Calculaba que habían pasado alrededor de dos horas desde que Martin me advirtió sobre aquella misteriosa reunión.
La casa estaba totalmente en silencio y eso me hacía sospechar aún más de la situación.
¿Qué estaba pasando allí abajo? ¿Qué hacían? ¿Por qué debía permanecer encerrada aquí?
A medida que el tiempo transcurría en ésta casa, mis dudas crecían más y más. Pero ninguna respuesta llegaba…
Bien, entonces las iba a buscar por mi propia cuenta.
Me quité los zapatos para no hacer ruido al caminar. Me asomé por el pasillo y luego de comprobar que no había nadie, fui hacia las escaleras y bajé los primeros escalones.
Me acerqué con cuidado a la baranda y escuché unas voces masculinas discutiendo.
-No sé si pueda confiar en uste
Al cabo de un largo rato, ya no sabía qué hacer. Estaba recostada de lado sobre la cama, mirando hacia cualquier lado, sin pensar en nada y a la vez pensando en todo. Prácticamente había memorizado cada espacio: los muebles, el piso, las paredes...Sin embargo, algo me llamó la atención en ese instante: unas marcas en la pared blanca que estaba justo al lado de la cama.Parpadeé un par de veces para identificar si era real o estaba viendo mal.Me incorporé lentamente y me acerqué para verlas de cerca. Eran unas líneas negras, como ralladuras hechas sobre la pared con algún objeto filoso... Estaban una al lado de la otra y en gran cantidad; eran como cincuenta o sesenta líneas.Pasé las yemas de mis dedos por ellas... Definitivamente estaban talladas, no dibujadas.¿Qué significaban? ¿Para qué las habían hecho?Me di v
Al día siguiente, desperté, y deseé que todo fuera una pesadilla; que en realidad estuviera en mi cama, lejos de Alexander.Abrí los ojos y me encontré con la triste realidad de que todo era verdad. Me desperecé unos instantes y poniéndome de pie me quité el camisón que Sam me había prestado, para reemplazarlo por el vestido que usé ayer.Sin muchas ganas, bajé a la cocina para comer algo.Nadie me había dado permiso para salir de la habitación, pero tampoco me habían prohibido hacerlo.Entré con tranquilidad a la cocina y me relajé al ver que estaba sola. Fui abriendo distintos estantes hasta hallar lo que buscaba: café. Calenté un poco de agua y tomé una taza de color rojo que estaba en una de las alacenas.Estaba sirviendo el agua caliente en la vasija, cuando una voz femenina me sobresaltó.-A
-¿Ves qué fácil es hacer lo que digo?- se atrevió a decir.¡El maldito continuaba burlándose de mí! Inspiré hondo recordando que tenía un arma y que éste no era el momento de actuar… Pronto llegaría ese día.Comencé a caminar para abandonar la habitación, cuando Alexander sujetó con fuerza, pero sin lastimarme, mi brazo izquierdo.Furiosa volteé para encararlo.-Déjame. Ya hice lo que querías-Sus labios se movieron, como si fuera a decir algo... Pero en lugar de eso, con su mirada confundida, me soltó.Dejé la habitación a paso apresurado y subí por las escaleras.Estúpido psicópata. Demente. Bastardo.¿Quién se creía que era? En cuanto me pudiera escapar de este maldito lugar, lo metería en la cárcel.Estaba atrav
-Anne… Anne... Despierta--Mmm- balbuceé.-Joder Anne, cómo duermes- murmuró una voz con pesadez.Abrí los ojos intrigada y todavía medio dormida. ¿Quién me despertaría si yo vivo sola...?Hasta que lo vi y recordé. Pero eso no fue lo peor. Lo más grave fue que me encantó lo que estaba viendo.Alexander tenía una remera blanca, pegada a su cuerpo, lo cual hacía que sus músculos se notaran más. Su pelo estaba mojado y sus ojos brillaban reflejando la luz del sol que entraba por la ventana de la habitación.Antes, los primeros días que estaba aquí, habían cerrado esa ventana con una madera, por temor a que me escapara.Ayer, por fortuna, había logrado que la quitaran, y por fin podía saber si era de día o de noche.- ¿Qué pasó? - murmuré sent&a
POV AlexanderSuspiré mientras me recostaba en la silla que había traído al lado de la cama de Anne.Joder, ¿Cómo todo se había ido tan rápido al carajo? Froté mi rostro con la mano izquierda.Sentía que la cabeza me iba a explotar y, para colmo, ella todavía no abría los ojos.Después de que se desmayara en la calle, no llegué a sostenerla antes de que su cabeza golpeara contra el pavimento, porque estaba lejos de su figura.La trajimos con toda la velocidad del mundo hacia acá y llamamos a un médico cualquiera, fingiendo que ella se había desmayado solo por no comer. Él nos dijo que el golpe no parecía haberle hecho un gran daño, pero que debíamos esperar.Y esperar no era mi fuerte.Quería que abriera sus ojos ya. Era una necesidad que sentía la de volver a verlos
POV AnneNo sabía si mi piel erizada era por el ardor o por lo que acababa de decirme.-Alexander, ésta vez no fue tu culpa...--Si lo fue Anne, nada de lo que digas va a quitar mi responsabilidad-Suspiré fastidiada pero no respondí. No quería que se sintiera mal por algo que un maldito me había hecho. Ya bastante confundida me sentía como para agregarle la culpa.Sabía que había hecho bien en salvar al niño, no me arrepentía para nada. Pero, ver su rostro decepcionado y asustado... Joder, no podía quitarlo de mi mente.Terminó de curarme los cortes del brazo y me colocó una gasa para cubrirlos. En silencio, se puso de pie y me tendió una bolsa de gel congelada. Le agradecí murmurando y, al colocarlo en mi cabeza, comenzó a doler al instante. Lo retiré tan pronto como lo puse.Alexander me mir
Comencé a ser consciente de que tenía mucho calor... Abrí mis ojos con pesadez y observé que el brazo de Alexander estaba enredado sobre mi torso, acercándome peligrosamente a él.No voy a negar que me gustó despertar así... Pero ni siquiera quise disfrutarlo. Él siempre sería la persona que arruinó mi vida, no debía olvidarlo.Giré mi rostro unos centímetros y lo ví descansar. Tenía los labios un poco entreabiertos, respiraba con suavidad, y en su rostro se notaba la calma que lo invadía. Sus cabellos estaban alborotados y, se veía aún mejor que cuando se peinaba.En ese momento me pregunté cómo se sentiría ser amada por Alexander…Se veía como un tipo duro, frío, más que el hielo... Pero también protector y divertido, al menos así parecía cuando hablaba
Caminé junto a Alexander hasta llegar a su oficina en la planta baja, la misma donde había firmado aquel papel que me obligaba a trabajar para ellos.Cerró la puerta una vez que estuve dentro y un escalofrío me recorrió. Nunca olvidaba que estaba con un mafioso.Se sentó en su escritorio, en silencio, y cruzó sus dedos mirándome fijamente.Con seguridad, le mantuve la mirada. No sabía qué había hecho ahora, pero no le demostraría miedo.-Quiero que seas mi acompañante en una cena el sábado a la noche- soltó de repente.Espera, ¿Qué?- ¿Qué? – repetí en voz alta.-No lo voy a volver a decir- musitó un poco... ¿Avergonzado?-Discúlpame Alexander, pero ese no es mi trabajo...--Claro que sí, es una reunión de trabajo- me interrumpió.<