Cuanto me hubiera gustado en ese momento tener algún tipo de antídoto para mi humanidad. Se que suena confuso, pero si hubiera existido algo que me hiciera una loba, aunque fuera por unos escasos segundos, lo hubiera hecho sin pensar. Ser la única humana de allí me hacía sentir en extremo insegura. Porque necesitaba un poco más de fuerza, lo supe cuando llegamos a la gran mesa donde los de la manada tomaban su desayuno.Me miraron con un desprecio habitual, queriendo devorarme sin lugar a dudas.—Bienvenida. —dijo Kily, con una simpatía fría.Era la única que al menos hacía el intento de no odiarme. Mark se sentó a mi lado y me sirvió el desayuno. Noté que eran todas cosas que, si me gustaban, había comprendido que yo era en extremo quisquillosa con la comida y me sirvió todo lo que si comería. Los muffins eran de canela, algo que siempre me gustó.Sonreí al notarlo, aunque no se lo dije, porque eso podía hacer que se enfadara. Pude desayunar tranquila a su lado, porque me protegería.
Cuando el lobo amable se marchó, me quedé a solas allí, con mi propia vergüenza. Aunque ya no me apenaba tanto, al ser que me habían ayudado un poco. Al parecer Mark estaba llamando a todos los lobos de la manada para una reunión de emergencia. Por ello no había terminado de hablar con el otro sujeto, solo supe que se llamaba Collin.Me quedé a solas en el pasillo cuando el sonido de un grillo me llegó al oído. Era algo extraño, parecía hacerse más fuerte. Comencé a seguirlo para ver de dónde provenía, siguiendo hasta el final del pasillo. Aquella era una habitación muy grande, sin nadie dentro, porque todos se hallaban en la reunión. Ingresé allí sin pensarlo dos veces, al parecer mi curiosidad no podía ser controlada. O quizás estaba perdiendo toda clase de miedo al estar rodeada de esa clase de criaturas.Miré a mi alrededor para ver si hallaba al insecto, buscando en el suelo. No me di cuenta que la presencia era humana, diferente, hasta que el sujeto tocó mi hombro. Era el extrañ
El rapto de Kily había complicado mi situación, la mayoría de los miembros de la manada sabría que yo no me llevaba bien con ella. Éramos rivales prácticamente, ella me odiaba a pesar de ser joven. No quería que los demás pensaran que yo había conspirado para que la raptaran. Pero lo pensarían, lo sabía, porque Adren también me odiaba y quien sabe, quizás muchos más allí tenían rencores ocultos conmigo.Esta falta de memoria comenzaba a tornarse pesada. Empecé a sufrir una migraña espantosa, con los recuerdos vagos en mi cabeza de mi relación pasada con Mark. Extrañamente, mientras ocultaba mi rostro en la almohada, sentía culpa por haberlo rechazado. Era absurdo, no tenía porque salir con él, no tenía ninguna clase de obligación.—Allí está. —dijo una voz al otro lado, entre susurros. Me costó mucho reconocer de quien era, debía ser un desconocido.—No entres bruscamente, el alfa lo sabrá y nos cazará. —dijo la otra voz, los pasos se acercaban débilmente.Oh no, pensé, demonios, pron
Hasta ahora, las cosas que había visto me parecían tan increíbles que a veces volvía a creer que, en realidad, solo me había vuelto loca. Un brote psicótico tal vez, y que tarde o temprano despertaría de esta fantasía.Pero por más que quisiera convencerme de que esto no era real, seguía viviendo esta locura. Era muy real, aunque no quisiera aceptarlo. Todos estos lobos existían, este mundo diferente era tan real como lo vivido.Collin comenzó a recobrar parte de su consciencia, abriendo los ojos y dejando de sentir ese dolor insoportable. Lo miré con atención, su piel había recobrado el color.—Estás… Sanando… —dijo Tanya tartamudeando, estaba estupefacta, no podía creer lo que había visto.—Sí. —dijo Mark, igual de sorprendido. —Está vivo gracias a Sara.—Gracias, Sara. —dijo Collin, tratando de ponerse de pie. Sus ojos parecían incluso más claros.—¿Cómo te sientes? —preguntó Tanya, estaba desconfiando, su mirada lo decía todo.El lugar estaba lleno de sangre, el suelo rojo parecía
Desperté en un sitio totalmente familiar para mí, estaba en la casa de mi madre. Casi no podía respirar, tenía una presión en el pecho que se hacía más grande conforme pasaban los minutos. Temí no poder seguir respirando y morir ahogada.—¿Sara? —preguntó una voz, entrando a mi cuarto.Reconocí de inmediato a mi madre, que tenía una taza de té en sus manos. Su mirada llena de amor me hizo sentir culpable, por alguna extraña razón.Intenté recordar que había pasado, porque me sentía tan mal. Pero por mucho que lo intentara, no lograba recordar nada.—Estaba en el trabajo, es todo… Supongo. —dije, con la voz rugosa por el dolor.Comencé a respirar mejor, el aire se filtraba por mis fosas nasales. La presencia de mi madre me tranquilizaba. Ella se sentó en la cama, sonriente.—Linda, te trajo uno de tus compañeros de trabajo. Me ha dicho que te desmayaste. —dijo mi madre, negando con la cabeza. —Eso por salir sin desayunar, me lo imagino. Hace mucho que no llamas…—Perdón. —contesté de i
Comencé a sentir una extraña sensación en la boca, un sabor amargo que luego se tornó dulce. Era sangre, en mis labios. Me hallaba en otro sitio también, no estaba en mi casa. Era un lugar oscuro, me di cuenta que era un edificio por los sonidos del exterior.—Has despertado. —dijo una voz, a mi lado.Estaba tan oscuro que no podía ver quien era, pero la voz me resultaba vagamente familiar.Respiré profundo, por algún motivo, no tenía miedo, a pesar de no estar en mi casa. Mi memoria estaba muy fragmentada, era como si tuviera una laguna dentro de mi propia cabeza.El extraño caminó hacia mí y me tendió un espejo, para que me mirara. Obedecí, sin preguntarme nada, era como si no tuviera voluntad propia.Al mirar mi reflejo, contemplé una imagen aterradora de mi misma. Mis ojos estaban rojos como la sangre, mi boca también.—Acaso… ¿Qué demonios soy? Que me ha sucedido… —empecé a decir, tan confundida que apenas si podía tartamudear un par de frases.—No eres un vampiro, si eso piensas
Podía llevar a Kily en mis brazos con mucha facilidad. Mi fuerza había aumentado drásticamente cuando Zem me convirtió en uno de los suyos. Comprendía que mi vida cambió de golpe al transformarme. Por alguna razón, no me preguntaba porque lo había hecho, sino que lo agradecía. Era como si quisiera ayudarlo. Mi voluntad era suya, todo lo que él quería para mí, era incuestionable.Llevábamos tres días caminando, estábamos cerca de la mansión de la que me habló Zem. El quería que yo desempeñara un papel especifico. Me dio instrucciones claras. Yo tendría que decirle al alfa que era una muchacha que quería hacer lo correcto, que logré rescatar a Kily de los monstruos pálidos y que ahora, intentaba ganar su lealtad. No creí que me creyeran, el alfa se veía demasiado peligroso. Zem dijo que debía escoger con cuidado las palabras, porque ellos podrían olfatear la mentira.Llegamos a la mansión y empecé a experimentar una sensación muy extraña. Tenía temblores en todo el cuerpo, como si estuv
Un aullido insoportable hizo que me quedara sorda por unos minutos. La cabeza me dolía horriblemente y cerré los ojos por el resplandor de la luz. La loba aprovechó para clavarme sus garras cerca de mi cuello y logró caer al suelo, junto con los otros. Collin me sujetó de los brazos para inmovilizarme, justo cuando estaba por tomar la daga y atacar. Tanya mordió mi brazo, arrastrándome. Dos lobos más llegaron para atacarme. Planeaban matarme lo más rápido posible, para que no pudiera defenderme. Sentí los hilos de sangre caer por mis brazos y piernas, las garras me estaban lastimando y me ardía. —¿Qué demonios están haciendo? —la voz severa resonó en toda la sala.El miedo comenzó a sentirse mientras el lobo ingresaba caminando con elegancia. Era enorme, el más grande de todos y el más feroz. Su aspecto era temible.Cada pared de la mansión tembló, la presencia del alfa era muy imponente. El estaba avanzando hacia nosotros. Los lobos obedecieron la orden de detener el ataque y aleja