El niño estaba en el suelo, Julius se había quedado paralizado. Fue entonces cuando llamó a alguien, lo supe porque estaba cerrando los ojos, concentrado. Friederich hizo su aparición.—No debías irte lejos a comer hoy. —advirtió Friederich, con los ojos severos fijos en el escenario.Julius señaló a Zem. Era algo impresionante. La sangre de Zem parecía contener algo muy extraño, algo que no podía entender. Mi conocimiento era casi nulo comparado con el de ellos. Yo no era una pálida antigua, esta clase de saberes escapaban a mi control. Los sonidos disminuían, ambos vampiros parecían permanecer en silencio. La apariencia del Friederich del pasado era igual que la del futuro, él no había cambiado prácticamente nada.—No… No comprendo… Acaso… —empezó a decir Julius, con los ojos en el suelo, la vista baja significaba que sentía que la situación lo superaba.—Quizás, quizás. Puede que hayas escogido para alimentarte a uno de los dos vampiros predestinados que existen. Sería una mala for
Lo que vi cuando llegamos a la sala principal era un caos total. Las paredes impecables desmoronadas casi en su totalidad. Escombros por todas partes, impregnados con manchas de sangre. Los objetos de la casa estaban completamente esparcidos por doquier sin control. La pelea habría sido dura. El olor de la muerte estaba por todas partes.Pero cuando busqué a Mark, alguien nuevo estaba allí. Zem estaba peleando a su lado, lo cual me provocó escalofríos que me recorrieron el cuerpo entero.—¿Qué demonios está haciendo él aquí? —preguntó Adren, olfateando y gruñendo.Mark y Zem estaban defendiéndose de los ataques de dos vampiros. Friederich, estaba en el suelo, en una escena totalmente grotesca. Tenía el cuello desgarrado, la cabeza prácticamente separada de su cuerpo. Estaba muerto, algo que jamás creí contemplar.Me quedé sin palabras, helada ante ese panorama. Adren y Tanya se lanzaron a atacar junto con Mark. Los tres montaron una posición defensiva.Cerré los ojos, maldición, había
La presencia de Zem estaba generando una tensión horrible en la manada. Era tan incómodo tener que ponerme en medio para defenderlo. Pero solo el cielo y la luna sabían que sería necesario. No quería tener problemas, ahora yo era la luna de la manada y no esperaba que pensaran mal de mí.Y mi relación con Zem había sido demasiado confusa en el pasado. Era difícil de digerir que ahora quisiera defenderlo.Lo que más temía, era que Mark no estuviera de acuerdo. No quería pelear con él, no lo soportaría.—Estás defendiéndolo. Sara. Mírame bien, tu sabes lo que ha hecho. —Kily me miró fijamente, escudriñándome con la mirada.Habíamos hecho las paces con ella, pero nuestro pasado era turbulento. Ella me odió con todas sus fuerzas. Yo la lastimé mucho, las dos habíamos estado en una guerra constante desde que nos conocimos. Ahora que estábamos en paz, la turbulencia volvía a acechar.Miré a Adren, también estaba oscurecido, el rencor iba colmándole lentamente la mirada. Porque ellos odiaban
Su expresión cambió. Eso me generó todavía más escalofríos. Fue como si de golpe, toda esa suspicacia que Zem tenía en sus ojos cambiara. Un asesto de miedo, como si fuera una presa a punto de ser cazada. Lo vi en sus pupilas. Como si hubiera regresado a ser ese pequeño niño asustado que fue hacía añares. Tan lejano, en una época diferente, casi un mundo diferente. Pero allí estaba, con su mirada aterrada.Porque todo lo que era y pensó siempre que fue, no era real.Se quedó allí, paralizado. Los lobos desconfiaron, rodeándolo, acechándolo para que no intentara nada.—No fue… No fue posible. No lo comprendo… —empezó a decir, con los ojos fijos en la pared, sin enfocarnos a ninguno de nosotros.—¿Qué ocurre? —interrogó Adren, mirándome directamente.Hice una seña para que nos apartáramos, porque el era inestable. Lo sería, sería terrible para él enterarse de esa verdad. Sobre su origen, porque solo dios sabía que habían implantado en su memoria. El dolor sería difícil de afrontar y yo
Los dos bebés estaban allí, en la canasta. No lloraban, estaban allí, con la vista fija en el techo, solo moviéndose y jugando, dando suaves patadas. No parecían ver el lugar horrible en el que estaban. La cabaña era vieja, maltratada, parecía estar en medio de las sombras. Era una imagen colmada de tizne, como si allí no existiera la luz.—Debe irse, debe ocuparse de sus asuntos. —la voz de una mujer se difuminaba.—No podemos hacer eso. Querida, es un tiempo inexacto. Pronto las cosas envejecerán. —la voz de un hombre se esparcía en lo lejano.Zem me apretó la mano. Pude notar su nervio, al igual que el mío. El temor de estar presenciando algo terrible. La oscuridad era profunda, intensa, la sensación de que algo nos iba a ocurrir en este recuerdo. Era algo más profundo incluso, de lo que yo vi en la casa de las antigüedades.—Cuando el tiempo cambie, los nuestros no serán como ahora. Tendrán debilidades, otras bestias rondarán el mundo. Sabes que esos pequeños estarán en mi poder e
Me miró con los ojos repletos de dudas. Esquivé su mirada, no, no tenía caso. No era verdad, no ansiaba reconocerlo como una verdad.Dios mío, esto era una completa locura. Mark me abrazó, todo había regresado a la normalidad. La cortina de humo rojo y sanguinolento había desaparecido. El olor se había esfumado, dejando solo el vacío, la normalidad. Como si nada hubiera ocurrido.Pero había ocurrido absolutamente todo. La información nueva era temiblemente aplastante.No quería mirar a Zem, porque sabía que el lo estaba haciendo, quería hacer contacto visual conmigo.Me aferré a Mark, abrazándolo. Solté las lágrimas que tenía acumuladas, quebrándome en sus brazos. Solté ese llanto acumulado. Tenía esa tristeza que no lograba controlar, esa mujer, dios mío, había hecho que sintiera un dolor tan agónico en mi alma. Su muerte, no podía quitármela de la cabeza.—Sara. —la voz de Zem interrumpió el encuentro con todos los lobos.Ellos habían venido a verme, a ver que estuviera bien y a sal
Sentí el líquido gotear entre mis piernas. No, era demasiado pronto. Estábamos en una situación de peligro. Mi bebé no estaría seguro.El dolor me hizo gritar.—Ahh… —solté, como un alarido que raspó mi garganta.Mark corrió hacia mí. El tenía una conexión conmigo, sabía al instante cuando yo pedía su ayuda. Al verme, pálida y como si hubiera contemplado a un fantasma, se preocupó todavía más.—¿Qué ocurre? —preguntó, tomándome entre sus brazos para protegerme de cualquier peligro que me acechara.Yo llevaba puesta la ropa que recién me había probado en la tienda. Los pantalones ya estaban manchados y yo sabía lo que significaba.Mi corazón me decía que el momento estaba llegando.—Oh. Ya esta por venir. —dije, con los ojos llenos de lágrimas.—¿QUE? —preguntó a los gritos Mark, sin entender lo que estaba diciendo.Pude ver en sus ojos lo mismo que yo sentía. Miedo, incertidumbre, nuestro hijo estaba a punto de nacer en una guerra. Una guerra de la cual quizás ninguno de nosotros sobr
Aquel hospital me recordaba lo que alguna vez fue ser una humana. Sentí una nostalgia que me invadió, incluso en estos momentos en los cuales estaba en un punto extremo.Porque una gran parte de mi deseaba volver a ser normal, a ser humana. Parir aquí como una mujer cualquiera, no tener complicaciones ni personas que trataban de matarme siguiéndome por todas partes.Mark me apretó la mano, había decidido quedarse a mi lado.—Tu puedes, mi hermosa. —susurró en mi oído, su voz se perdía entre el mareo.—¡Sara! ¡Tú puedes!Escuché la voz de Kily, los demás estaban comenzando a llegar a mi lado. Comprendí que estaban apoyándome. Me enviaban sus fuerzas. Ellos eran lobos y yo, vaya a saberlo, ni siquiera era una pálida como creían.Entonces miré hacia donde todos me estaban observando y contemplé a Zem parado junto a la puerta. Como si estuviera custodiando la entrada, para que nadie entrara sin su permiso.Mis ojos se enfocaron solo en Mark. Cada vez que lo miraba sentía que mi mundo se c