—Debes dejarme ir… No puedo… —empecé a decir, al ver que Zem no tenía la intención de detenerse.—No quiero, tu eres mía y no quiero el olor a lobo en tu interior. —farfulló, con desprecio.Me aparté de su lado y utilicé la daga para amenazarlo. La sostuve entre mis dedos con fuerza y apunté. Arrojé la daga con todas mis fuerzas y llegó a su brazo izquierdo.—Te mueves rápido. —dijo, abriendo los ojos como platos. Sonrió.La daga había perforado parte de su piel, desgarrando ese punto y haciendo que sangrara. Tomé valor para empujarlo nuevamente. Podía leer sus movimientos, tenía la fuerza de pálido en la sangre y también la velocidad de un lobo. Supuse que era porque había estado con Mark, como si hubiera potenciado mis poderes al estar a su lado.—Loba y pálida, que bonito. Eres una caja de sorpresas. —dijo él, caminando hacia mi lado.—Apártate, no podrás hacerme daño. —advertí, mirándolo fijamente.—Lo sé. —contestó con tranquilidad. —Solo quería probarte.—¿A que te refieres? —pr
Al ver el automóvil alejándose en medio de la oscura noche, reviví a la perfección todos aquellos recuerdos que creí sepultados. El frío me caló los huesos y supe, que era aquello que Zem quería mostrarme.Comencé a caminar lentamente, mientras esperaba que se me apareciera. Arrastraba los pies, el enojo hacía que no pensara con claridad, aunque las cosas hubieran pasado hacía ya mucho tiempo.—¿Estás segura de que puedes caminar todo este trecho? Es una distancia larga. —Zem comenzó a caminar junto a mí.—Lo hice una vez. ¿No? Pero eso tú ya lo sabes. —contesté, con una dosis de ironía.En cierto modo, me hacía sentir mejor que estuviera a mi lado, sabía que nada podría pasarme. Era una sensación de protección. Zem era fuerte, mucho más fuerte que cualquier humano. También yo lo era, pero había regresado a sentirme vulnerable como una humana. No veía la hora de salir de este recuerdo y volver a mi misión.—Sí, fue un milagro que no te ocurriera nada. —Zem puso los ojos en blanco. —Li
(Narra Mark)—Has estado pensativo. —dijo Collin, con el temor reflejado en sus ojos.—Nunca he sido atento ni amable, deberías saberlo. —respondí a secas.La mansión se veía tan fría para mí desde que Sara se había marchado, las cosas no regresarían a ser como eran. Su presencia, el sonido de su voz, ella no regresaría y digerir eso me costaba horrores. Mi instinto de Alfa me hizo tomar la mejor decisión para mi manada, pero aquello no era sencillo de asimilar. Mi corazón me pedía correr hacia ella y tratar de estar juntos otra vez.Era la muerte la más amarga carta que tomar, porque Sara había sido la responsable de la muerte de mi hermano.—¿Lo has recordado últimamente? Supongo que así, será mejor que cumplas tu promesa.—¿A Darren? —pregunté, mirándolo directamente a los ojos.—Sí, a Darren. Ni siquiera le dijiste su nombre. —Kily nos interrumpió, entró rápidamente y se situó a mi lado.Ella tenía la expresión fastidiada de siempre, con su tono sarcástico afilado. Era mi familia,
(Mark)Quise imaginar como hubiera sido, si tan solo ella asistía, aunque fuera por compromiso. Pero no me hacía bien, era un placebo insoportable. Lo que verdaderamente sucedió, fue que los lobos comenzaron a impacientarse.—Tu mate, dices que está… ¿Vendrá pronto? —preguntó Adren, mirando por todas partes. —No olfateó ningún rastro humano.—Pronto vendrá, ella dijo… Lo ha prometido. —contesté de inmediato.Luego, me miré en el reflejo del lago. Me pregunté si realmente cumpliría con su palabra, al ver como mi forma humana se veía tan débil y poco atractiva. Pero no me importó, yo tenía fe en que llegaría. Mis instintos comenzaban a salir, percibí el aroma de los que estaban presentes, reconociéndolos para el rastreo. En las habilidades de un lobo, la más importante era el olfato, para poder identificar enemigos y rastrear a otros integrantes de la manada. Mis colmillos se afilaban dentro de mi boca, podía sentirlos, también la visión que se agudizaba. Los colores a mi alrededor dism
(Mark)Estaba demostrado, la sangre que bañó las manos de Sara aquel día. Cuando luego, al asistir a la escuela juntos, ella solo se burló de mi con su amiga Angie. Era un drama adolescente desafortunado que a cualquiera solo le hubiera causado un leve trauma. Pero a mí, me había costado la vida de un hermano y la compañía de mi padre.Sara no imaginó jamás que su decisión habría cambiado tanto mi vida, que me había quitado a mi hermano y mi padre. Mi padre se marchó lejos como un lobo exiliado, el no tenía lugar en ninguna manada luego de ser vencido. Yo era el nuevo Alfa, todos me recibieron en la manada con alegría al ver mi gran poder de pelea. Era un lobo enorme y despiadado.Era mi último día de clases y me quedé en silencio, mirando a Sara sin que ella me viera. Ella practicaba sus lecciones de canto en el salón. Sentía que quizás, si le hablaba, ella entraría en razón y me pediría perdón. Entonces caminé hacia ella, con libertad y esperanza. Sara me miró sorprendida.—¿Tú? —pr
Desperté luego de un largo sueño, a pesar de que no lo necesitaba demasiado. En mi cuarto, un cartel dorado tenía mi nombre: “Sara”, para que no olvidara que todo eso me pertenecía. Zem me había dado tantos objetos valiosos que había perdido la cuenta. Pero ese cartel era uno de los mas preciados para mí. Era de madera de Cedro y mi nombre estaba grabado en oro. Quizás lo apreciaba tanto porque cuando era una niña, le había pedido a mi padre muchas veces tener un cartel con mi nombre en mi cuarto, y él lo olvidaba.Mis padres habían sido siempre buenos y consentidores conmigo, solo que a veces olvidaban esa clase de pequeñeces. Yo los amaba, hoy sería el día que podría ir a visitarlos. Zem me dijo que me estarían esperando, que pasaríamos juntos toda la tarde y tomaríamos la merienda en una hermosa cafetería.Me coloqué un vestido a cuadros de día de campo, ceñido a la cintura y ancho en la falda. Recogí mi cabello en una trenza y cubrí mis ojeras oscuras con un maquillaje delicado. Y
—No puede ser… —empecé a decir, tartamudeando.—Es lo que te digo cariño, no estoy loca… Un monstruo se ha llevado a tu padre. ¡Un monstruo! —gritó con desesperación, sin importarle que estuviéramos rodeados de personas.En la cafetería, la gente comenzó a mirarnos por el escándalo, mi madre estaba realmente desesperada. La abracé para darle más estabilidad.—Te creo, mamá, tranquila. —le dije, porque comenzaba a notar que su ritmo cardiaco aumentaba drásticamente.Debía estabilizarla para que no le diera ninguna clase de infarto. Era peligroso que estuviera así de colapsada. La abracé con más fuerza y me senté a su lado, tomando una de las tazas entre mis manos para generar otro clima.—Mamá, toma un poco de té, necesito que me lo cuentes todo con detenimiento. —expliqué, con la voz suave y calmada.Tenía que calmarme a mi misma para manejar esta situación. Si las dos nos comportábamos de un modo irracional, no lograríamos encontrar ninguna solución. Tomé un largo sorbo de té buscand
—No me lo dijiste. —mi voz se oía resonante en medio de la habitación.Zem me miró con los ojos entrecerrados, no se iba a molestar en mentirme y eso yo lo sabía bien. Sin embargo, mi ira también iría hacia él si no se atrevía a decir siquiera alguna palabra para defenderse o justificarse.—Quería estar seguro. —empezó a decir, con su seguridad característica. —Tenía que saber si no era una trampa.Aunque no era la mejor de las justificaciones, me sirvió bastante. Yo necesitaba su ayuda para vencer a Mark y el necesitaba de la mía. Zem se acercó a mí y me abrazó para consolarme. Ahí me quebré, con su abrazo, porque me sentí refugiada en sus brazos y pude llorar sin que sintiera que eso me hacía débil. El me dio esa confianza, podía estar seguro que el destruiría a cualquiera para ayudarme, el era un villano.—¿Tu madre se encuentra bien? —preguntó, con voz baja, estrechándome contra su pecho.—Sí, está en mi cuarto, he puesto protecciones para que este a salvo. —contesté, rogando que