Su expresión cambió. Eso me generó todavía más escalofríos. Fue como si de golpe, toda esa suspicacia que Zem tenía en sus ojos cambiara. Un asesto de miedo, como si fuera una presa a punto de ser cazada. Lo vi en sus pupilas. Como si hubiera regresado a ser ese pequeño niño asustado que fue hacía añares. Tan lejano, en una época diferente, casi un mundo diferente. Pero allí estaba, con su mirada aterrada.Porque todo lo que era y pensó siempre que fue, no era real.Se quedó allí, paralizado. Los lobos desconfiaron, rodeándolo, acechándolo para que no intentara nada.—No fue… No fue posible. No lo comprendo… —empezó a decir, con los ojos fijos en la pared, sin enfocarnos a ninguno de nosotros.—¿Qué ocurre? —interrogó Adren, mirándome directamente.Hice una seña para que nos apartáramos, porque el era inestable. Lo sería, sería terrible para él enterarse de esa verdad. Sobre su origen, porque solo dios sabía que habían implantado en su memoria. El dolor sería difícil de afrontar y yo
Los dos bebés estaban allí, en la canasta. No lloraban, estaban allí, con la vista fija en el techo, solo moviéndose y jugando, dando suaves patadas. No parecían ver el lugar horrible en el que estaban. La cabaña era vieja, maltratada, parecía estar en medio de las sombras. Era una imagen colmada de tizne, como si allí no existiera la luz.—Debe irse, debe ocuparse de sus asuntos. —la voz de una mujer se difuminaba.—No podemos hacer eso. Querida, es un tiempo inexacto. Pronto las cosas envejecerán. —la voz de un hombre se esparcía en lo lejano.Zem me apretó la mano. Pude notar su nervio, al igual que el mío. El temor de estar presenciando algo terrible. La oscuridad era profunda, intensa, la sensación de que algo nos iba a ocurrir en este recuerdo. Era algo más profundo incluso, de lo que yo vi en la casa de las antigüedades.—Cuando el tiempo cambie, los nuestros no serán como ahora. Tendrán debilidades, otras bestias rondarán el mundo. Sabes que esos pequeños estarán en mi poder e
Me miró con los ojos repletos de dudas. Esquivé su mirada, no, no tenía caso. No era verdad, no ansiaba reconocerlo como una verdad.Dios mío, esto era una completa locura. Mark me abrazó, todo había regresado a la normalidad. La cortina de humo rojo y sanguinolento había desaparecido. El olor se había esfumado, dejando solo el vacío, la normalidad. Como si nada hubiera ocurrido.Pero había ocurrido absolutamente todo. La información nueva era temiblemente aplastante.No quería mirar a Zem, porque sabía que el lo estaba haciendo, quería hacer contacto visual conmigo.Me aferré a Mark, abrazándolo. Solté las lágrimas que tenía acumuladas, quebrándome en sus brazos. Solté ese llanto acumulado. Tenía esa tristeza que no lograba controlar, esa mujer, dios mío, había hecho que sintiera un dolor tan agónico en mi alma. Su muerte, no podía quitármela de la cabeza.—Sara. —la voz de Zem interrumpió el encuentro con todos los lobos.Ellos habían venido a verme, a ver que estuviera bien y a sal
Sentí el líquido gotear entre mis piernas. No, era demasiado pronto. Estábamos en una situación de peligro. Mi bebé no estaría seguro.El dolor me hizo gritar.—Ahh… —solté, como un alarido que raspó mi garganta.Mark corrió hacia mí. El tenía una conexión conmigo, sabía al instante cuando yo pedía su ayuda. Al verme, pálida y como si hubiera contemplado a un fantasma, se preocupó todavía más.—¿Qué ocurre? —preguntó, tomándome entre sus brazos para protegerme de cualquier peligro que me acechara.Yo llevaba puesta la ropa que recién me había probado en la tienda. Los pantalones ya estaban manchados y yo sabía lo que significaba.Mi corazón me decía que el momento estaba llegando.—Oh. Ya esta por venir. —dije, con los ojos llenos de lágrimas.—¿QUE? —preguntó a los gritos Mark, sin entender lo que estaba diciendo.Pude ver en sus ojos lo mismo que yo sentía. Miedo, incertidumbre, nuestro hijo estaba a punto de nacer en una guerra. Una guerra de la cual quizás ninguno de nosotros sobr
Aquel hospital me recordaba lo que alguna vez fue ser una humana. Sentí una nostalgia que me invadió, incluso en estos momentos en los cuales estaba en un punto extremo.Porque una gran parte de mi deseaba volver a ser normal, a ser humana. Parir aquí como una mujer cualquiera, no tener complicaciones ni personas que trataban de matarme siguiéndome por todas partes.Mark me apretó la mano, había decidido quedarse a mi lado.—Tu puedes, mi hermosa. —susurró en mi oído, su voz se perdía entre el mareo.—¡Sara! ¡Tú puedes!Escuché la voz de Kily, los demás estaban comenzando a llegar a mi lado. Comprendí que estaban apoyándome. Me enviaban sus fuerzas. Ellos eran lobos y yo, vaya a saberlo, ni siquiera era una pálida como creían.Entonces miré hacia donde todos me estaban observando y contemplé a Zem parado junto a la puerta. Como si estuviera custodiando la entrada, para que nadie entrara sin su permiso.Mis ojos se enfocaron solo en Mark. Cada vez que lo miraba sentía que mi mundo se c
En el automóvil, comprendimos que debíamos conseguir un buen lugar en medio de la ciudad para lograr ocultarnos. Solo en medio de toda la gente no se arriesgarían a matarnos, o al menos a esa esperanza me aferraba. Quería aprovechar cada minuto para estar en la normalidad, a volver a ser una humana.Tanya consiguió un piso en un edificio de lujo en medio del centro. Estaba frente a un centro comercial muy popular. Las calles estaban llenas de personas todo el tiempo. Claro que los vampiros podían camuflarse también, pero era mejor eso que estar en un campo desolado donde podían atacar todo el tiempo.Era el noveno piso, un lugar enorme y espacioso. Estaba amoblado, debía costar una fortuna. No importaba el dinero, Mark era un magnate, siempre había sido muy rico. Los medios no eran un problema, cuando llegamos al piso Mark contrato un servicio de comidas que nos abastecía.Llegamos al lugar y miré la entrada, aferrándome a mi pequeño que cargaba en brazos. Hawk se había portado muy bi
—No hagan trampa. En especial tú, Kily. —regañó Adren, mirándola con algo de enojo.Ella soltó una risa. Intuí que la personalidad de Kily daba a entender que era competitiva y haría cualquier cosa para ganar. Estuvimos todos sentados a lo largo de la gran mesa. Habíamos comprado muchos juegos de mesa para compartir en familia.Al verlos a todos allí, sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas. No me quería sentir una tonta, pero es que era tan emotivo el encuentro. Que al fin todos fuéramos una manada, dios mío, no lo hubiera imaginado. Y si lo hubiera hecho nada sería tan feliz como estar experimentándolo en carne propia. Tenía el orgullo latiéndome en lo profundo de mi alma. Estaba tan feliz. Mark cargaba a Hawk entre sus brazos, ver sus ojos brillantes mirando a nuestro hijo me hacía sentir la mujer más afortunada sobre la tierra. No había un mejor hombre para mí que Mark. Habíamos pasado tantas cosas, sentí que la nostalgia me invadía y traté de tranquilizarme. No quería rompe
—¿Qué sucede? —preguntó Kily, tratando de no arrojar todas las cartas al suelo.Froté mis ojos con fuerza. Allí no había nadie. Fue una ilusión por parte de mi miedo… O al menos eso suponía. Porque no había nada en la entrada, ni siquiera Zem. Traté de ver si percibía alguna clase de presencia, para ver si Julius estaba engañándome. Pero allí solo había olor de lobos.—Creí ver… No, no es nada. —dije, tratando de tranquilizarme.Estaba temblando. Mark vino a mi lado y me rodeó con sus brazos para abrazarme. Su calor me hizo sentir bien. Al hacer contacto visual, el comenzó a preocuparse por mi estado actual. Mis ojos estaban llenos de lágrimas por los nervios. Sentía que no tenía un control sobre mi cuerpo y me costaba respirar. Temblaba, no podía parar de temblar. Como si mis huesos estuvieran por desarmarse enteramente. Los escalofríos calaban en lo profundo de mi piel.Le conté resumidamente a Mark lo que había visto, como Julius estaba ahí con una imagen espantosa.—Revisen los al