Me duché, y me vestí con un jeans negro, el día esta nublado. Llamé a Aranza y hemos quedado para salir. Ahora que estoy marcada,a Sara y a mí,nos dan unas ganas de ir por Daniel y besarlo y hacer otras cosas, Stop. No debo de pensar en esas cosas. Pero odio no poder estar cerca de Daniel, es algo muy desesperante tener fuera de tu alcance a la persona que más quieres en este mundo. Pero no le he llamado ni él a mí. Falta una hora para ir con Aranza y tengo mucho tiempo de sobra. Mis papás están trabajando y James sigue durmiendo. El viernes falte al instituto; y mi mamá me reprendió cuando llegó del trabajo, pero no me importo, porque me la pasé genial. Y bueno ayer no me la pase tan bien,y hoy quiero disfrutar el domingo. Fuera de eso quiero ver a Andrew, para rechazarlo definitivamente, el vínculo está roto pero aún sé que no desaparece. Yo no lo quise ni lo quiero ahora, pero no sé si él me quiere a mi, y si lo hace es sólo porque no se quiere quedar sin pareja; pero y
—Pero... La voy a m****r a remodelar. —Susurra con tacto. —¿Por qué?—Pregunto confundida. —Tenía planes para ella, pero no lo había hecho porque no sabía si querías vivir conmigo. Ya comenzó la obra hace como una semana, pero aún le falta mucho. La fachada esta muy bien, pero por adentro le hace faltan muchos detalles.—Explica. —¿Y mis cosas dónde están? —En la casa de mis papás —literalmente me ha dado un bofetón. —¿Viviremos con tus papás? —Sí, solo en lo que esta lista la casa.—Su cara de entusiasmo es muy linda; y no se la quiero arruinar. Asiento pacíficamente. —Ya quiero presentarte ante mi manada como mi Luna —dice con orgullo, ay mi Daniel estoy que me lo como enterito. —Eso es algo que hay que planear, amor.—le respondo. —Bueno entonces se comenzarán los planes ¿te parece?—sonríe mi mate.
Abro los ojos demasiado rápido, ¿Era un sueño? ¿Es verdad? Reviso mi móvil y no hay rastro de llamadas o mensajes de Aranza. Entonces fue solo un mal sueño, el alivio rápidamente fluye en mí. No sé como hubiera reaccionado si en verdad Salma y Andrew fueran mates, aunque no descarto la idea, tal vez mi sueño me dio una señal para prepararme por si eso pasara, no es que Andrew me importé, él está en el pasado, pero nadie supera a un ex tan rápido y mucho menos cuando tienes un lazo como el ser mate de alguien. Borro todos los pensamientos ilógicos de mi mente y ocupo mi energía en lo que realmente importa, es domingo ¡domingo! Hoy me convierto oficialmente en la pareja de Daniel y la Luna de esta manada, estoy demasiado nerviosa, es obvio que soy una niña todavía, la forma en la que los miembros de esta manada me miran me confirman que no les gusta nada que yo sea la mate de Daniel Clark, lo ignoro totalmente hasta que señoras curiosas me miran y se susurran cosas discretamen
Me despido de Zack, quien ha venido acompañado por una chica que no es su mate, pero dice que están saliendo y que está enamorando de ella. Y bueno siento que está mal, pero no puedo decir nada, mientras esté feliz todo está bien. Abrazo a mis pequeños hermanos y a mi papá. No fue nada malo que mi mamá viniera y Bruno igual. Es más ni se miraron. —Adiós—Le doy dos besos en la mejilla a la esposa de Bruno, y a sus espaldas veo dos siluetas: Salma y Marck. ¿Qué diablos hacen ellos aquí? Daniel que esta a lado de mí, nota lo tensa que estoy y se da cuenta de la situación. *Cielo, yo distraeré a Marck y a Salma* Daniel habla en mi mente. —Con permiso. —Se disculpa mi mate. Veo a Daniel, llevarse a Marck y a Salma, hacia la mesa donde está mi mamá. Entonces dejo ir en paz a mi papá. Los acompañ
Me despierto un poco más perezosa de lo normal, ayer fue un día increíble, tanto como la fiesta como lo que paso con Daniel después de esta. No me dio tiempo de echarle un vistazo a la casa, bueno a nuestra casa. Siento un pinchado en el corazón cuando veo que Daniel no está en la cama, ¿dónde estará ese tonto, al que tanto amo? —Daniel —grito, pero no hay contestación. Miro mi ropa, ja no es cierto no tengo ropa solo estoy enredada en las sabanas. Me levanto y busco una camiseta blanca y un pantalón negro, y me pongo las botas que anteriormente Salma había tomado sin mi permiso, pero antes de cambiarme tomaré una ducha, que me hace mucha falta. Lo que más me sorprendió fue saber que Daniel había mandado a personas para traer todas nuestras cosas durante la fiesta. Y todo lo ordenaron bien. —Elizabeth—Dios mío su voz me encanta, y más cuando pronuncia mi nombre. —Estoy duchándome—Grito.
Cuando Natasha se entera de que hay un animalito en mi casa, viene a verlo. Le parece increíble que Daniel haya dejado que el perro se quedara. —Mira, que hermoso estás, bebé— Dice Natasha tocando tiernamente la cabeza de mi perro.— Te llamaré Cuchufleto- Le dice. —Alto, él ya tiene nombre— Gruño. —Eso no le queda. —Alega— Verdad que te llamarás Cuchufleto. —Bueno tú ganas, se llamará Cuchufleto-Me río de la tontería de Natasha. —¿Qué hacen?— Daniel interrumpe en la sala de estar. Él estaba en su estudio. —Nada, renombrando al nuevo Cuchufleto.— Dice Natasha. Daniel se acerca a mí y me da un beso repentino en los labios. —¿Con qué Cuchufleto? Eh— Le dice al perro que lo mira atento. Mi perro es un amor. No ha hecho ningún desastre. Pero bueno eso es discutible, ya que aún no lleva ni dos días aquí. Y aún tengo pen
Escucho pasos, quiero abrir los ojos, pero no puedo, quiero moverme. Esto es como si fuera un sueño, de esas pesadillas que te inmovilizan. —Cuando despierte omitiremos esa noticia, Elizabeth es muy sensible y puede tomarse eso a mal.— Es la voz de mi mamá. Me siento tan sola. Quiero abrir los ojos, moverme, pero la neblina se apodera de mí... —Elizabeth, despierta. —Escucho la voz de Daniel, su voz cargada de tensión y miedo. Intento abrir los ojos y me sorprende lograrlo. Daniel tiene sus brazos apoyados en las piernas, y sus manos están en su cabeza, retorciéndose su cabello. Su hermoso cabello que me encanta jugar. —Cariño...— digo con dificultad. —Oh... Elizabeth, Dios mío.— Se levantó de donde estaba y vino hacia mí.— Despertaste, cielo. —Tranquilo, estoy aquí, contigo.— las palabras se me quedan trabadas. Miro el techo y me doy cuenta de donde estamos, en el hospital. —Tranquila tú. Voy a avisar que ya desper
Dormir... que bien se siente dormir. Miro alrededor, todo está obscuro, solo hay una pequeña ráfaga de luz de la lámpara de emergencia. Me siento agitada y cansada. Lo que pasó con Andrew y Daniel fue mi colapso. Ellos son mi colapso. No quiero a Andrew, amo a Daniel, y si Andrew se preocupa por mí, me va y me viene. Daniel se cegó por los celos. —Daniel —lo llamo, no sé donde esta, pero seguro que no me ha dejado sola. —Daniel— vuelvo a decir, no hay respuesta y me altero. Sara está apagada, e instintivamente me alarmo. ¿Qué pasó?—Daniel. —Tranquila, hija.—Es papá, la paz me inunda. —Daniel se fue a descansar. —me explica. —¿Él está bien? —pregunto preocupada. —Sí, sí. Solo está descansando, él también necesita descansar, vendrá por la mañana. Ahora duerme, y descansa.— pide —No, no tengo sueño. Ya he dormido mucho.—me quejo.— ¿Qué me pasó, p
La luz que entra por la ventana con las cortinas corridas me molesta, maldito Daniel, lo ha hecho al propósito. Me reincorporo y voy a cuarto de baño. Cepillo mis dientes, miro lo cabello enmarañado y mi cara está hecha un desastre; el poco maquillaje que tenía está corrido. Me meto a la ducha y disfruto del tiempo que estoy bajo el agua, tomo la esponja y el gel. Cuando salgo de la ducha, me apresuro a tomar una toalla del estante, hace un poco de frío. Tomo mi secador nuevo, el otro ya estaba un poco antiguo, me revuelvo un poco el cabello, y seco mi cabello corto y con ayuda de mi cepillo. Soy interrumpida por la presencia de Daniel, quien me mira con una sonrisa, está apoyado en el marco de la puerta y se ve tremendamente sexy, ¿por qué no me lo violé anoche? Yo y mis reproches mentales. —¿Qué?—no deja de mirarme y eso me pone nerviosa, como el primer día que lo vi, en aquella fiesta. —Eres hermosa —casi me pongo a temblar, ¿será que algún día