—Agradezco que hayas aceptado mi propuesta de trabajo. —empecé a decir, en toda mi vida jamás me había sentido tan en alerta con otra persona.Era una sensación diferente, como si esta persona ocultara algo o no tuviera perfectamente buenas intenciones. Comencé a pensar que quizás Mark tenía razón, no tendría que haber venido sola aquí. Activé en mi celular la opción de rastreo de manera disimulada.Ella asintió con la cabeza. Lo cual me pareció todavía más raro. Pensé que me agradecería a mí la oportunidad de trabajar en una empresa tan respetada e importante. No parecía muy agradecida por el empleo.El sobre estaba sobre la mesa. Lo abrí para husmear un poco antes de que ella comenzara a dar su explicación a los diseños. O al menos eso pensé que haría. Silencio, un silencio de ultratumba.—Lo siento. No sé si me explico, es que… Esto no es lo que pensé. —me armé de valor para hablarle.—¿No le gustan? —preguntó ella, mirando mi reacción con los ojos tan abiertos que me perturbó un p
La sala de espera del sanatorio médico era amplia, el lugar me hizo sentir un poco más a salvo. Mark dejó a Hawk en el jardín recreativo y me acompañó en todo momento para que no me sucediera nada.—Me preocupa. ¿No hay nada que no estés diciéndome? —Mark me abrazó.No le conté nada de lo sucedido con los ojos de la mujer. En realidad, me asustaba mucho que me creyeran loca o algo así. Mark y yo éramos bastante escépticos en ese sentido. Era lo mejor para Hawk, caer un mundo de fantasías y tonterías le hacía mal a la mente.—Es que esa mujer me estresó. Suficiente, es lo que tengo para decir. —solté un suspiro de resignación. —Sus trabajos estaban muy feos y al no querer contratarla la situación se hizo pesada.—¿No te hizo daño? —su mirada, Dios, era tan penetrante que parecía leerme por completo.—No, claro que no. Era solo una mujer perturbada. —miré hacia el suelo, sin querer recordar nada.El médico me revisaría pronto. Me llamaron por mi nombre y fui directo hacia la guardia, do
NarradorEl tiempo parecía transcurrir volando. La vida de un pálido siempre había sido notablemente más larga que la de un ser humano normal. No obstante, para Carol, que había regresado incluso del mundo de los muertos, la vida era algo más inexacta todavía. Le parecía que cada día era más apresurado y deseaba extenderlo lo que más se pudiera.Se relajó. Bebió una taza de te caliente, recostada en el sofá mientras escuchaba sus canciones de jazz favoritas.Su esposo iría en una de las misiones de rutina que tanto le gustaban. Ese grupo de pálidos parecía más un grupo de amigos. La cacería se extendía por un bosque bastante extenso. Julius tenía pistas que los acercaban a la morada de unas viejas brujas que se escapaban de la justicia de los reyes.Para Carol, la humanidad era ciertamente fascinante. No solo por el hecho de que había logrado manipularlos a todos con facilidad para que aceptaran el gran reinado. No, era la capacidad de hacer las cosas hermosas. Le gustaba apreciar el
NarradorEl bosque extenso de Eal-Gap gozaba de una vegetación extraordinaria. Los árboles que se alzaban estaban en pleno otoño. Las hojas iban destiñéndose poco a poco causando efectos visuales agradables. El color verde no era el predominante. Un bosque que hacía amarillento, el verde se extinguía dejando solo el recuerdo de su vibrante fuerza. La morada de las brujas era un lugar antiguo. Ubicado en el corazón del bosque, en una parte desolada e inhóspita que nadie en su sano juicio escogería para vivir. Las dos hermanas que vivían allí no eran brujas nómades ya. Lo fueron en el pasado. Al tener que huir del gran reinado, se refugiaron allí.—Estoy preocupada. Los pálidos son listos. Lo sabes. —dijo Lena, a su hermana, con un tono de preocupación enterrado en su voz.—Sí, también tengo la misma sensación. Estamos en alerta desde hace días, Lena. Más que hechizos de protección no podemos hacer. Pelear contra uno de ellos será imposible. Dicen que tienen más poder que cualquier vam
Eal-Gap se hallaba sumido en las llamas de un destino bastante poco esperanzador. El fuego lo estaba abrasando todo, el otoño le daba prosperidad al incendio.—¿Nadie más? ¿Solo tú bruja? Nos estabas causando bastantes problemas. —soltó Julius, arrugando la nariz.—Soy poderosa. Lo suficiente para dar problemas yo sola. —rugió Lucy, mirando y enfrentando a sus enemigos, que eran notablemente superiores en número y fuerza.Pensó en una manera de escapar. No era lo que quería. Si escapaba, podían llegar a descubrir a Lena y a Cin. Debía morir ahora, de la manera más lenta, para darles tiempo a salir de este bosque infernal.—Eres engreída, como todas las de tu clase. —otro pálido respondió. —Córtale la cabeza y la dejemos de adorno en la entrada del bosque.—Los humanos podrían verla. —reprochó otro de ellos, sonriendo con malicia.—Pensarán que es una fea decoración de Halloween. —se burló el pálido, señalando el rostro de Lucy.Lucy apretó los puños. Trató de conjurar un hechizo y las
SaraMe hallaba temblando, de pies a cabeza. Me estaba por dar alguna clase de ataque. No podía creer absolutamente nada de lo que ocurría. Sentía el sudor helado en la frente. Buscábamos, estábamos buscando a mi hijo por todo ese maldito parque.Este sitio era un lugar seguro para mí. Lo fue en el pasado. Mi hijo tenía muchos niños de su edad con los cuales jugar. Los maestros eran buenos y amables. No comprendía que estaba ocurriendo.Se me pasó por la mente incluso pensar que estaba teniendo una pesadilla e iba a despertar en cualquier momento. Ansiaba que fuera así. Un sueño terrible del cual podía salir en cualquier momento.Veía como Mark pasaba de estar buscando a Hawk con un poco más de calma, a estar furioso, iracundo, quería encontrar un responsable.Todos los niños salieron al patio para que les hicieran preguntas. La policía no tardó en llegar. Les preguntarían cuando la fue la última vez que lo vieron y que pasaba.Lloraba, yo estaba llorando. La maestra también lloraba,
Narrador—¿Buscaste en todas partes? —preguntó Julius, sin caer en cuenta de lo que estaba ocurriendo. —Una maldita locura. ¿Entiendes eso? Había vigilancia en todo ese lugar.—Lo sé. —Carol actuaba de una manera estupefacta. Estaba profundamente en shock por lo que ocurrió.—No es posible. Esto es una trampa de alguien. Las brujas, o los lobos, o alguna de estas malditas criaturas que se niegan a perecer. —Julius golpeó una de las paredes, derribándolo todo.El golpe provocó que la pared se desvaneciera en cenizas. Era poderoso, muy poderoso. Su golpe podría desaparecer una ciudad entera. Tanto poder distribuido solo en dos personas no parecía algo justo. Era aplastante, su fuerza sería bestial e incomparable para el resto de los pálidos inclusive.—Ellos no poseen velocidad. Mis hombres vigilaban ese sitio y no vieron nada. Dicen que en una nube de humo gris el niño desapareció. Como por arte de magia pálida. —soltó Julius, con los ojos rojos de la ira.Esto no era bueno, era algo q
El lugar donde Zem solía residir constaba de un viejo edificio con paredes enmohecidas en su totalidad. Un sitio apestoso donde no se cobraba renta porque nadie querría vivir en tales condiciones. Solo los vagabundos estaban allí, por un tiempo corto, porque tampoco soportaban tal lugar.Zem se ubicó allí para dormir. El pálido que lo vigilaba constantemente relataba que las actividades de Zem eran siempre las mismas. Caminaba por horas en la calle, con un estado de depresión notable, sin bañarse, con el cabello sobre los ojos de tanto que le crecía. Sus caminatas duraban horas. Se echaba a dormir en las aceras hasta que lo echaban de allí. La gente lo evitaba constantemente y le ponían apodos. No comía mucho, solo lo que encontraba. Julius decía que quizás su comportamiento radicaba en que no tenía memoria y eso lo confundía. La vida como humanos de Sara y sus amigos era totalmente diferente. Ellos poseían mucho dinero, estaban en una vida cómoda y tenían una estabilidad mental norm