Retorcido

—¿Qué sucede? —preguntó Kily, tratando de no arrojar todas las cartas al suelo.

Froté mis ojos con fuerza. Allí no había nadie. Fue una ilusión por parte de mi miedo… O al menos eso suponía. Porque no había nada en la entrada, ni siquiera Zem. Traté de ver si percibía alguna clase de presencia, para ver si Julius estaba engañándome. Pero allí solo había olor de lobos.

—Creí ver… No, no es nada. —dije, tratando de tranquilizarme.

Estaba temblando. Mark vino a mi lado y me rodeó con sus brazos para abrazarme. Su calor me hizo sentir bien. Al hacer contacto visual, el comenzó a preocuparse por mi estado actual. Mis ojos estaban llenos de lágrimas por los nervios. Sentía que no tenía un control sobre mi cuerpo y me costaba respirar. Temblaba, no podía parar de temblar. Como si mis huesos estuvieran por desarmarse enteramente. Los escalofríos calaban en lo profundo de mi piel.

Le conté resumidamente a Mark lo que había visto, como Julius estaba ahí con una imagen espantosa.

—Revisen los al
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