—¿Desea algo de beber, mi respetado señor? —preguntó una voz a la espalda del gran Julius.El pálido seguía mirando por la ventana. Aguardando.—No. No deseo nada. —dijo, casi en un reproche a pesar de que siempre sostenía su educación y modales intactos.—¿Está seguro? —preguntó, insistiendo.Julius comenzaba a perder la paciencia. Miró al pálido con los ojos rojos como la sangre, develando su apariencia más delgada y avejentada.Eso solo sucedía cuando perdía el control. El hombre retrocedió hacia atrás con un gran temor.—No está avanzando. No siento su asquerosa presencia. —cerró los ojos.Era casi imposible rastrearlo si el no quería ser buscado. Las limitaciones con las que ahora contaba eran como una correa para un perro. No estaba acostumbrado a tener esa clase de motivos que lo detuvieran.Tenía que esperar. Solo se limitaría a esperar que Zem cumpliera con su palabra. Que trajera al niño para que pudiera revivir a su amada esposa.—Carol. —murmuró para sus adentros, como si
“De la locura de las posibilidades surge un orden. El poder, cuando se concede en exceso, genera muchas grietas. Y es en las grietas, donde nacen los más crudos demonios.”La voz de Carol estaba penetrando la mente de Julius. Su enlace de amor regresó a tener un poco más de fuerza.Julius pudo sentir su presencia, su aroma, su percepción de lo que sus ojos veían.Zem estaba frente a él.Y la decisión de pelear lo dejó con una sonrisa. No creía que el viejo fuera tan valiente, querer aceptar la muerte peleando era un honor reconocible. Incluso para Zem. Una buena pelea no podía negarse. El recuerdo de Julius siendo superior todavía lo consternaba y vencerlo iba a ser un escalón más alto para su desarrollo.—¿Por qué crees que tienes una oportunidad contra mí? —preguntó el hibrido, con una sonrisa maligna, cínica.—Se que querrás hacerme sufrir. —Julius respondió con la voz severa. —Porque tú me culpas por todo lo que no has tenido.—¿Culparte? —Zem entrecerró los ojos, y el rencor se d
SaraNo me había sentido así jamás en toda mi vida. Sentirme atada de pies y manos, poder ver que mi mundo colapsaría si a el le sucedía algo. Mi pequeño, haría cualquier cosa para protegerlo.Cuando volví a sostenerlo en brazos, sentí que la vida retornó a mi cuerpo. Sentir que podía protegerlo entre mis brazos.Aunque la magia se había esfumado de mi cuerpo.Los fragmentos de imágenes podían estar en mi mente, pero yo decidía rechazarlos. No necesitaba un recordatorio de todo lo que había sucedido.“Lo mejor para nosotros tres”Era lo que me decía, ante la decisión que había tenido que tomar. Tenía la poción en mis manos, la que correspondía para Mark, para el resto de mi manada, para mí y para mi pequeño.UN REINICIO.Repetí las palabras como eco. Un miedo que me generaba temblor en cada parte de mi cuerpo.—Podremos empezar de nuevo, Hawk. —murmuré, con los ojos llenos de lágrimas.Zem nos había dejado aquí para que pudiera hallar a Mark cuando el avanzara por este sendero.Me par
ZemValoraba la valentía, al menos en este preciso momento. Antes quizás me hubiera parecido una completa falta de buen juicio. Pero ahora, supongo que… Me estaba volviendo bastante sentimental a pesar de ser un hibrido sin casi humanidad.Sara no era así. Era más humana, aunque solo fuera porque fue criada como humana y nada más.Julius estaba enfrentándose a mí a pesar de tener absolutamente todas las de perder.Antes me hubiera parecido un acto de lo más patético. Hice una mueca burlona.Ahora lo atacaría con todas mis fuerzas y el muy infeliz sería borrado para siempre de la faz de esta tierra.Tierra de pálidos, lobos y demás criaturas que no tenían un origen preciso. Este mundo era ciertamente curioso y estaba dispuesto a recorrerlo enteramente para dominar el conocimiento extenso y total.Nadie lo extrañaría, me dije a mi mismo. El infeliz de Julius era un vampiro sádico que no tenía amor ni familia, era una escoria que solo mandaba y estaba al frente por el poder que tenía. Un
SaraMe levanté de mi cama con bastante sueño, mi pequeño hijo seguía durmiendo en un colchón en el suelo y Mark no estaba. Eso significaba debían ser aproximadamente las diez de la mañana y mi querido esposo ya se habría marchado al trabajo.Froté mis ojos para desperezarme y estiré mis brazos hacia arriba. Me sentía bastante cansada porque Hawk tuvo pesadillas toda la noche. Soltaba gritos y me hacía ir corriendo a su cuarto. Tanto, que tuve que traer el colchón al lado de nuestra cama para que pudiera conciliar el sueño.—Ahora duermes profundamente. —dije, sonriendo, mirándolo. —Pero como me has hecho asustar toda la noche.Desde hace un año, las pesadillas eran más frecuentes. No comprendía como un niño podía tener tanto miedo. Hawk había cumplido los cinco años y no era comprensible porque tenía tanto miedo si ni siquiera veía películas o leía cosas que contuvieran alguna pizca de terror.Se aferraba a mí y no quería dormir solo. Si yo no me levantaba, buscaba a su padre. Siempr
NarradorEl ascenso de Julius y Carol al poder fue algo gradual. Ambos eran vampiros que gozaban de una plena inteligencia. Ninguno dejó al azar nada, ni un solo detalle. El nuevo gobierno sería silencioso y se iría parasitando hasta que los humanos dejaran de dominar absolutamente todo. Las bestias, los cambia formas, fueron expulsados a las afueras del bosque. Una aniquilación de los clanes inferiores con menor rango de poder hizo que los demás huyeran para salvaguardarse.El plan siempre fue que todos escogieran a Julius y a Carol como una salvación a los conflictos que azotaban al mundo.Los humanos no poseían un cerebro tan difícil de manipular como el de un pálido. Para Carol, que absorbió muchas de las habilidades y el gran poder de los híbridos, fue sencillo implantarles la idea de que un reinado de dos personas era mejor que el desastre que tenían. Manipularlos fue sencillo con todo ese poder corriendo por sus venas.—Es algo maravilloso. ¿No lo crees? Mi amor, hemos logrado
SaraComo de costumbre, busqué tener un poco más organizada mi agenda semanal para que no se me juntaran en exceso todas las tareas de mi rutina. Hawk estuvo demandante, demasiado, seguía teniendo las mismas pesadillas. Mark trataba de hacerse cargo él, pero estos últimos días, solo dormía con nosotros y era lo único que hacía que se le calmara el temor. Lobos, lobos y más lobos. Estaba segura de que habría visto alguna clase de película o leído algo sobre eso que le dio miedo. Porque era imposible albergar toda esa cantidad de temor.—Buenos días mi amor. —saludó mi esposo, besando mi mejilla. —¿El demonio sigue durmiendo?—Sí, sabes que parece que solo quiere dormir de día. —puse los ojos en blanco. Mi hijo parecía tener miedo e insomnio por las noches, de día si lograba dormir profundamente.En la cama todavía, los dos nos fundimos en un abrazo cálido. Sentí su tacto sobre mi piel. Una suavidad lenta, agradable. Siempre nos quedábamos un rato en la cama antes de salir a nuestras co
—Agradezco que hayas aceptado mi propuesta de trabajo. —empecé a decir, en toda mi vida jamás me había sentido tan en alerta con otra persona.Era una sensación diferente, como si esta persona ocultara algo o no tuviera perfectamente buenas intenciones. Comencé a pensar que quizás Mark tenía razón, no tendría que haber venido sola aquí. Activé en mi celular la opción de rastreo de manera disimulada.Ella asintió con la cabeza. Lo cual me pareció todavía más raro. Pensé que me agradecería a mí la oportunidad de trabajar en una empresa tan respetada e importante. No parecía muy agradecida por el empleo.El sobre estaba sobre la mesa. Lo abrí para husmear un poco antes de que ella comenzara a dar su explicación a los diseños. O al menos eso pensé que haría. Silencio, un silencio de ultratumba.—Lo siento. No sé si me explico, es que… Esto no es lo que pensé. —me armé de valor para hablarle.—¿No le gustan? —preguntó ella, mirando mi reacción con los ojos tan abiertos que me perturbó un p