Ojos castaños escudriñaban directamente a los ojos verdes intentando descubrir lo que había detrás de ellos, el ambiente tenso se dejaba sentir en medio de ambas mujeres, nunca se habían tolerado, nunca se habían llevado bien, ambas, fueron en algún momento el mundo entero de Ares D´Angelis, cuando aún eran demasiado jóvenes y comenzaban a comprender la crueldad del mundo, nunca pudieron ser amigas, nunca pudieron ni siquiera ser aliadas por el bien común del hombre al que ambas amaron de diferentes maneras, el rencor aun pululaba de la una hacia la otra y viceversa, nada podía hacerse para remediar aquello.
– Entonces, ¿Me dirás para que es que me has llamado aquí? ¿O solo me seguirás intentando asesinar con la mirada Jaqueline? – cuestiono Hildegard con arrogancia.
– Sin duda alguna, eres la misma hija de perra que has sido siempre &
Antonella, dejaba caer lagrimas desde sus hermosos ojos agua marinos, mirando aquel letrero que la felicitaba por su embarazo, a todos aquellos amigos que los habían acompañado el día de su boda y desde mucho tiempo atrás, su corazón latía desbocado de alegría, Ares, besaba sus labios con ternura para luego mirarla fijamente a los ojos.– Gracias por hacerme el hombre mas feliz del mundo, cuidare de ti y nuestros hijos por siempre, gracias por convertirme en padre primero con Dante, y ahora con el hijo que cargas en tu vientre – dijo Ares para luego volver a besar a su amada.Aquel ensueño era perfecto, la hacia sentir en extremo dichosa.– Y bien, ¿Me presentaras a tu esposa? No creas que ya te perdoné por no avisarme a tiempo lo de tu boda, solo a ti se te ocurre avisar cuando estaba en medio de una cirugía, las bodas se planean con meses de antelación para qu
Las hojas de los arboles comenzaban a car en un vaivén lento y pasmoso, el viento, un poco fresco esa mañana, anunciaba el próximo final de la calidez del verano, avisando prematuramente sobre la llegada del otoño y el invierno, las calles lucían desoladas, a pesar de cada mañana estar completamente abarrotadas, no era así aquel día, los muchos canales en la televisión, avisaban de fuertes movimientos en la ciudad, redadas ilegales que estaban ocurriendo, negocios y establecimientos que estaban siendo minuciosamente revisados, aunque, sin ser verdaderamente dañados, personas que habían sido secuestradas durante la madrugada y seguían desaparecidas, Palermo estaba sumida en el caos y solo era un nombre el que se mencionaba en los noticieros, uno que era mas que suficiente para sembrar el terror en la población, la mafia mas poderosa de todo Europa: Figlio Di Satana, y su no menos aterrador l&ia
Henry Pines caminaba de regreso al lujoso hotel donde estaba hospedado, hacia apenas unos días que por fin había logrado abandonar el hospital, y los huesos aún seguían doliendo, apoyado con unas muletas, caminaba paso a paso pensando en vengarse de Ares D´Angelis, estaba harto, mas que harto, Agatha se había vuelto una completa indiferente hacia él, no le preocupaba en lo más mínimo su estado de salud e incluso se había marchado a casa de sus padres con la excusa de querer convivir un tiempo con ellos, era mas que obvio lo que estaba pasando, lo había abandonado, pensando en Antonella, sabia que ella no lo habría dejado atrás, había permanecido a su lado, ayudándolo a levantarse, vestirse, curando las heridas de su cuerpo y haciéndole sentir apreciado, sin embargo, él la había abandonado, aburrido de la sumisa esposa que siempre le dio todo, se había m
La tensión iba en aumento, su respiración agitaba se escuchaba entrecortada, un sudor frio perlaba su frente, solo había una cosa que deseaba en esos momentos, y eso era que su pesadilla terminara, vigilando cada movimiento de los hombres que Ares había dejado para vigilarla, estaba en búsqueda de una oportunidad, un punto ciego, una distracción, cualquier cosa que le ayudase a escapar del departamento, había recibido la llamada de Hildegard, el cómo había obtenido su numero privado, era lo menos importante, había ofrecido devolverle a Dante a cambio de ir sola a su encuentro, y eso mismo era lo que tenia planeado, hacer. Encontrando al fin una ventana de oportunidad, Antonella había logrado escabullirse hasta el elevador, rogándole a dios no ser descubierta y devuelta al departamento, los guardias del primer piso, parecían estar mucho mas ocupados haciendo llamadas intentando coordinar
El viento golpeaba agresivamente su rostro colándose por la ventana de aquel taxi que iba a gran velocidad, Antonella, presionaba a al chofer para que apurara su carrera, tenia en tiempo contado, los hombres de Ares no tardarían en descubrir que se había fugado, y entonces, sabia que su amado esposo era perfectamente capaz de quemar toda la ciudad en busca de ella, vería a Hildegard en el la playa Mondello, dentro de los limites de Palermo, sabia bien que las intenciones de la rubia hacia ella serian hostiles, pero poco importaba aquello, tan solo quería recuperar a su hijo y nada más, ya lo sabía, tarde o temprano terminaría ocurriendo algo de aquello, tarde o temprano, alguien del pasado o enemigo de Ares, los involucraría a ella y Dante en alguna disputa a la que eran ajenos, su esposo no era un hombre común, era nada mas y nada menos que Ares D´Angelis, el líder de Figlio Di Satana, recordaba cuan
- No se aplica presión porque la hemorragia es interna en todo caso se aplica vendaje y se lleva de emergencia para operar - - Se necesita saber dónde está la bala y para eso es la radiografía -- Luego una toracotomía para evaluar el sangrado y si es mucho, transfusión urgente - Un zumbido dentro de su cabeza lo aturdía logrando que se sintiera mareado, un sudor meramente frio perlaba su frente, una taquicardia lo atacaba una y otra vez cada vez que veía Sali a un médico de la sala de cuidados intensivos donde su esposa se hallaba desde hace varias horas en una operación urgente, como médico que era, Ares entendía bien cada termino que le habían dicho o había escuchado, había sido un estudiante prometedor en la universidad de medicina, y, aunque concluyo sus estudios y se recibió como un médico, nunca
El tiempo transcurrió repentinamente mas lento, como si todo a su alrededor se moviese en cámara lenta, el celular caía sobre el suelo estrellando su pantalla, esperaba solo recibir buenas noticias de parte de los hombres que había puesto de parte en la búsqueda del pequeño Dante, y, aunque le pequeño hijo de Antonella había aparecido a salvo, había recibido la peor de las noticias…Antonella estaba muriendo. Dejándose caer sobre el sofá de su estudio, Apolo se aflojaba la elegante corbata, comenzaba a faltarle el aire, sentía su corazón latir demasiado acelerado y el calor había subido de golpe hasta su cabeza, aun a pesar de tener el clima demasiado frio dentro de aquel espacio, ¿Cómo? ¿Por qué? Esas eran las dos cuestiones que lo golpeaban una y otra vez dentro de su mente, las muchas sonrisas de Antonella Ferrara que guardaba como un tesoro dentro de sus memorias, volvían repentinamente a invadir sus recuerdos, de nuevo, pudo verla entrar en aquel salón de clases como aqu
El sol de la mañana salía, la noche había transcurrido aunque no en calma, la expectativa había hecho que su corazón latiera desbocado, logrando agotarlo al extremo, sin embargo, una sonrisa se dibujaba en su rostro, lo había logrado, Antonella había superado la noche, aun se veía muy mal, pero aquellas palabras dichosas por Jaqueline le habían regresado el alma a su cuerpo, estaba estable, su amada esposa y también el hijo de ambos que crecía dentro de su vientre, habían sobrevivido milagrosamente y contra todo pronóstico, mirándola de cerca, se sintió dichoso al notar que, de a poco, el rubor sonrosado que llevaba siempre, regresaba a sus mejillas, aun estaba inconsciente, pero viva, y guardaba la esperanza en que su recuperación sería un hecho. Avisando a todos, Ares no cabía en alegría y emoción, la peor de las pruebas había sido superada, y tan solo, deseaba con el alma ver a su amada recuperarse por completo para llevarla de regreso a hogar de ambos, y entonces, quizás