CAPÍTULO SETENTA Y CINCO: PRIMERA SONRISANunca antes las mañanas habían sido como aquellas. Nunca antes las mañanas ya habían sido marcadas como i fuera el final de sus vidas y es que a lo mejor no era el final de sus vidas pero si el final a sus días de felicidad. Todo lo que estaba por pasar era algo que nadie se podía imaginar. El dolor iba a ser todo lo que iba a reinar en la vida de ellos, no más que dolor, no más que lágrimas de sangre. Era una pena que las sonrisas en sus rostros iban a ser de las últimas que se fueran a ver. Al día siguiente, después de haber dormido de la mejor manera, la luz dorada del sol se derramaba en el cielo y, a través de las pequeñas ventanas de vidrios viejos, la vieja y pequeña habitación, vivienda, hogar de Gabriela y de Daniel se tiñó con un color sagrado para quienes no habían visto la felicidad en mucho tiempo, e incluso los muebles dentro de la casa se pintaron al mismo tiempo del color que derramaba el cielo en el horizonte.Afuera, un al
CAPÍTULO SETENTA Y SEIS: PERSONAS QUE LASTIMANEse pequeño lugar que muchos llamaban o describían ser como una pocilga, era un gran lugar de reunión para la gente que trabaja en lo que sea siendo inmigrantes, mismos que vivían en un área muy densa, hombres solos que básicamente estaban moviendo ladrillos en el sitio de construcción todo el día porque no habían más trabajos, solo algunos trabajadores inmigrantes que trabajaban allí, haciendo todo lo posible para ganar tanto dinero como pudieran para mantener a sus familias.Cuando la puerta se cerró, dentro de la casita se quedó Gabriela con su hija. De repente, la pequeña abrió su boquita para preguntar lo que quería preguntar desde el momento en que escuchó a su padre reírse con unas personas afuera de la casa.— ¿Mami? — Llamó la niña.— ¿Sí, mi amor?— ¿Mi padre se estaba riendo cuando habló de ti, verdad?Hasta ese momento Gabriela fue capaz de entender lo la niña le estaba queriendo decir. Daniel había sonreído por ella, por la m
CAPÍTULO SETENTA Y OCHO: LA CONFIANZA, ¿PUEDE REGRESAR?Daniel debía de ser un buen hombre, Daniel debía de ser la persona que su corazón siempre estuvo esperando, sabía que no era correcto todo lo que estaba sintiendo pero es que no podía evitarlo. Apenas la pequeña entendió lo que quería decir su mamá, sonó el celular de Gabriela casi al instante.— ¡Mami, tu celular! —Dijo la niña casi de inmediato.Gabriela desvió la mirada y luego atendió la llamada con una sonrisa en su rostro. No sabía de quién se podría tratar ya que estaba tan sumergida en los pensamientos con Daniel que cualquier llamada sentía que le podía levantar el ánimo.— ¿Gabriela? —Preguntaron del otro lado de la línea.Inmediatamente Gabriela reconoció la voz de esa persona que no era nada más y nada menos que su amiga. Por un momento las palabras de Daniel vinieron a su mente casi de manera inmediata. Su amiga Eleonor había sido la misma persona que la había traicionado pero también era la misma que le había dad
CAPÍTULO SETENTA Y NUEVE: COMIENZO DE LAS VERDADES Una vez más de la misma manera en que solo un hombre como Sebastián podía estar esperando ahí, el momento final estaba llegando porque era de esa manera en que él iba a dar final a todo ese sentimiento de venganza que había crecido en el interior de Sebastián. Estaba harto de aquella vida, la misma vida que su madre le había obligado a tomar solo porque ella no supo entender que las cosas que ella legó a hacer a su esposo, eran las mismas que pagó al final y por las mismas por las que Sebastián no quería pagar. Lo había encontrado todo, ahora Sebastián tenía lo que más quería, una familia, una familia que lo llenaba de amor y que lo había hecho tomar la vida que realmente quería. Nada estaba bien con su vida, y ya había tomado una decisión, Sebastián se iba a mostrar tal cual era ante Gabriela tan pronto como la pequeña resultara bien de la cirugía. La cita ya estaba hecha, justo en ese lugar en donde mejor Sebastián podía ser vist
CAPÍTULO OCHENTA: HA REGRESADOMientras en la casa, Gabriela hablaba con su amiga Eleonor, la pequeña niña se acercó a su madre como siempre.— ¿Mami? —Preguntó Velvet, agarrando una de sus muñecas.—Querida, mi amor, ¿por qué no vas a la habitación? Toma los malvaviscos que querías ayer y cómelos, ¿de acuerdo? —Dijo Gabriela señalando los bombones.Velvet sonrió y luego corrió a tomar la bolsita de malvaviscos que Daniel le había comprado la última noche.— ¡Velvet, come y haz tu tarea! —dijo Gabriela en voz alta al ver que su hija ya se iba.Cuando su hija fue a la habitación, Gabriela se sintió libre para hablar con su amiga. Para ese momento, las palabras de Eleonor ya la habían hecho pensar en los cambios que había tenido su vida, sus ojos miraban hacia otro lado como si estuviera tratando de evitar la conversación, pero en realidad, su corazón había acumulado muchos sentimientos negativos, no había habido un persona con quien hablar, y ahora que Eleonor estaba allí mostrándose
CAPÍTULO OCHENTA Y UNO: SENTIMIENTO QUE NO ES AMOR Tal vez, después de todo, no fue un buen día. Alguien más estaba por aparecer y a ese hombre él lo conocía porque no era más que el mismo hombre que había echado de la casa a Gabriela y a su hija. Desde ese momento él ya tenía un asunto que seguir con la persona que acababa de llegar y que era la misma que le había hecho tanto daño a Gabriela al quitarle su lugar. No aseguraba nada, la verdad era que Daniel no aseguraba que todo lo que fue de Gabriela una vez volviera a hacer de ella, lo que si le prometía es que a ese hombre le iba a ir mal en la vida porque sería él mismo quien se cobrara una a una de las cosas que le hizo a la mujer que él ya quería.Cuando su amigo se dio cuenta de la manera en la que estaba cambiando el rostro de su amigo, decidió detenerlo, ese no era el momento para que Daniel se diera a conocer ante todo el mundo.—Basta, Daniel, este no es el momento para que hagas cualquier cosa de las que estás penando —
CAPÍTULO OCHENTA Y DOS: ÉL ES QUIEN MENOS ESPERAS QUE SEADe repente, la amiga de Gabriela se alejó un poco de su amiga. Era demasiado para Gabriela, de repente sentía que su amiga se había vendido por dinero para la cirugía de su hija, de repente ella sentía que no era posible que su amiga pudiera estar feliz con un hombre que apenas podía conseguir suficiente dinero para alimentarlos. Eso era lo que Eleonor no hubiera querido para su amiga y la pequeña niña que vivía allí también.— ¡No puedes estar enamorada de un hombre como él!— ¿Pero por qué? ¿No confías en que hay otro hombre que pueda darme todo sin tener el trabajo y todo el poder que tiene David? —Preguntó Gabriela al momento que iba detrás de su amiga para confrontarla. Ella estaba muy nerviosa, eso era un hecho.— ¡Él no puede ofrecerte una buena vida! No la vida que tu hija y tú merecen!— ¡Por eso voy a trabajar día y noche si es necesario! Voy a cubrir las necesidades de mi hija, lo juro.—Pero… ¿y si el hombre se va a
CAPÍTULO OCHENTA Y TRES: TENGO TODO LO QUE TÚ NO TIENES DOS DÍAS DESPUÉSEn la villa de la familia Belmonte, las alfombras persas estaban delicadamente colocadas en el suelo, los lujosos sofás brillaban bajo el sol dorado y dos hombres de mediana edad en los sofás estaban sentados en ellos riéndose. Mucho estaba por pasar con la llegada de aquel hombre especial y es que era la historia la que estaba llegando a su final, todo estaba tomando el lugar y la posición que siempre debió de tomar. Un lugar estaba a punto de ser reclamado por la persona que ellos mismos creyeron enterrar menos una.En cuanto a la mujer que estaba de pie junto a ella era una mujer elegante y lujosamente vestida, había llegado el dueño de la familia Belmonte, el Sr. Belmonte, el verdadero dueño del Club y esposo de la madrastra de Gabriela en su mente, el mismo que no sabía mucho, solo lo que él mismo quiso escuchar cuando la gente le dijo Gabriela estaba esperando un hijo que no era de la persona con la que es