CAPÍTULO SESENTA Y NUEVE: AQUELLA VERDAD OCULTA Gabriela miró a su pequeña niña ahora, con una sonrisa en el rostro. Gabriela no pedía mucho para la vida, ella solo quería dar lo mejor de ella al mismo tiempo que hacía de esa pequeña casa la mejor, hacer vivir a su hija una vida pacífica, ver a su hija crecer segura y feliz, esto era suficiente para ella. Pero el dolor en el corazón de Gabriela fue tocado por su pequeña hija. En sus ojos había algunas lágrimas aún.—Bueno, mami tiene que esperar a que Velvet crezca, esperar a que Velvet proteja a mami, ¿tú me vas a esperar, verdad? —Preguntó Velvet con una gran sonrisa en su rostro. —Definitivamente dejaré que mamá viva una buena vida, ¡lo garantizo! —Los pequeños puños de Velvet estaban fuertemente cerrados y su pequeño rostro era inusualmente firme. —Y papá también vivirá feliz, cuando tenga suficiente dinero, mi papá construirá una casa grande para nosotros, ¡así no tendrá que trabajar bajo el sol y solo ver dibujos animados todos
CAPÍTULO SETENTA: LOS ERRORES SE PAGANDespués de haber dejado en la escuela de la niña las tareas que había hecho la pequeña en todo ese tiempo en que no se había podido presentar en la escuela debido a que la cirugía estaba muy cerca, Gabriela y su hija continuaron su camino por el parque haciendo que la madre de la pequeña le comprar un rico helado. La cirugía estaba muy ceca y todo lo que quería hacer Gabriela era darle fuerzas a su hija para que se pudiera enfrentar a lo que viniera. —Este es mi sabor favorito, mamá —dijo la pequeña al momento que madre e hija se sentaban en un lugar en el parque.—Eso lo sé, mi amor, por eso fue que te compre este helado.La niña sonrió sin dejar de comer su helado. Por un momento todo quedó en silencio, es que el hecho de ver a los niños adelante jugando le hizo a Gabriela imaginar lo que sería la vida de las dos después de la cirugía. —Mami —llamó la pequeña niña.—Dime, mi amor.— ¿Cuándo salga del hospital crees que pueda jugar con mi pap
CAPÍTULO SETENTA Y UNO: EL BESO ESPERADO Como cualquier otra mañana donde solo la esperanza era todo lo que podía reinar en ese momento, el sol había salido una vez más, las risas de Velvet sonaban como una melodía para Gabriela en esa casa. No necesitaba nada más que su hija y la felicidad que ella le podía producir. Esa era la razón por la que se despertaba todos los días, era la razón por la que peleaba día a día y siendo la pequeña su motor, iban a salir adelante con o sin ayuda de Daniel y de Eleonor.¿Qué decir de Daniel? Sin saberlo, las risas de Velvet por la casa y la sonrisa de Gabriela ablandaron su corazón. Esa era la vida que quería vivir por todo el tiempo que le quedara y ahora, él estaba allí, viviendo lo que siempre quiso, pero de repente, todo era difícil. Todo era un secreto, todo era una irrealidad, todo era algo que no era seguro siendo Daniel y Sebastián al mismo tiempo.— ¡El agua está lista para ti, toma un baño para aliviar tu fatiga! —Gritó Gabriela, cargand
CAPÍTULO SETENTA Y DOS: PRIMER BESO, PRIMER SENTIMIENTOYahir Muriel, David Belmonte y los más grandes señores estaban justamente en ese lugar, en uno de los Club más oscuros donde aquellos hombres solo podían estar y donde los negocios más oscuros se planeaban. —Entonces, ¿estás seguro que ella es la mujer perdida de los Belmonte? —Preguntó Yahir.Era increíble como las cosas podían ser. Era increíble que fuera su hermano quien estuviera casado con una mujer a la que muchos había respetado tiempo atrás. El día final para aquel hombre que simplemente había salido a buscar a los asesinos de su familia, estaba llegando y no solo el final de él pero también, el final de la pequeña por la que la esposa de ese hombre y ese hombre se desvivían. Ya estaba todo dicho, ahora solo era el momento en que programaran la cirugía de la niña para que el último paso se diera. David Belmonte no podía arriesgarse a perderlo todo mientras esperaba a que Gabriela regresara a su lugar y lo proclamara todo
CAPÍTULO SETENTA Y TRES: BELLA NATURALEZA Como una familia, la familia que Daniel había encontrado en ellas, Daniel, Gabriela y la pequeña Velvet continuaron el camino por la avenida principal, la misma que los llevaría a timar el bus y así, poder llegar al hospital en donde solo una buena noticia debía de estar esperando por ella y por la pequeña Velvet.A diferencia de otra ocasión en donde ellos habían viajado en autobús y este, había ido tan lleno que la única preocupación de Daniel había sido proteger a su esposa, mujer que no era su esposa cuando esa primer vez sucedió, el autobús iba casi completamente vacío. ¿Quién diría que para la segunda vez que ellos se subieran a un autobús lo iban a hacer como una familia.Fue entonces que los tres pudieron tomar asiento, la sonrisa de la pequeña Velvet hablaba por todo lo que ella estaba sintiendo en ese momento de ir acompañada por su padre. Recordaba tantas idas al hospital, recodaba tantos momentos casi desde su nacimiento que tuvo
CAPÍTULO SETENTA Y CUATRO: EL DOLOR COMEINZA Y mientras había gente que dormía en total paz, mientras era una familia la que comenzaba a verse como tal, había quienes no podían evitar seguir con sus malévolos planes adelante justo en la oscuridad, en donde las peores cosas pasaban. Justo después de que Daniel y Gabriela se durmieran, todo el oscuro mundo no estaba en paz mientras fueran ellos los que gobernaran en él. ¡Una noticia barrió con toda la capital imperial de esos hombres como un viento de otoño que barría las hojas caídas en un instante!Para ese momento ya la mayoría de las persona sabían de la verdadera identidad de Daniel porque solo bastó un momento de investigación y que finalmente las piezas fueran encajando para que encontrara toda la verdad que Yahir Muriel quiso detener, la misma que le estaba estorbando en el camino pero teniendo siempre al hombre de nombre Enrique todo iba a resultar siempre siendo como él lo quiera. El momento final estaba llegando.En resume
CAPÍTULO SETENTA Y CINCO: PRIMERA SONRISANunca antes las mañanas habían sido como aquellas. Nunca antes las mañanas ya habían sido marcadas como i fuera el final de sus vidas y es que a lo mejor no era el final de sus vidas pero si el final a sus días de felicidad. Todo lo que estaba por pasar era algo que nadie se podía imaginar. El dolor iba a ser todo lo que iba a reinar en la vida de ellos, no más que dolor, no más que lágrimas de sangre. Era una pena que las sonrisas en sus rostros iban a ser de las últimas que se fueran a ver. Al día siguiente, después de haber dormido de la mejor manera, la luz dorada del sol se derramaba en el cielo y, a través de las pequeñas ventanas de vidrios viejos, la vieja y pequeña habitación, vivienda, hogar de Gabriela y de Daniel se tiñó con un color sagrado para quienes no habían visto la felicidad en mucho tiempo, e incluso los muebles dentro de la casa se pintaron al mismo tiempo del color que derramaba el cielo en el horizonte.Afuera, un al
CAPÍTULO SETENTA Y SEIS: PERSONAS QUE LASTIMANEse pequeño lugar que muchos llamaban o describían ser como una pocilga, era un gran lugar de reunión para la gente que trabaja en lo que sea siendo inmigrantes, mismos que vivían en un área muy densa, hombres solos que básicamente estaban moviendo ladrillos en el sitio de construcción todo el día porque no habían más trabajos, solo algunos trabajadores inmigrantes que trabajaban allí, haciendo todo lo posible para ganar tanto dinero como pudieran para mantener a sus familias.Cuando la puerta se cerró, dentro de la casita se quedó Gabriela con su hija. De repente, la pequeña abrió su boquita para preguntar lo que quería preguntar desde el momento en que escuchó a su padre reírse con unas personas afuera de la casa.— ¿Mami? — Llamó la niña.— ¿Sí, mi amor?— ¿Mi padre se estaba riendo cuando habló de ti, verdad?Hasta ese momento Gabriela fue capaz de entender lo la niña le estaba queriendo decir. Daniel había sonreído por ella, por la m