Antonella los vio, aquellos ojos tan parecidos a los suyos, aquellos que tanto odio y desprecio le habían mostrado siempre, desee que eran niñas había sido igual, los celos de Agatha hacia ella eran francamente enfermizos, ella la odiaba, ya lo sabía, pero lo cierto era, que ella no sentía lo mismo, aun cuando ella era la menor de las dos, siempre quiso ayudarla y protegerla…aun a pesar de saber que ella la aborrecía.
– Bienvenida Agatha, padres – saludo con frialdad Antonella.
La madre de ambas no pudo evitarlo y envolvió en un cálido abrazo a la menor de sus hijas, Antonella, correspondió aquello, sabia que su madre no le tenía mala fe, así como tampoco tenia la voluntad para oponerse a los intereses egoístas de su hermana y de su padre.
– Veo que tendrás otro hijo, y con ese delincuente, tu hermana ya nos ha contado sobre &ea
Antonella miraba a su madre, Ares se lo había dicho, no había querido regresar con su padre, sentía si corazón dolerse, la había extrañado tanto, aun cuando ella nunca la defendió, entendía muy bien porque razón era aquello, no la odiaba, ni siquiera estaba enojada con ella, después de tantos años, frente a ella se hallaba la mujer que le dio la vida, y a la que amaría por siempre.– Hija, yo – dijo aquella mujer de cansada mirada.Antonella no la dejo terminar de hablar cuando camino hasta ella para abrazarla, había extrañado tanto aquello, de aquellos días de infancia, la recordaba a ella y a su dulzura, sus tés de manzanilla con miel, las tartas que quedo que le cocinaba para premiarla por sus buenas notas a escondidas de su padre y hermana, recordaba los cuentos, las cosas buenas…no quería recordar las malas.– Mam&a
El dolor de traicionar no es nunca comprendido, algunas veces, no se traiciona por rencor, egoísmo o un beneficio, a veces, aquel horrendo acto se hace por razones justificadas, donde la vida de alguien a quien amas está en peligro. Rodríguez sabia bien aquello, siempre había sido fiel a Ares desde el momento en que lo conoció, había estado orgulloso de ser su mano izquierda, el mas fiel de sus hombres…y le había partido el alma tener que traicionarlo…sin embargo, su familia, era todo su mundo. Para nadie era un secreto la vida dura que se llevaba en un país como México, él había crecido en un ejido alejado de la ciudad, en donde el hambre y la miseria eran el pan de cada día, donde no existía la ley y la muerte por hambre no era nada extraño, él había sido el mayor de seis hermanos, y por ende, le tocaba salir a trabajar en el campo, durante algún tiempo durante su infancia y temprana juventud, aquello había sido todo cuanto quería, tener un pedacito de tierra para
Se miraban fijamente a los ojos sin decir palabra alguna, él lo había traicionado, él había sido traicionado, quería escucharlo de sus labios, ¿Por qué? ¿Por qué después de tantos años, había actuado en su contra? Sus actos, casi habían costado la vida de Antonella y de Dante…incluso la de Ares Jr…frente a él se hallaba Rodríguez, uno de los hombres a quien mas respetaba y apreciaba, su mano izquierda, confidente y amigo…aun no podía creerlo.– Se porque estás aquí Ares, y es verdad, te he traicionado – dijo Rodríguez mirando a su amigo.– Eso lo se mi amigo, lo que no entiendo, ¿es por qué? – respondió Ares tomando de aquella botella de tequila que Rodríguez le ofrecía.– Hay cosas que son incomprensibles Ares, muchas veces también me preg
La luz del sol se filtraba por aquellos enormes ventanales que daban una vista perfecta hacia las montañas, el silencio incomodo y doloroso reinaba en aquella cabaña, la misma en que Antonella y el se habían casado años atrás, y que también fue el primer hogar de su madre, Apolo miraba aquellas paredes, las viejas fotografías que habían en ellas dolían demasiado, el, hasta ese momento había desconocido por completo la existencia de ese lugar, el que habían decidido usar como refugio y cuartel en lo que planeaban contra Zeus, Ares había guardado muy bien aquel sitio, estaba seguro de que ni siquiera el progenitor de ambos sabia sobre él, en aquellas fotos demasiado viejas, podía apreciar la figura de la madre amada y añorada cuando era apenas una niña y una muy hermosa jovencita…su hija en verdad era muy parecida a ella.El aroma del café comenzaba a se
Todo era lujo, demasiado lujo, un esplendor inigualable como era bien esperado y acostumbrado, la opulencia y magnificencia de los D´Angelis no era cuestionable, siempre estaban a la altura de lo que se esperaba de ellos, los millonarios mas prominentes e importantes de Italia, Zeus se sentía demasiado orgulloso de ello, las ramas inferiores de su familia habían llegado, las torres de copas con el mas costoso y fino champagne recibían a sus invitados, exquisitos platillos y postres de lujo regalaban una vista agradable y mas aun, un sabor exquisito al paladar, la decoración con detalles en oro era tal cual él había ordenado que fuese, y simplemente se sintió muy reconfortado, eso eran los D´Angelis, solo opulencia y excelencia, nunca había sido menos y nunca seria menos, recordó a su padre, a su abuelo, los hombres de su familia siempre habían conseguido todo lo que querían, por ello, es que su
El sol en lo alto alcanzaba los enormes ventanales en su lujoso departamento, la mañana recién comenzaba y el, Ares apenas si había dormido la noche anterior, tener a Antonella Ferrara entre sus brazos sin nada más que sentirla durmiendo, había sido una nueva experiencia, no se habían desnudando, no habían tenido una noche de sexo, sin embargo, se sentía extrañamente complacido.Colocando aquella bonita pintura en su habitación, Ares observaba su propio rostro detallado por las talentosas manos de Antonella, no era una simple pintura, era en realidad, una obra de arte que expresaba mucho de la confusión que su persona provocaba en la hermosa mujer, trazos fuertes, definidos, como si de alguna manera ella supiese como era el en realidad, su mirada lucia salvaje, apasionada, y no pudo evitar preguntarse si así la miraba a ella, y por eso, la profesora de arte, había plasmado aquello con l
La mañana los recibía juntos después de aquella dramática salida de la mansión D´Angelis, habían actuado tan bien que cada persona en ese sitio había quedado verdaderamente aterrada, Apolo bebía el café que amablemente Antonella le había preparado, de nuevo se hallaban en aquel refugio que una vez fue el hogar de su madre, Ares aun dormía como un tronco en el suelo de aquella sala con enormes ventanales, por supuesto, para ambos había sido duro escuchar a ese infeliz de Zeus hablando sobre su madre, pero Ares, siempre había sido mucho más sensible que él, había bebido hasta muy tarde quejándose de ello y el, le había hecho compañía para evitarle a la bella Antonella un mal momento, comprendía a su hermano, por ello, se encargo de cuidarlo hasta el alcohol hizo lo propio, Jaqueline había salido a trabajar, debían dar es
Se sentía miserable, Ares, como siempre, había ido un paso delante de ella, aun cuando se encontraba bastante cómoda, estaba prisionera, estaba segura de que su joven amor mexicano iría por ella, pero, si estaba allí, era porque Ares ya tenia algo planeado, lo conocía lo bastante bien para saberlo, sea como fuese estaba perdida, había perdido…de nuevo. Mirando fuera de la ventana de ese hotel, la hermosa rubia suspiro, había sido mucho mas humilde en donde habían pasado muchas cosas juntos, aquel hotel, si es que se le podría llamar de esa manera, era horrendo, pero también, había sido el mejor refugio de su vida…no podía olvidarlo, ese sucio muchacho con olor a verdura y fruta podrida que se lavaba en el bebedero del parque…aquel mismo que sin conocerla, la acogió bajo su cuidado…ella realmente lo amaba, realmente lo había amado desde aquel instante en que lo conoció y el decidió protegerla…Ares D´Angelis, incluso, había asesinado para defenderla y ella…ella se había equivo