CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS: ALEGRÍA PROHIBIDA na risa se escuchó en esa habitación. Era increíble lo divertido que podía ser de ver el rostro del hombre al solo hecho de haber escuchado al hombre que lo había golpeado casi hasta la muerte. No tenía miedo, eso estaba claro pero pronto lo tendría, más temprano que tarde el hombre en el suelo sería él. Aquel inmigrante iba a pagar caro.— ¿Cómo quiere lidiar con esto, Sr. González? ¿Lo quiere hacer morir? ¿O es solo una lección para el hombre? —Preguntó un hombre vestido con un traje negro.El Sr. González tomó una respiración profunda, sonreía como los días en que celebraba una de sus victorias.—Déjame jugar un poco más —, dijo el hombre. Entonces, el teléfono simplemente se colgó. —Será divertido, será más divertido que nunca, ¡lo juro! Ahora lo sé todo.El licor que quedaba en su copa vertió en su boca. Bien lo había dicho ese hombre. Él ya lo sabía todo. Sabía la realidad de ese hombre hecho pasar por un inmigrante.—Ahora será él qu
CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE: NO MÁS INTELIGENTE ¿Quién era la persona que aparecía frente a Gabriela cada vez que ella necesitaba la protección de alguien más? ¿Quién era la persona que parecía compartir algún tipo de amor con una pequeña que no parecía tener padre? Es que, de un momento a otro el mismo mundo parecía ser diferente.Como una familia era como ellos compartían en ese momento, como la familia que los dos esperaban tener en el fondo de su corazón.—Todo estamos felices, justo en el lugar del que nunca debido de movernos —dijo Daniel.—Sí, mi ángel está aquí conmigo, tú también estás conmigo, este es mi hogar, esto es algo que se llama hogar. En todas partes hay un nuevo hogar, en todas partes hay un nuevo comienzo si seguimos así. Lo siento, Daniel, no debía de haber salido sin decir nada.En ese momento, Gabriela sintió que el hombre que tenía enfrente era un hombre especial, podía protegerla con firmeza, proteger a su hija, amarla, cuidarla, esto le bastaba a ella que ha
CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO: MATRIMONIO FELIZLa soledad de las calles era como cualquier otro día de la semana, la diversión ya había terminado, los reporteros comenzaron a alejarse después de no haber visto nada y la verdad nadie que no perteneciera allí iba a poder saber lo que había pasado allá dentro por más que se esforzaran. La policía ya rodeaba el edificio, las tenues luces se apagaban casi una a una. Nadie tenía derecho a saber qué había pasado allí. Las sombras de los edificios altos en la distancia nunca habían ayudado tanto como esa noche cuando necesitaban cegar los ojos de las personas para que los adinerados pudieran salir.La policía era parte de esos hombres que tenían sus reuniones en ese lugar, la policía sabía la clase de hombres que eran, sabían la clase de reuniones que tenían en ese club porque para eso era dinero, ¿no? Para callarle la boca.La ubicación del Club estaba en el centro de la ciudad. Era imposible para la policía que la gente no se diera cuenta de su
CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE: ELLOS NO EXISTEN Todo lo que Daniel quería era darle todo lo que ella necesitara en la vida. No hacía falta decir que no creía ninguna de sus palabras sobre encontrar trabajo. No era tan fácil como ella quería verlo en ese momento, al menos no para ella porque si recordaba bien, la primera vez que quiso trabajar y llamó a la empresa del anuncio de trabajo que vio en internet, no pudo presentarse por complicaciones con su hija. La segunda vez que fue sin dudarlo, trabajó un par de horas, saliendo temprano de casa para al final, llegar tarde todos los días, mientras dejaba que su rostro hablara por ella misma. La deshidratación era clara en su rostro pálido.— ¡Eso no es tan fácil como lo ves ahora! —Exclamó Daniel riéndose de lo genuina que ella era.Gabriela golpeó su pecho juguetonamente.— ¡Ay! ¡Eres tan salvaje!—Mi madre dijo que puedo hacer lo que yo quiera, lo que yo me proponga y si quiero eso, ¡lo conseguiré!— ¡No estoy diciendo lo contrario, queri
CAPÍTULO CINCUENTA Y UNO: NO MÁS PODEROSOYahir tenía que encontrar a su hermano y asegurarse que él no fuera la misma persona que aquel hombre frente a él estaba diciendo haber visto. No se lo perdonaría, acabaría con todos planes, simplemente eso no sería lo ideal, no si era Yahir quien quería gobernar en el mundo que había dejado Sebastián para él. — ¡Todo lo que dices es porque te sientes culpable por lo que pasó! —Dijo Yahir riendo. —Recuerda que tú también me ayudaste a que todo eso fuera posible.—No, no lo olvido pero no dejo de sentirme inquieto por la tarjeta que tenía la mujer de ese hombre.—Ya te lo dije. De la familia Muriel solo queda mi hermano pequeño. Nadie más.— ¡Eso espero, realmente lo espero!El hombre de figura pesada junto a Yahir también no podía dejar de pensar en eso. Su cuerpo podían ser cenizas en cualquier momento, no se podía imaginar que Sebastián estuviera vivo, todo su cuerpo estaba paralizado como si hubiera perdido el espíritu al imaginar que Seba
CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS: ALGO BUENO Y ALGO MALOPero, ¿cuál era la realidad de Yahir Muriel? El mismo farsante que había llegado con mentiras a esa familia, el mismo que había ocasionado tanto desastre en esa misma familia y el mismo al que no le temblaría la mano si se trataba de matar a Sebastián Muriel, el mismo que se estaba convirtiendo una piedra en el zapato de Yahir.—Díganme —insistió el hombre mirando a Yahir.Yahir sonrió de manera nerviosa. —Solo fue una situación que se dio, señor Luna. — ¿En serio? Mejor díganme, ¿quién fue el culpable?¿Quién fue el imbécil que armó un escándalo así.—Solo fue una situación que pasó en la habitación donde estaba el señor Muriel —, dijo el segundo hombre.—Lo sospechaba —, dijo el hombre con una sonrisa. —Entonces, ¿es así?—Señor, no fue nuestra intención que todo esto llegara hasta este extremo. Realmente no quisimos que esto pasara. —Dijo Yahir.—Entonces, ¿fuiste tú, Yahir? ¿Disfrutaste haciendo un problema con eso? Porque déjame f
CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS: CULPA DE TODOCon el cabello hecho un desastre, con los sentimientos a flor de piel, siendo mujer y siendo madre al mismo tiempo, Gabriela se acercó a donde su niña comía con su padre. Ellos dos parecían reír de un chiste que Gabriela no pudo escuchar por haber llegado tarde.— ¿Quién era el villano? —continuó preguntando Daniel.—Un hombre feo, un monstruo que tenía una cara fea —dijo la niña imitando al hombre que le había hecho daño a su mamá una noche anterior.Daniel rió ante lo que decía la niña. Eso hizo sonreír a Gabriela.—Vamos, Gabriela, ve y lávate las manos —le pidió el hombre sin mirarla.Gabriela asintió de manera tierna. Sin perder más tiempo, se apresuró para ir al baño, y después de lavarse y haber pensado en lo sucedido, se acercó a la mesa y, en silencio, se sentó al lado de su hija. Había pasado tanto por su mente que no podía ahora solo verse como la misma Gabriela que se había visto antes de ser la esposa de Daniel.Pasaron unos minutos
CAPÍTULO CINCUENTA Y TRES: VERDADES AL DESCUBIERTOTan pronto como la noticia había llegado a los oídos de medio mundo e inclusive, a los oídos de aquella persona que siempre iba a estar ahí para desear el mal a la mujer que fue suya, de la misma manera en que iba a estar otra vez para aplaudir cómo el mundo de Gabriela se caía en mil pedazos, David ya se había enterado de lo que había pasado en el club así que sin temer y queriendo saber de qué se trataba esa broma de que alguien había ido a salvar a Gabriela como si de una princesa se tratara, no esperó un segundo más y fue hasta donde una junta debía de estar teniendo lugar.Desesperado, Daniel bajó de su auto. No podía creer que Gabriela se hubiera salido con la suya esa noche. Ella ya no era nadie en el mundo, ella ya no era la gran Gabriela para que todo mundo se comportara como un superhéroe cuando se trataba de ella.Los escoltas en la mansión donde algunos de los hombres que habían estado en la fiesta estaban siendo interroga