CAPÍTULO TREINTA Y UNO: MI SALVACIÓNAbajo, todo lo que se podía decir era que la celebración estaba siendo un éxito. Toda esa celebración ahora llevaba el hombre de uno solo de los Montiel. Como siempre lo quiso Yahir, si tan solo supiera Sebastián y el más pequeño de los Montiel que esa era la razón por la que vivía y lo que parecía siempre darle más vida. Los secretos no eran para siempre, los secretos no siempre podían mantenerse debajo de las piedras donde el protagonista de la historia había decidido dejarlas, más pronto que tarde el mundo iba a despertar y todos se iban a dar cuenta lo que es capaz de hacer el odio en el corazón de una persona, el odio en la persona por la que sus venas corría la sangre de quien más pensaba dañar.La sonrisa de Yahir no podía ser más grande. Los inversionistas ya estaban ahí, esperando porque el gran Yahir Montiel se presentara y dejaran detrás, en sus más profundos recuerdos que fue una vez Sebastián quien llevaba esa empresa.—Me da tanto gus
CAPÍTULO TREINTA Y DOS: ¿QUÉ ES EL AMOR? ¿Qué era el amor? ¿Qué era la protección? ¿Qué era todo eso que se debe de sentir estando con la persona que hacía latir el corazón como si el mismo corazón supiera qué era la vida y qué era la muerte para que al final, se sintiera contento con vivir? Había tanto que ella había soñado, había tanto que ella hubiera querido al momento de formar una familia o al menos, casarse por segunda vez pero al final, nada de eso había valido la pena. Ni siquiera soñar despierta le había servido para creer que el mundo allá afuera podía ser un poco menos cruel de lo que había sido con ella. Aunque ahora que veía de cerca su salvación se daba cuenta de algo. Haber soñado todo eso, haber engendrado esos sentimientos sin la ayuda de nadie, había servido de algo, estando ahí, frente a su salvación ella era capaz de sentir algo que quizá, no era debido de sentir. ¿Quién era ese hombre que había llegado a rescatarla? Ni siquiera ella lo sabía. Sus hermosos ojo
CAPÍTULO TREINTA Y TRES: ARREPENTIMIENTOY entre esos hombres, unos más que no tenía miedo de nada, que veía a Daniel como un pobre hombre que no podía mover las manos, que no tenía la fuerza que sus hombres tenían. Una risa fue escuchada al momento. La mirada del hombre que tenía la tarjeta dorada entre sus manos al igual que Velvet y Daniel, se encontraron con la de la persona que reía. No era más que un hombre de estatura baja, con una enorme panza que lo hacía parecer como un pobre e insignificante hombre que podía ser terminado en un dos por tres. Ese hombre seguía riendo mientras los demás solo lo miraban como si se tratara de la persona más valiente.— ¡Oye, tú!, —llamó la voz del hombre. — ¿Esa pequeña perra es tuya? —Señaló el hombre a la mujer en el suelo.El hombre que aún mantenía la tarjeta en sus manos, se dio la vuelta para ver quién había dicho eso. Él solo quería pensar que había escuchado mal. El hombre no era más que uno de "sus amigos", alguien que también se ha
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO: CUBRE SUS OJOS ¡Qué pequeño era el mundo! ¿Hasta dónde era capaz de llegar la ambición de las personas pero sobre todo, hasta dónde era capaz de llegar el maldito odio que consume un corazón, incluso tratándose de un corazón que estaba atado a otro por las leyes más sagradas del mundo y que era las de la hermandad?Porque mientras abajo una celebración se estaba llevando a cabo y que no era nada y nada menos que de los Montiel, arriba, un Montiel, el más importante quizá estaba a punto de querer terminar con la vida de las personas que había insultado a la mujer que él más estaba protegiendo y que al final del día, era su esposa. Fuera por conveniencia, fuera porque en verdad la quería, era su esposa y era por su esposa y por su hija por quienes estaba sintiendo todo eso.Ahora no podían ser más que desconocidos si ellos llegaban a encontrarse. Mientras abajo Yahir Montiel sonreía y sentía el placer del poder en sus manos, arriba Sebastián Montiel era llam
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO: NI EL MISMO INFIERNO ¿Qué tan cerca estaba la sangre que siempre tuvo que estar unida de la otra? ¿Qué tan diferentes podían ser los mundos de uno y otro? ¿Cuál había sido aquella vida que uno y otro vivía? ¿Cuál era la realidad de lo que los mantenía separados? Los tres Montiel, hombres que fueron traídos al mundo por la misma mujer, concebidos en el mismo vientre, por sus venas corriendo la misma sangre, un pedazo de uno y otro que al final, solo eran un complemento.Mientras uno de los Montiel había jurado regresar con la venganza hecha en sus manos el otro de los Montiel disfrutaba momento a momento en que Sebastián no estaba ocupando el lugar que por derecho le correspondía.Las copas de vino que pegaban una y otra por cada brindis que se hacía abajo mientras arriba el puño de Daniel que golpeaba con el rostro del hombre que más había ofendido a Gabriela.Tal vez, frente a los ojos de los demás, Daniel era un hombre salvaje que no tenía respeto, integri
CAPÍTULO TREINTA Y DOS: TRAICIÓN Con el sentimiento de satisfacción que todos los hombres deben de sentir cuando llegan a la cima de la montaña, Yahir Montiel tomó su copa de vino al mismo tiempo que se dirigía al punto más alto del salón. —Su atención por favor, señores —pidió Yahir con una sonrisa en el rostro. Todo quedó en silencio. Eso era lo que más disfrutaba, que el mundo hiciera lo que quería en cuanto así lo quería. —En un momento estaremos dando la rendición de cuentas, el progreso de la compañía y mostrando a nuestra dama del vino, por favor, sigan disfrutando un poco más. —Terminó diciendo Yahir para después, bajar del pequeño escenario y continuar disfrutando de lo que él mismo había hecho. Abajo del escenario, la mujer que alguna vez fue de su hermano ya lo esperaba, mirándolo como el tesoro más grande que ella podía alcanzar. Ese era quizá el hombre de muchas mujeres, creer a los hombres un tesoro antes que creerse ellas mismas el premio. Rubí no era una mujer ma
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE: UNA DECISIÓN TOMADA Incluso si había sido él quien la defendiera no una vez, no dos, sino incontables veces, incluso si había sido él el único que le había ofrecido su protección para aquella familia, ella también había sabido hablar en su contra antes de que los dos lo lamentaran. No sabía quién era Daniel verdaderamente, no sabía quién podía ser cuando se trataba de problemas pero algo era cierto ahí, ella comenzaba a temer de la fiera que parecía nacer por cada vez que el mundo iba en su contra. En el momento en que Gabriela se dio cuenta que Daniel no parecía poder detenerse, en el momento en que ella pensó que todo lo que Daniel quería hacer era conseguir la muerte de ese hombre, Gabriela supo arrastrarse por su celular sin que nadie lo viera, sin descubrir los ojos de su hija quien ya podía tener una idea de lo que estaba pasando ahí.Ante los ojos de Daniel ella lo pudo haber traicionado pero en el corazón de la misma Gabriela sabiendo que eso que e
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO: LA SALVACIÓNDaniel mejor que nadie había visto la injusticia frente a sus ojos día y noche, Daniel había vivido en la injusticia, estaba harto de ella, la misma injusticia por qué se escondía y vivía dos vidas porque mientras viviera, siempre iba a vivir dos vidas a la vez. Ese era su destino, esa era la manera en la que se desarrollaba en un mundo tan hostil. Nadie había podido reconocerlo excepto aquel hombre del que la tarjeta ya se había caído de sus manos sin que Daniel lo notara pues de lo contrario, se habría esforzado por callarlo, mismo hombre quien casi suplicaba por su vida y si no hubiera sido por su hija, tal vez hubiera pasado por lo mismo que el hombre que seguía hablando basura de su mujer frente a él.Todo lo que quería aquel ser era regresar el tiempo y no haber tenido que insultar a esa mujer de esa manera porque si de algo estaba seguro era que los Montiel sabían vengarse, sabían cobrarse el daño por el doble. Era esa la misma razón por la