(Mark)—Dices entonces… Que cuando beba esto olvidaré el amor que siento por Sara. —dije, con la voz hecha un hilo.A pesar de haber aumentado mi fuerza, me sentía completamente débil. Noté que dije “Siento” en tiempo presente, todavía la amaba. Aunque ella me hubiera traicionado tantas veces, aunque me hubiera hecho más daño que cualquiera. Si la veía a los ojos, trataría de protegerla.Mi deber estaba con mi Manada. Me concentré en el frasco de la poción, la bruja me observaba con impaciencia. Ella era una mujer entrada en edad, aproximadamente de ochenta años, pero para ser bruja era joven. Las brujas vivían hasta los ciento cincuenta años por lo menos. Yo había conocido una vez a una de casi doscientos. Su nombre era Ingrid, tenía el cabello grisáceo mezclado con mechas rubias que apenas si se podían distinguir. Sus ojos eran de un color oscuro, profundo y las arrugas en su rostro la hacían ver extremadamente sabia y cansada.La labor de las brujas consistía en canalizar la magia
Por Mark—¿Eres consciente de que tuve que limpiar el vómito? —preguntó el hombre, empujando bruscamente a la bruja.—Lo siento tanto, no pensé demorarme. No sucederá otra vez. —dijo ella, afligida, sin levantar la cabeza ni por un segundo.—No me importan tus excusas. ¡Eres tan inútil, vieja bruja! —chilló el hombre, arrojando una de las tazas de la alacena al suelo.Escuché el sonido de la taza haciéndose pedazos contra el suelo, podía ver la escena desde una de las ventanas. Sin embargo, la mirada de temor de la anciana hacía que quisiera ayudarla.—Es el estómago, maldita sea. El estómago que no puede evolucionar. —dijo él, golpeando una de las paredes.—Prepararé algo para el dolor. —dijo ella, al tiempo en que tomaba los frascos y un puñado de hierbas.—No, no quiero aliviar el dolor. Necesito más de lo otro. —contestó él, con desdén. —¿Crees que alguien tan fuerte como yo necesita un remedio estomacal? No, bruja inútil, yo solo quiero que limpies el vómito cuando salga. Yo soy
El camino hacia la tierra de los exiliados era largo, había llevado algunas de mis cosas, pero planeaba obtener más. En mi nueva vida al lado de Zem, trabajando para él, comenzaba a sentir su misma predilección por las antigüedades y objetos curiosos.Mientras recorría las afueras del bosque, me quedé compenetrada observando algo que brillaba en el suelo. En un principio, no supe bien de que se trataba, porque estaba enterrado en la hierba y solo se veía una pequeña parte.Cuando lo desenterré, noté que era un pequeño frasco con un poco de líquido en su interior. Lo olfateé, tenía algo de magia. Necesitaba saber que era, por si era valioso para mí. Sin embargo, por mucho que caminé no encontré a nadie que pudiera ser su dueño. En realidad, no encontré a nadie en general.Una casa se vislumbraba allí en las afueras, algo deteriorada y el olor a putrefacción me llegaba e inundaba mis fosas nasales. Me provocó un estornudo terrible para sacar la peste de mi nariz y caminé hacia el lugar
—¡Ayuda por favor! —gritó la niña nuevamente, mientras los vendedores corrían a socorrer a Angie.Me quedé parada allí, sin moverme ni un centímetro por la conmoción. Uno de los empleados llamaba a Emergencias para que vinieran a socorrerla. Nadie había visto exactamente lo que había sucedido. No podrían tampoco, yo poseía una gran velocidad y el golpe que le di era imposible de ver ante el ojo de un humano. Nadie me culparía por su accidente, la gente pensaría que se tropezó o que algo más ocurrió.Sin embargo, verla allí, sufriendo en el suelo, sin poder levantarse, hizo que no pudiera retirarme de allí y hacer como si nada hubiera ocurrido.Una idea surgió en mi mente y extraje de mi bolso la pequeña libreta del difunto hombre. En ella, comencé a leer rápidamente las anotaciones. Eran especificaciones de los frascos de pociones, una especie de inventarios. Pero no había mucha explicación de lo que podían hacer, porque el hombre ya lo sabía y quizás lo daba por asumido.Se me ocurri
—Yo… Yo amé a un hombre… —empecé a decir, tartamudeando por la ansiedad. El aroma de las flores inundó mi nariz, aunque allí no hubiera ninguna planta, era como si los recuerdos me llenaran de felicidad. Entonces, comencé a sentir la necesidad de saber mucho más sobre el hombre, quien era, porque me gustaba tanto… —¿Eso crees? —Zem apretó mi brazo, mirándome fijamente. Su apariencia de vampiro era más fuerte cuando estaba molesto. Sus ojos eran más penetrantes y se hacía más atractivo, a él no le pasaban los años y tenía en su esencia algo embriagador que cautivaba a todas las chicas. Pero no a mí, yo nunca podría amar a Zem, el no era el amor de mi vida. El hombre de mis recuerdos si lo era, estaba tan cerca de recordarlo todo. Solo necesitaba el resto del interior del frasco para recuperar nuevamente mi memoria. Estaba al alcance de mi mano y solo… Tenía que arrebatárselo a él, a Zem, al vampiro más poderoso que había conocido alguna vez en mi vida. —Dame el frasco, te lo estoy
El sudor helado de mi frente comenzó a caer, cuando me detuve al lado de un gran cedro para descansar. Era el comienzo del bosque de los Exiliados, pero para llegar aquí había tenido que utilizar todas mis fuerzas. El antídoto del frasco había sido muy poderoso, tanto que me había librado del control de Zem. Ahora, no tenía que hacerle caso ni rendirle cuentas.Mi viaje había sido largo y tensionado. Al colocar toda la poción sobre mí, el control mental de Zem me abandonó por completo y me sentí increíblemente libre. Pero eso me obligó a buscar a mi madre y a llevarla a un lugar a salvo, en el mundo humano, donde a Zem le costaría llegar. De igual forma nadie estaba a salvo, ahora que había desatado una guerra terrible.Recuperar los recuerdos junto a Mark me hizo sentir una enorme culpa, yo lo había traicionado, utilizado y había roto su corazón. Él tendría razón si me odiara, yo tomé su corazón y lo estrujé cuando el más me necesitaba.Arrodillada frente al enorme árbol, dejé de mos
Cuando la anciana juró lealtad hacia mí, le indiqué cual sería su primer trabajo. Necesitaba hacer que los pálidos tuvieran una debilidad infranqueable. Yo me había mostrado débil estos últimos días y ahora, era el momento de demostrar mi fuerza.—No comprendo que es lo que me pide, señor. —dijo la anciana, tartamudeando en su nuevo boticario.Le concedí una de las habitaciones que poseía las hierbas y objetos que podría utilizar para su trabajo. Era ahora la bruja de la manada, tendría que hacer todos los brebajes que mi manada le pidiera. Adren se acercó a ella con desconfianza.—Las brujas no son de fiar. —observó él, desconfiado. Adren todavía no me veía con el respeto de siempre, pero era mi hermano. —Puede traicionarnos en cualquier momento, como…Se detuvo antes de continuar diciendo el nombre de aquella persona. No era importante para mí, el amor se extinguió por completo de mi cuerpo. Nada me detenía para cumplir con mis planes.—Le debo mi vida al Rey Alpha Mark, no los trai
(Sara)Aquel hombre me acababa de hacer notar algo que, había cambiado por completo mi vida. Me quedé helada, al mismo tiempo que la fuerza comenzaba a crecer dentro de mí. Pronto sería madre, estaba embarazada y quien sabe de cuanto tiempo. No se notaba tanto a simple vista, pero el hombre debía tener alguna clase de intuición.Me quedé callada, con las manos sobre mi vientre, al tiempo en el que sentía la presencia de vida dentro de mí. Era algo maravilloso y a la vez. La tristeza de saber que su padre no tendría recuerdos de nuestra relación, era un trago amargo de digerir. Mark no tenía idea de lo nuestro, lo sabía porque si no el jamás habría secuestrado a mi padre.Las lágrimas rodaron por mis mejillas heladas. El silencio reinaba, el hombre se había quedado a mi lado observando la situación. Tomé aire, respirando con dificultad por los nervios.—Gracias por decirme esto. Es usted muy sabio. —dije, con una sonrisa. Me costó poder sonreír, con tanta preocupación encima. —Me alegr