NarradorEl bosque extenso de Eal-Gap gozaba de una vegetación extraordinaria. Los árboles que se alzaban estaban en pleno otoño. Las hojas iban destiñéndose poco a poco causando efectos visuales agradables. El color verde no era el predominante. Un bosque que hacía amarillento, el verde se extinguía dejando solo el recuerdo de su vibrante fuerza. La morada de las brujas era un lugar antiguo. Ubicado en el corazón del bosque, en una parte desolada e inhóspita que nadie en su sano juicio escogería para vivir. Las dos hermanas que vivían allí no eran brujas nómades ya. Lo fueron en el pasado. Al tener que huir del gran reinado, se refugiaron allí.—Estoy preocupada. Los pálidos son listos. Lo sabes. —dijo Lena, a su hermana, con un tono de preocupación enterrado en su voz.—Sí, también tengo la misma sensación. Estamos en alerta desde hace días, Lena. Más que hechizos de protección no podemos hacer. Pelear contra uno de ellos será imposible. Dicen que tienen más poder que cualquier vam
Eal-Gap se hallaba sumido en las llamas de un destino bastante poco esperanzador. El fuego lo estaba abrasando todo, el otoño le daba prosperidad al incendio.—¿Nadie más? ¿Solo tú bruja? Nos estabas causando bastantes problemas. —soltó Julius, arrugando la nariz.—Soy poderosa. Lo suficiente para dar problemas yo sola. —rugió Lucy, mirando y enfrentando a sus enemigos, que eran notablemente superiores en número y fuerza.Pensó en una manera de escapar. No era lo que quería. Si escapaba, podían llegar a descubrir a Lena y a Cin. Debía morir ahora, de la manera más lenta, para darles tiempo a salir de este bosque infernal.—Eres engreída, como todas las de tu clase. —otro pálido respondió. —Córtale la cabeza y la dejemos de adorno en la entrada del bosque.—Los humanos podrían verla. —reprochó otro de ellos, sonriendo con malicia.—Pensarán que es una fea decoración de Halloween. —se burló el pálido, señalando el rostro de Lucy.Lucy apretó los puños. Trató de conjurar un hechizo y las
SaraMe hallaba temblando, de pies a cabeza. Me estaba por dar alguna clase de ataque. No podía creer absolutamente nada de lo que ocurría. Sentía el sudor helado en la frente. Buscábamos, estábamos buscando a mi hijo por todo ese maldito parque.Este sitio era un lugar seguro para mí. Lo fue en el pasado. Mi hijo tenía muchos niños de su edad con los cuales jugar. Los maestros eran buenos y amables. No comprendía que estaba ocurriendo.Se me pasó por la mente incluso pensar que estaba teniendo una pesadilla e iba a despertar en cualquier momento. Ansiaba que fuera así. Un sueño terrible del cual podía salir en cualquier momento.Veía como Mark pasaba de estar buscando a Hawk con un poco más de calma, a estar furioso, iracundo, quería encontrar un responsable.Todos los niños salieron al patio para que les hicieran preguntas. La policía no tardó en llegar. Les preguntarían cuando la fue la última vez que lo vieron y que pasaba.Lloraba, yo estaba llorando. La maestra también lloraba,
Narrador—¿Buscaste en todas partes? —preguntó Julius, sin caer en cuenta de lo que estaba ocurriendo. —Una maldita locura. ¿Entiendes eso? Había vigilancia en todo ese lugar.—Lo sé. —Carol actuaba de una manera estupefacta. Estaba profundamente en shock por lo que ocurrió.—No es posible. Esto es una trampa de alguien. Las brujas, o los lobos, o alguna de estas malditas criaturas que se niegan a perecer. —Julius golpeó una de las paredes, derribándolo todo.El golpe provocó que la pared se desvaneciera en cenizas. Era poderoso, muy poderoso. Su golpe podría desaparecer una ciudad entera. Tanto poder distribuido solo en dos personas no parecía algo justo. Era aplastante, su fuerza sería bestial e incomparable para el resto de los pálidos inclusive.—Ellos no poseen velocidad. Mis hombres vigilaban ese sitio y no vieron nada. Dicen que en una nube de humo gris el niño desapareció. Como por arte de magia pálida. —soltó Julius, con los ojos rojos de la ira.Esto no era bueno, era algo q
El lugar donde Zem solía residir constaba de un viejo edificio con paredes enmohecidas en su totalidad. Un sitio apestoso donde no se cobraba renta porque nadie querría vivir en tales condiciones. Solo los vagabundos estaban allí, por un tiempo corto, porque tampoco soportaban tal lugar.Zem se ubicó allí para dormir. El pálido que lo vigilaba constantemente relataba que las actividades de Zem eran siempre las mismas. Caminaba por horas en la calle, con un estado de depresión notable, sin bañarse, con el cabello sobre los ojos de tanto que le crecía. Sus caminatas duraban horas. Se echaba a dormir en las aceras hasta que lo echaban de allí. La gente lo evitaba constantemente y le ponían apodos. No comía mucho, solo lo que encontraba. Julius decía que quizás su comportamiento radicaba en que no tenía memoria y eso lo confundía. La vida como humanos de Sara y sus amigos era totalmente diferente. Ellos poseían mucho dinero, estaban en una vida cómoda y tenían una estabilidad mental norm
—Supongo que sí. —respondió Zem, sin mirar al niño, todavía las lagunas mentales que tenía lo hacían estar confundido. —No todo tiene una explicación lógica.—¿Cómo te llamas? —preguntó él, sin dejar de dibujar.—No lo sé. Es lo que trato de descubrir. —dijo el pálido, mirando hacia la pared blanca, tratando de imaginar lo que pasó en el tiempo que no recordaba. —Perdí mi nombre.—¿Cómo? No lo entiendo. —soltó el niño, farfullando, luego soltó una risa. —Es extraño perder un nombre.—¿Me ayudarías a buscar mi nombre? —preguntó Zem. En realidad, era su única esperanza.Hawk asintió.—Será una aventura. —dijo, con buen talante.Era un niño amable. En cierto modo, le entusiasmaba estar lejos de su casa. Porque tenía el corazón valiente y ansiaba descubrir cosas nuevas. No tuvo temor cuando desapareció en la nube de humo. Sino que, por primera vez, sintió que no estaba loco. Los otros niños a veces lo hacían sentir diferente. Lo hacían sentir como si viviera en un mundo de fantasías.—Bie
Cuando Hawk contempló que los policías venían hacia él corriendo, y las sirenas de los autos se encendían, supo que su huida no pasó para nada desapercibida. En ese instante, cuando todo el bullicio estaba cubriéndolo, pensó en que diría, que les iba a decir para que le creyeran y no pensaran que estaba loco.A pesar de ser pequeño, era muy listo, las preguntas se fueron formando en su mente. Estaba asustado, sintió que quería llorar.Los policías avisaron a sus padres, que seguían con la búsqueda en las afueras de la ciudad, que el famoso Hawk estaba de vuelta en su hogar. Los policías lo llevaron hacia la comisaria para realizar un sinfín de preguntas.La cascada de preguntas lo abrumó. Soltó un sollozo y empezó a gritar—No sé. No sé. Aparecí en otro lado y me puse a dibujar. —balbuceaba, entre lágrimas.Pensó en mentir, en decirles que solo se escondió. Mentir era muy difícil. Cuando llegó el momento de responder, solo pudo decir la verdad.—¿Alguien estaba contigo? —las preguntas
Si en algún punto de toda la cascada de preguntas que vinieron cuando llegó la hora de que Hawk respondiera, hubiera hecho alguna referencia a que quien lo secuestró era un vagabundo, Zem estaría muerto en cuestión de minutos.Entre los policías, Hugh estaba oculto, se hacía pasar por un policía de otra área que llegó para obtener información. Todos querían saber que era lo que estaba sucediendo con la desaparición del niño.Julius envió a Hugh para que recopilara toda la información necesaria. No se iban a arriesgar a que alguien los viera husmeando. El gran reinado se componía de pulcritud y confianza.Si Hawk describía a Zem como un vagabundo, Julius y Carol habrían descubierto que ya tenía un poco más de memoria e irían a cazarlo. Podían matarlo si no tenía desarrollados todavía sus poderes. O esclavizarlo para que no se les volviera a oponer.Hawk no quería que Zem tuviera problemas. La descripción que dio no se asemejaba para nada a la real. Sino que dio una inventada, una descr