparecieron en el rostro de Scott casi como por encanto, de inmediato tocó el timbre pidiendo ayuda, necesitaba estar seguro de que no estaba soñando, de pronto casi sin entender cómo esa habitación estaba llena de personal médico mientras él se quedaba en un rincón agradeciendo al cielo y al mismo tiempo pidiendo perdón por esos pensamientos cuando creía que la perdía. De pronto sintió en su hombro la mano del médico —Tranquilo ella está bien, la trasladaremos a su habitación podrá recibir visitas, pero que sean cortas por favor necesitamos que este tranquila. —Lo que usted diga —respondió con los ojos rojos que eran la mezcla del llanto y no haber dormido en toda la noche. —No sé qué sucedió —la escuchó decir con dificultad por los efectos de la medicina cuando por fin pudo volver a su lado y tomar su mano. —Tranquila amor ya tendremos tiempo, descansa por favor. —Sólo recuerdo la voz de una mujer… aunque sonaba familiar. —No te esfuerces
Cuando Andrew se giró para ver la cara de quien estaba causando esa conmoción vio como el abogado de Aaron se ponía más pálido a cada segundo. —Por favor cálmese —le dijo, abogado a Aaron para contenerlo. —¡Yo no me voy a calmar, ese hombre es un peligro, pero de mi cuenta…! —Le pido que por favor se calme, si me hubiese dicho que el abogado de la persona a la que planea acusar es Andrew Clemens jamás hubiese aceptado ser su defensor. —¿De qué estás hablando? —Es lejos un abogado brillante, he estado en casos en su contra en varias oportunidades y no he ganado ninguno, lo único que hace es arruinar mi récord, en cambio Clements nunca ha perdido un caso. Andrew se acercó con esa seguridad que tenía que simplemente hizo que el abogado de Aaron tragara saliva —Buenas tardes abogado, al parecer no se cansa de defender imposibles. —¡No sé quién eres, ni me interesa, pero a mí no me viene a tratar de imposible, creo que no sabe con quién está tratando soy Aaron Cooper! —Señor Coope
En una exclusiva mansión de un barrio en Boston, alejado del centro de la ciudad Whitney caminaba de un lado a otro como queriendo pelear hasta con su reflejo, mientras Jack la seguía como sombra por toda la habitación tratando de controlarla.—Vamos linda, no puedes seguir así parece que vas a explotar, mejor déjame liberar tu energía de esa forma que te gusta —le dijo mientras trataba de acariciarla y ella de controlarlo, aunque no con muy buenos resultados.—¿Qué no te das cuenta de que estoy estresada? —respondió tratando de sostenerle las manos que ya le habían desabrochado la blusa.—Por eso mismo cariño, yo sé muy bien cómo controlar ese estrés… y lo sabes —dijo mientras lograba escabullir su mano por debajo del brasier. Decir que la resistencia de Whitney duró dos minutos tal vez fue mucho tiempo, porque muy pronto estaba nuevamente aceptando todo lo que ese hombre le ofrecía mientras besaba su cuello, lo que ella nunca imaginó era que, aunque Jack satisfacía sus deseos, era
Mariela trató de acomodarse en la cama mientras Kim le ayudó con una almohada, ambas chicas se miraron con una sonrisa amistosa, era sabido que cada vez que Kim conocía a alguien no tardaba mucho en que esa persona rápidamente le contara su vida. —Gracias Kim, cuanto tiempo tienes —le preguntó viendo ese vientre que ya se veía muy grande. —Ya son casi 8 meses así que no me queda mucho y no te creas este muchacho me tiene muy cansada, hay días que creo está entrenado para boxeador o futbolista. —Que linda eres —dijo con una ligera sonrisa —¿Estás segura de que Scott está bien? —Nena estoy completamente segura, Andrew no iba a permitir que nada malo le pasara te lo aseguro. —¿Andrew es tu esposo? —Si, debo reconocer que soy una chica afortunada, aunque siempre le recuerdo que el afortunado es él, ya sabes así mantengo el control —dijo cerrando un ojo. —Me preocupa saber que le puedan hacer algo por lo que pasó en el hospital. —Tranquila, él simplemente te defendió como el caballe