El lugar donde Zem solía residir constaba de un viejo edificio con paredes enmohecidas en su totalidad. Un sitio apestoso donde no se cobraba renta porque nadie querría vivir en tales condiciones. Solo los vagabundos estaban allí, por un tiempo corto, porque tampoco soportaban tal lugar.Zem se ubicó allí para dormir. El pálido que lo vigilaba constantemente relataba que las actividades de Zem eran siempre las mismas. Caminaba por horas en la calle, con un estado de depresión notable, sin bañarse, con el cabello sobre los ojos de tanto que le crecía. Sus caminatas duraban horas. Se echaba a dormir en las aceras hasta que lo echaban de allí. La gente lo evitaba constantemente y le ponían apodos. No comía mucho, solo lo que encontraba. Julius decía que quizás su comportamiento radicaba en que no tenía memoria y eso lo confundía. La vida como humanos de Sara y sus amigos era totalmente diferente. Ellos poseían mucho dinero, estaban en una vida cómoda y tenían una estabilidad mental norm
—Supongo que sí. —respondió Zem, sin mirar al niño, todavía las lagunas mentales que tenía lo hacían estar confundido. —No todo tiene una explicación lógica.—¿Cómo te llamas? —preguntó él, sin dejar de dibujar.—No lo sé. Es lo que trato de descubrir. —dijo el pálido, mirando hacia la pared blanca, tratando de imaginar lo que pasó en el tiempo que no recordaba. —Perdí mi nombre.—¿Cómo? No lo entiendo. —soltó el niño, farfullando, luego soltó una risa. —Es extraño perder un nombre.—¿Me ayudarías a buscar mi nombre? —preguntó Zem. En realidad, era su única esperanza.Hawk asintió.—Será una aventura. —dijo, con buen talante.Era un niño amable. En cierto modo, le entusiasmaba estar lejos de su casa. Porque tenía el corazón valiente y ansiaba descubrir cosas nuevas. No tuvo temor cuando desapareció en la nube de humo. Sino que, por primera vez, sintió que no estaba loco. Los otros niños a veces lo hacían sentir diferente. Lo hacían sentir como si viviera en un mundo de fantasías.—Bie
Cuando Hawk contempló que los policías venían hacia él corriendo, y las sirenas de los autos se encendían, supo que su huida no pasó para nada desapercibida. En ese instante, cuando todo el bullicio estaba cubriéndolo, pensó en que diría, que les iba a decir para que le creyeran y no pensaran que estaba loco.A pesar de ser pequeño, era muy listo, las preguntas se fueron formando en su mente. Estaba asustado, sintió que quería llorar.Los policías avisaron a sus padres, que seguían con la búsqueda en las afueras de la ciudad, que el famoso Hawk estaba de vuelta en su hogar. Los policías lo llevaron hacia la comisaria para realizar un sinfín de preguntas.La cascada de preguntas lo abrumó. Soltó un sollozo y empezó a gritar—No sé. No sé. Aparecí en otro lado y me puse a dibujar. —balbuceaba, entre lágrimas.Pensó en mentir, en decirles que solo se escondió. Mentir era muy difícil. Cuando llegó el momento de responder, solo pudo decir la verdad.—¿Alguien estaba contigo? —las preguntas
Si en algún punto de toda la cascada de preguntas que vinieron cuando llegó la hora de que Hawk respondiera, hubiera hecho alguna referencia a que quien lo secuestró era un vagabundo, Zem estaría muerto en cuestión de minutos.Entre los policías, Hugh estaba oculto, se hacía pasar por un policía de otra área que llegó para obtener información. Todos querían saber que era lo que estaba sucediendo con la desaparición del niño.Julius envió a Hugh para que recopilara toda la información necesaria. No se iban a arriesgar a que alguien los viera husmeando. El gran reinado se componía de pulcritud y confianza.Si Hawk describía a Zem como un vagabundo, Julius y Carol habrían descubierto que ya tenía un poco más de memoria e irían a cazarlo. Podían matarlo si no tenía desarrollados todavía sus poderes. O esclavizarlo para que no se les volviera a oponer.Hawk no quería que Zem tuviera problemas. La descripción que dio no se asemejaba para nada a la real. Sino que dio una inventada, una descr
ZemDormí en el suelo, estaba un poco cansado. El tener que usar mis poderes requería mucha de mi energía. No me acostumbraba todavía. Sentía cansancio, hambre, todo a la vez.Los fragmentos de imágenes en mi mente abrumaban mi consciencia. Lobos, vampiros, criaturas que no comprendía. Batallas, eso era lo más recurrente. Tenía algunas cosas en claro. Los reyes, esos que estaban en todas partes en imágenes y publicidades, eran los que me habían golpeado y dejado sin memoria. Enemigos, los que vendrían por mí si no me cuidaba de no llamar la atención.Logré crear una ilusión para este edificio. No quería dejar este lugar, había sido el único hogar que conocí desde hacía mucho tiempo. Mejoré un poco la higiene y cambié algunas cosas para que no fuera un sitio deteriorado y de mal aspecto. Nadie venía a mi piso, yo no tenía amigos de ninguna clase. En todos estos años, la gente no me prestaba mucha atención. Me tenían miedo, decían que era un vagabundo que se adueñó de este piso y quizá
—¿A dónde iremos, mami? —preguntó Cin, mirando hacia todas partes sin saber hacía donde seguir caminando.No parecía existir un sendero que las guiara hacia la supervivencia. Lena arrugó la frente con severidad.—No lo sé. Ningún lugar es seguro. —se resolvió a no mentirle, ella tenía que estar en alerta. —He pensado en que lo mejor…Le costaba terminar la oración. No quería, se resistía a ello. Joder, era una decisión sumamente difícil. Soltó un sollozo.—Deberíamos ir a la ciudad. Allí, podría dejarte en un orfanato, deberás fingir ser una humana. Puedo crear un hechizo que extraiga la poca magia que hay en ti. Todavía no estás completamente crecida para tener poderes o marcas de bruja. —Lena se aferró a su pequeña, besó su frente. —Te amo, hija.—¿Qué? —preguntó Cin, mirándola con confusión, no comprendía absolutamente nada de lo que estaba diciéndole. —No quiero estar en la ciudad. Quiero estar contigo, como siempre.Sus ojos se llenaron de lágrimas y sollozó con fuerza. Su madre
Lena dudó en aceptar el ofrecimiento del pálido. Era un rumor conocido que Zem no era de fiar, siempre hacía lo que el quería y bajo su propio beneficio. No era amable, no sin un objetivo mezquino.No podía creer que estuviera vivo. Nadie lo había visto en años. Desde el gran reinado, donde los pálidos se volvieron los gobernantes supremos del mundo. Las brujas eran desconfiadas. No hacían las cosas de manera abrupta. Menos que menos, Lena, porque era madre.Pensó en que sería lo mejor para Cin. Su hija era su prioridad total. Si no encontraba la manera de mantenerla a salvo, nada de esto habría valido la pena.Los ojos de Zem estaban diferentes. Era como si toda esa maldad que siempre tuvo arraigada hasta los huesos hubiera disminuido drásticamente. No tenía ese brillo maligno en su mirada. Es más, parecía que albergaba incluso piedad.Miró a la madre con su hija.—Trataré de ayudar. Yo también necesito ayuda. —pronunció, lo cual dejó a Lena sin palabras, más estupefacta todavía.—No
SaraMi pequeño hijo estaba comiendo las alitas de pollo con una alegría que me hacía llorar. En realidad, lloraba todo el tiempo, por la emoción de tenerlo a mi lado. No podía evitarlo, las lágrimas salían de mis ojos sin control alguno. Por mi cabeza habían pasado tantos miles de sucesos trágicos, de malas posibilidades, de destinos fatales. No quería, pero los había pensado. La desaparición de mi hijo había hecho que pensara que todo podía ocurrir.Hawk no aparecía conforme pasaban las horas y ese panorama no fue en absoluto alentador.Tenía tantas preguntas. Tantas emociones latiendo dentro de mi cuerpo. La emoción me erizaba la piel. El corazón me latía rápido.La emoción más predominante era la alegría. Estaba feliz, no había estado tan feliz jamás en mi vida.Cada vez que lo miraba no podía creer que fuera real. Pedí tanto que apareciera sano y salvo, rogué al cielo, a todo en la vida. Se me concedió ese milagro y estaría agradecida. No quería dejarlo solo ni un minuto ahora.