NarradorLa sangre regaba los pasillos de la escuela. Esa vieja secundaria que nadie pensó topar nuevamente. Nadie jamás espera volver a la escuela y menos para ver su propio destino final.Adren estaba paralizado. Jamás, en toda su vida, había sentido esa inferioridad, ese miedo, esa decepción.—Lo hemos perdido… —soltó un sollozo, mirando a Tanya.Ella se encontraba igual de desesperada. Con los ojos repletos de lágrimas. El dolor se dibujaba a pleno en su rostro. La decepción amarga de haber sido vencidos tan rápidamente por ese vampiro, sin poder defenderse, sin poder morir por proteger al pequeño. Ambos lobos hubieran dado la vida por el pequeño Hawk si tan solo hubieran tenido la oportunidad. El tiempo había transcurrido tan rápido que no lograron detenerlo, ni siquiera por unos miserables segundos.—Sí… Maldita sea… —Adren golpeó una de las paredes, derribándola enteramente.El grito de dolor de Sara fue estremecedor para ambos. Corrieron para tratar de ayudarla.—Sara puede ga
El Wolf Blood se hallaba atacando sin ninguna clase de piedad a Adren. Para el era más duro. Ver a su propio hermano dándole una paliza semejante era peor que el dolor físico.Después de tanto tiempo, de tanta historia. Aquí el lugar poseía una energía fuerte de abandono para Mark. Lo que terminó quebrando su voluntad para que el lobo Wolf Blood poseyera el control total.La perdición estaba cerca.Mark arrastró a Adren por las escaleras de la escuela. La sangre del lobo beta regaba los pisos, manchándolos de un rojo intenso.—Piedad. Debes saber que es tu beta ¡Mark! —gritó a duras penas Tanya, que luchaba entre la inconsciencia, la muerte y también la vida.Tenía un hilo delgado que la mantenía todavía respirando. En su mente, Tanya sabía que no deseaba morir hasta no saber si el querido niño Hawk estaba a salvo. No se lo perdonaría nunca, necesitaba saber si estaba bien. Amaba a ese pequeño con todo su corazón, quería protegerlo, era como su sobrino y parte de su manada.Para Adren
—¿Desea algo de beber, mi respetado señor? —preguntó una voz a la espalda del gran Julius.El pálido seguía mirando por la ventana. Aguardando.—No. No deseo nada. —dijo, casi en un reproche a pesar de que siempre sostenía su educación y modales intactos.—¿Está seguro? —preguntó, insistiendo.Julius comenzaba a perder la paciencia. Miró al pálido con los ojos rojos como la sangre, develando su apariencia más delgada y avejentada.Eso solo sucedía cuando perdía el control. El hombre retrocedió hacia atrás con un gran temor.—No está avanzando. No siento su asquerosa presencia. —cerró los ojos.Era casi imposible rastrearlo si el no quería ser buscado. Las limitaciones con las que ahora contaba eran como una correa para un perro. No estaba acostumbrado a tener esa clase de motivos que lo detuvieran.Tenía que esperar. Solo se limitaría a esperar que Zem cumpliera con su palabra. Que trajera al niño para que pudiera revivir a su amada esposa.—Carol. —murmuró para sus adentros, como si
“De la locura de las posibilidades surge un orden. El poder, cuando se concede en exceso, genera muchas grietas. Y es en las grietas, donde nacen los más crudos demonios.”La voz de Carol estaba penetrando la mente de Julius. Su enlace de amor regresó a tener un poco más de fuerza.Julius pudo sentir su presencia, su aroma, su percepción de lo que sus ojos veían.Zem estaba frente a él.Y la decisión de pelear lo dejó con una sonrisa. No creía que el viejo fuera tan valiente, querer aceptar la muerte peleando era un honor reconocible. Incluso para Zem. Una buena pelea no podía negarse. El recuerdo de Julius siendo superior todavía lo consternaba y vencerlo iba a ser un escalón más alto para su desarrollo.—¿Por qué crees que tienes una oportunidad contra mí? —preguntó el hibrido, con una sonrisa maligna, cínica.—Se que querrás hacerme sufrir. —Julius respondió con la voz severa. —Porque tú me culpas por todo lo que no has tenido.—¿Culparte? —Zem entrecerró los ojos, y el rencor se d
SaraNo me había sentido así jamás en toda mi vida. Sentirme atada de pies y manos, poder ver que mi mundo colapsaría si a el le sucedía algo. Mi pequeño, haría cualquier cosa para protegerlo.Cuando volví a sostenerlo en brazos, sentí que la vida retornó a mi cuerpo. Sentir que podía protegerlo entre mis brazos.Aunque la magia se había esfumado de mi cuerpo.Los fragmentos de imágenes podían estar en mi mente, pero yo decidía rechazarlos. No necesitaba un recordatorio de todo lo que había sucedido.“Lo mejor para nosotros tres”Era lo que me decía, ante la decisión que había tenido que tomar. Tenía la poción en mis manos, la que correspondía para Mark, para el resto de mi manada, para mí y para mi pequeño.UN REINICIO.Repetí las palabras como eco. Un miedo que me generaba temblor en cada parte de mi cuerpo.—Podremos empezar de nuevo, Hawk. —murmuré, con los ojos llenos de lágrimas.Zem nos había dejado aquí para que pudiera hallar a Mark cuando el avanzara por este sendero.Me par
ZemValoraba la valentía, al menos en este preciso momento. Antes quizás me hubiera parecido una completa falta de buen juicio. Pero ahora, supongo que… Me estaba volviendo bastante sentimental a pesar de ser un hibrido sin casi humanidad.Sara no era así. Era más humana, aunque solo fuera porque fue criada como humana y nada más.Julius estaba enfrentándose a mí a pesar de tener absolutamente todas las de perder.Antes me hubiera parecido un acto de lo más patético. Hice una mueca burlona.Ahora lo atacaría con todas mis fuerzas y el muy infeliz sería borrado para siempre de la faz de esta tierra.Tierra de pálidos, lobos y demás criaturas que no tenían un origen preciso. Este mundo era ciertamente curioso y estaba dispuesto a recorrerlo enteramente para dominar el conocimiento extenso y total.Nadie lo extrañaría, me dije a mi mismo. El infeliz de Julius era un vampiro sádico que no tenía amor ni familia, era una escoria que solo mandaba y estaba al frente por el poder que tenía. Un
SaraMe levanté de mi cama con bastante sueño, mi pequeño hijo seguía durmiendo en un colchón en el suelo y Mark no estaba. Eso significaba debían ser aproximadamente las diez de la mañana y mi querido esposo ya se habría marchado al trabajo.Froté mis ojos para desperezarme y estiré mis brazos hacia arriba. Me sentía bastante cansada porque Hawk tuvo pesadillas toda la noche. Soltaba gritos y me hacía ir corriendo a su cuarto. Tanto, que tuve que traer el colchón al lado de nuestra cama para que pudiera conciliar el sueño.—Ahora duermes profundamente. —dije, sonriendo, mirándolo. —Pero como me has hecho asustar toda la noche.Desde hace un año, las pesadillas eran más frecuentes. No comprendía como un niño podía tener tanto miedo. Hawk había cumplido los cinco años y no era comprensible porque tenía tanto miedo si ni siquiera veía películas o leía cosas que contuvieran alguna pizca de terror.Se aferraba a mí y no quería dormir solo. Si yo no me levantaba, buscaba a su padre. Siempr
NarradorEl ascenso de Julius y Carol al poder fue algo gradual. Ambos eran vampiros que gozaban de una plena inteligencia. Ninguno dejó al azar nada, ni un solo detalle. El nuevo gobierno sería silencioso y se iría parasitando hasta que los humanos dejaran de dominar absolutamente todo. Las bestias, los cambia formas, fueron expulsados a las afueras del bosque. Una aniquilación de los clanes inferiores con menor rango de poder hizo que los demás huyeran para salvaguardarse.El plan siempre fue que todos escogieran a Julius y a Carol como una salvación a los conflictos que azotaban al mundo.Los humanos no poseían un cerebro tan difícil de manipular como el de un pálido. Para Carol, que absorbió muchas de las habilidades y el gran poder de los híbridos, fue sencillo implantarles la idea de que un reinado de dos personas era mejor que el desastre que tenían. Manipularlos fue sencillo con todo ese poder corriendo por sus venas.—Es algo maravilloso. ¿No lo crees? Mi amor, hemos logrado