POV Anne
No sabía si mi piel erizada era por el ardor o por lo que acababa de decirme.
-Alexander, ésta vez no fue tu culpa...-
-Si lo fue Anne, nada de lo que digas va a quitar mi responsabilidad-
Suspiré fastidiada pero no respondí. No quería que se sintiera mal por algo que un maldito me había hecho. Ya bastante confundida me sentía como para agregarle la culpa.
Sabía que había hecho bien en salvar al niño, no me arrepentía para nada. Pero, ver su rostro decepcionado y asustado... Joder, no podía quitarlo de mi mente.
Terminó de curarme los cortes del brazo y me colocó una gasa para cubrirlos. En silencio, se puso de pie y me tendió una bolsa de gel congelada. Le agradecí murmurando y, al colocarlo en mi cabeza, comenzó a doler al instante. Lo retiré tan pronto como lo puse.
Alexander me mir
Comencé a ser consciente de que tenía mucho calor... Abrí mis ojos con pesadez y observé que el brazo de Alexander estaba enredado sobre mi torso, acercándome peligrosamente a él.No voy a negar que me gustó despertar así... Pero ni siquiera quise disfrutarlo. Él siempre sería la persona que arruinó mi vida, no debía olvidarlo.Giré mi rostro unos centímetros y lo ví descansar. Tenía los labios un poco entreabiertos, respiraba con suavidad, y en su rostro se notaba la calma que lo invadía. Sus cabellos estaban alborotados y, se veía aún mejor que cuando se peinaba.En ese momento me pregunté cómo se sentiría ser amada por Alexander…Se veía como un tipo duro, frío, más que el hielo... Pero también protector y divertido, al menos así parecía cuando hablaba
Caminé junto a Alexander hasta llegar a su oficina en la planta baja, la misma donde había firmado aquel papel que me obligaba a trabajar para ellos.Cerró la puerta una vez que estuve dentro y un escalofrío me recorrió. Nunca olvidaba que estaba con un mafioso.Se sentó en su escritorio, en silencio, y cruzó sus dedos mirándome fijamente.Con seguridad, le mantuve la mirada. No sabía qué había hecho ahora, pero no le demostraría miedo.-Quiero que seas mi acompañante en una cena el sábado a la noche- soltó de repente.Espera, ¿Qué?- ¿Qué? – repetí en voz alta.-No lo voy a volver a decir- musitó un poco... ¿Avergonzado?-Discúlpame Alexander, pero ese no es mi trabajo...--Claro que sí, es una reunión de trabajo- me interrumpió.<
Finalmente, llegó el bendito sábado a la noche.Me encontraba observando mi figura en el espejo; llevaba un vestido rojo, con algunas partes de encaje y un tajo bastante atrevido en la pierna derecha.Yo había insistido en ponerme algo que me tapara desde el cuello a los tobillos, pero Sam no me dejó. Según ella tenía “un cuerpo con las curvas perfectas” y debía disfrutarlo. Así que, en cuanto vimos ésta prenda en la vidriera de una importante casa de ropa, exigió que me lo probara.Y para ser honesta, me encantó en cuanto me lo ví puesto; de modo que estaba muy a gusto con mi look ésta noche.No me interesaba seducir a nadie, solo iba a hacer mi trabajo y listo. Uno que, por cierto, ni siquiera había elegido. Pero no veía por qué no podría arreglarme como me quisiera.Además, Sam era muy insistente cuando quer&i
Alexander soltó una "inocente" risita.-Aún no tenemos planes, pero va a ser dentro muy pronto- contestó con mucha seguridad.Por mi parte, mi rostro estaba morado, y no decía ni una palabra.-Alex, ¿Qué te parece si vamos a mi oficina a hablar? - lo invitó con cortesía el anfitrión.-Por supuesto- contestó mientras ambos se ponían de pie.¿Qué? ¿Me iba a dejar sola acá?Lo iba a matar.Me volteé para encontrarme con su rostro y abrí los ojos en señal de desesperación.El jefe se acercó suavemente a mi oído, dejó un beso sobre mi mejilla y murmuró: Tranquila.Y así se fue... Dejándome en un profundo silencio con la señora Gaspo. Le dirigí una incómoda sonrisa mientras bebía un poco de agua.Necesitaba actuar de un
- ¿Qué haces aquí? --Vine al baño- respondí dudosa. Se lo veía furioso.-En serio Anne, ¿Qué escuchaste? -¿Qué podía ponerlo así de nervioso? Pensé enseguida. Tenía que ser algo grande.-Volvía del baño y justo abriste la puerta, no escuché nada Alexander- me defendí con firmeza. En cierto modo era así…Pero ahora tenía más dudas que antes en cuanto a su misterioso mundo.-En casa vamos a hablar- murmuró y tomándome de la mano volvimos al salón.No sabía si era bueno o malo que me agarrara, pero lo hacía con suavidad y hasta con cariño... Incluso me pareció percibir que recibía una caricia con uno de sus dedos sobre el dorso de mi mano... Pero no podía ser. Debía estar equivocada, él no era así.
POV AlexanderObservé como Anne estaba hipnotizada frente a tal paisaje...Me sentí orgulloso por mi elección, sabía que le iba a gustar.Para ser sincero, había planeado traerla hacía varios días, cuando había visto este lugar por primera vez. Sólo que no encontraba el momento, hasta ahora.Con cuidado se sacó los tacos y comenzó a caminar descalza por la arena.-Está helada- murmuró sonriendo.En cierto modo me daba ternura su forma de ser, su espontaneidad.Se había comportado de una manera increíble hoy, y sin duda merecía conocer un poco más de en dónde estaba metida.Nos acercamos un poco más a la orilla, lo suficiente como para que sus cabellos comenzaran a bailar en el viento, y nos sentamos.- ¿Qué tal estuvo la noche? - comencé.-Qu&eac
POV AnneAl día siguiente abrí mis ojos y recordé al instante la noche anterior.Había sido increíble estar juntos en la playa, por fin sentía que conocía un poco más al Jefe.Aunque todavía me quedaba esa sensación extraña... Había mirado mis labios como si realmente quisiera besarme. Es más, creí que lo haría... Pero en ese momento decidió que era tarde y debíamos volver.¿Qué habría hecho si él me besaba? Prefería ni pensarlo.Me puse de pie y comencé mi rutina.❀El día acontecía en calma.En éste momento me encontraba curando a Christopher, uno de los "mafiosos" que trabajaba con Alexander.Había recibido un par de cortes por un cuchillo y estaba terminando de hacerle las curaciones, cuando escuché unos gri
Intenté respirar profundo. Lo que habíamos hecho era una locura. Estaba mal, muy mal. ¡Sobre todo por mi parte!Ni siquiera entendía como todo había pasado tan rápido. Yo quería ayudarlo, pero terminamos...Dios no quería ni pensarlo. ¡Me había secuestrado y yo lo había besado!¿Qué estaba mal conmigo? ¿Acaso me estaba olvidando todo lo que me había pasado?Además, había visto el arrepentimiento en sus ojos en cuanto se había separado de mí.Seguro estaba tan ebrio que mañana ni lo recordaría. Aunque no sabía si eso me hacía sentir mejor o peor...Estaba convencida de una sola cosa: me había encantado ese beso. Y lamentablemente, me había hecho sentir más cosas de las que deseaba.Respiré hondo una vez más y me fui a cambiar la ropa mojada.