Un sueño, esas palabras describían mi situación actual. Pero no uno bueno, ni deseado, sino algo diferente y misterioso. Una parte de mi creía que nada de esto era real y que estaba en coma o algo así, pero otra parte de mí, disfrutaba estar en este caótico mundo de bestias a las que no comprendía. Quizás mi rutina en el fondo, me había aburrido y necesitaba este cambio. Era una locura, lo sé, porque el peligro me acechaba todo el tiempo. Sin embargo, no podía evitar querer seguir en el juego.—Estás hermosa, luna. —dijo una de las chicas, a ella no la conocía. Había muchas personas nuevas en la casona, expertas en el maquillaje y peinado.El cumplido me hizo sonreír, desde hacía bastante tiempo que nadie me elogiaba, aunque fuera por cortesía. Las lobas de la manada de Mark solo me arrojaban miradas desafiantes y de rencor.El peinado que elegí fue alto y con bucles en las puntas, un baño de iluminación me hizo ver como una publicidad de estilista. Sonreí al verme así, parecía una pr
Después de la boda, una vez estuve marcada por el alfa, me llevaron hacia mi iniciación. Era un salto brutal en mi vida, ver a tantos lobos aullándole a la luna y rindiendo sus respetos. Me pregunté si en realidad me protegerían o si conspirarían contra mí como los hermanos de Mark dijeron.Mark me tomó de la mano, en su forma humana, mirando a los lobos a su alrededor. Tomé impulso para seguir caminando por esa multitud de animales enormes, sedientos de sangre.—Luna. —decían todos, al unísono casi, con la voz ronca por los aullidos.Divisé a la manada de mi esposo, que aullaba con recelo, podía notarlo. Ellos no me querían en su familia y no lo harían jamás. Yo era culpable de algo, algo que no recordaba ni me parecía cierto, pero ellos lo creían con fervor. Algún día sabría de lo que se me acusaba, estaba segura de ello.—Esposa. —murmuró Mark a mi oído.Era como ver a un ángel disfrazado de demonio, el rostro de Mark era perfecto, siniestro y oscuro al mismo tiempo. Sus rasgos var
Cuanto me hubiera gustado en ese momento tener algún tipo de antídoto para mi humanidad. Se que suena confuso, pero si hubiera existido algo que me hiciera una loba, aunque fuera por unos escasos segundos, lo hubiera hecho sin pensar. Ser la única humana de allí me hacía sentir en extremo insegura. Porque necesitaba un poco más de fuerza, lo supe cuando llegamos a la gran mesa donde los de la manada tomaban su desayuno.Me miraron con un desprecio habitual, queriendo devorarme sin lugar a dudas.—Bienvenida. —dijo Kily, con una simpatía fría.Era la única que al menos hacía el intento de no odiarme. Mark se sentó a mi lado y me sirvió el desayuno. Noté que eran todas cosas que, si me gustaban, había comprendido que yo era en extremo quisquillosa con la comida y me sirvió todo lo que si comería. Los muffins eran de canela, algo que siempre me gustó.Sonreí al notarlo, aunque no se lo dije, porque eso podía hacer que se enfadara. Pude desayunar tranquila a su lado, porque me protegería.
Cuando el lobo amable se marchó, me quedé a solas allí, con mi propia vergüenza. Aunque ya no me apenaba tanto, al ser que me habían ayudado un poco. Al parecer Mark estaba llamando a todos los lobos de la manada para una reunión de emergencia. Por ello no había terminado de hablar con el otro sujeto, solo supe que se llamaba Collin.Me quedé a solas en el pasillo cuando el sonido de un grillo me llegó al oído. Era algo extraño, parecía hacerse más fuerte. Comencé a seguirlo para ver de dónde provenía, siguiendo hasta el final del pasillo. Aquella era una habitación muy grande, sin nadie dentro, porque todos se hallaban en la reunión. Ingresé allí sin pensarlo dos veces, al parecer mi curiosidad no podía ser controlada. O quizás estaba perdiendo toda clase de miedo al estar rodeada de esa clase de criaturas.Miré a mi alrededor para ver si hallaba al insecto, buscando en el suelo. No me di cuenta que la presencia era humana, diferente, hasta que el sujeto tocó mi hombro. Era el extrañ
El rapto de Kily había complicado mi situación, la mayoría de los miembros de la manada sabría que yo no me llevaba bien con ella. Éramos rivales prácticamente, ella me odiaba a pesar de ser joven. No quería que los demás pensaran que yo había conspirado para que la raptaran. Pero lo pensarían, lo sabía, porque Adren también me odiaba y quien sabe, quizás muchos más allí tenían rencores ocultos conmigo.Esta falta de memoria comenzaba a tornarse pesada. Empecé a sufrir una migraña espantosa, con los recuerdos vagos en mi cabeza de mi relación pasada con Mark. Extrañamente, mientras ocultaba mi rostro en la almohada, sentía culpa por haberlo rechazado. Era absurdo, no tenía porque salir con él, no tenía ninguna clase de obligación.—Allí está. —dijo una voz al otro lado, entre susurros. Me costó mucho reconocer de quien era, debía ser un desconocido.—No entres bruscamente, el alfa lo sabrá y nos cazará. —dijo la otra voz, los pasos se acercaban débilmente.Oh no, pensé, demonios, pron
Hasta ahora, las cosas que había visto me parecían tan increíbles que a veces volvía a creer que, en realidad, solo me había vuelto loca. Un brote psicótico tal vez, y que tarde o temprano despertaría de esta fantasía.Pero por más que quisiera convencerme de que esto no era real, seguía viviendo esta locura. Era muy real, aunque no quisiera aceptarlo. Todos estos lobos existían, este mundo diferente era tan real como lo vivido.Collin comenzó a recobrar parte de su consciencia, abriendo los ojos y dejando de sentir ese dolor insoportable. Lo miré con atención, su piel había recobrado el color.—Estás… Sanando… —dijo Tanya tartamudeando, estaba estupefacta, no podía creer lo que había visto.—Sí. —dijo Mark, igual de sorprendido. —Está vivo gracias a Sara.—Gracias, Sara. —dijo Collin, tratando de ponerse de pie. Sus ojos parecían incluso más claros.—¿Cómo te sientes? —preguntó Tanya, estaba desconfiando, su mirada lo decía todo.El lugar estaba lleno de sangre, el suelo rojo parecía
Desperté en un sitio totalmente familiar para mí, estaba en la casa de mi madre. Casi no podía respirar, tenía una presión en el pecho que se hacía más grande conforme pasaban los minutos. Temí no poder seguir respirando y morir ahogada.—¿Sara? —preguntó una voz, entrando a mi cuarto.Reconocí de inmediato a mi madre, que tenía una taza de té en sus manos. Su mirada llena de amor me hizo sentir culpable, por alguna extraña razón.Intenté recordar que había pasado, porque me sentía tan mal. Pero por mucho que lo intentara, no lograba recordar nada.—Estaba en el trabajo, es todo… Supongo. —dije, con la voz rugosa por el dolor.Comencé a respirar mejor, el aire se filtraba por mis fosas nasales. La presencia de mi madre me tranquilizaba. Ella se sentó en la cama, sonriente.—Linda, te trajo uno de tus compañeros de trabajo. Me ha dicho que te desmayaste. —dijo mi madre, negando con la cabeza. —Eso por salir sin desayunar, me lo imagino. Hace mucho que no llamas…—Perdón. —contesté de i
Comencé a sentir una extraña sensación en la boca, un sabor amargo que luego se tornó dulce. Era sangre, en mis labios. Me hallaba en otro sitio también, no estaba en mi casa. Era un lugar oscuro, me di cuenta que era un edificio por los sonidos del exterior.—Has despertado. —dijo una voz, a mi lado.Estaba tan oscuro que no podía ver quien era, pero la voz me resultaba vagamente familiar.Respiré profundo, por algún motivo, no tenía miedo, a pesar de no estar en mi casa. Mi memoria estaba muy fragmentada, era como si tuviera una laguna dentro de mi propia cabeza.El extraño caminó hacia mí y me tendió un espejo, para que me mirara. Obedecí, sin preguntarme nada, era como si no tuviera voluntad propia.Al mirar mi reflejo, contemplé una imagen aterradora de mi misma. Mis ojos estaban rojos como la sangre, mi boca también.—Acaso… ¿Qué demonios soy? Que me ha sucedido… —empecé a decir, tan confundida que apenas si podía tartamudear un par de frases.—No eres un vampiro, si eso piensas