Abro los ojos demasiado rápido, ¿Era un sueño? ¿Es verdad? Reviso mi móvil y no hay rastro de llamadas o mensajes de Aranza. Entonces fue solo un mal sueño, el alivio rápidamente fluye en mí. No sé como hubiera reaccionado si en verdad Salma y Andrew fueran mates, aunque no descarto la idea, tal vez mi sueño me dio una señal para prepararme por si eso pasara, no es que Andrew me importé, él está en el pasado, pero nadie supera a un ex tan rápido y mucho menos cuando tienes un lazo como el ser mate de alguien.
Borro todos los pensamientos ilógicos de mi mente y ocupo mi energía en lo que realmente importa, es domingo ¡domingo! Hoy me convierto oficialmente en la pareja de Daniel y la Luna de esta manada, estoy demasiado nerviosa, es obvio que soy una niña todavía, la forma en la que los miembros de esta manada me miran me confirman que no les gusta nada que yo sea la mate de Daniel Clark, lo ignoro totalmente hasta que señoras curiosas me miran y se susurran cosas discretamen
Me despido de Zack, quien ha venido acompañado por una chica que no es su mate, pero dice que están saliendo y que está enamorando de ella. Y bueno siento que está mal, pero no puedo decir nada, mientras esté feliz todo está bien. Abrazo a mis pequeños hermanos y a mi papá. No fue nada malo que mi mamá viniera y Bruno igual. Es más ni se miraron. —Adiós—Le doy dos besos en la mejilla a la esposa de Bruno, y a sus espaldas veo dos siluetas: Salma y Marck. ¿Qué diablos hacen ellos aquí? Daniel que esta a lado de mí, nota lo tensa que estoy y se da cuenta de la situación. *Cielo, yo distraeré a Marck y a Salma* Daniel habla en mi mente. —Con permiso. —Se disculpa mi mate. Veo a Daniel, llevarse a Marck y a Salma, hacia la mesa donde está mi mamá. Entonces dejo ir en paz a mi papá. Los acompañ
Me despierto un poco más perezosa de lo normal, ayer fue un día increíble, tanto como la fiesta como lo que paso con Daniel después de esta. No me dio tiempo de echarle un vistazo a la casa, bueno a nuestra casa. Siento un pinchado en el corazón cuando veo que Daniel no está en la cama, ¿dónde estará ese tonto, al que tanto amo? —Daniel —grito, pero no hay contestación. Miro mi ropa, ja no es cierto no tengo ropa solo estoy enredada en las sabanas. Me levanto y busco una camiseta blanca y un pantalón negro, y me pongo las botas que anteriormente Salma había tomado sin mi permiso, pero antes de cambiarme tomaré una ducha, que me hace mucha falta. Lo que más me sorprendió fue saber que Daniel había mandado a personas para traer todas nuestras cosas durante la fiesta. Y todo lo ordenaron bien. —Elizabeth—Dios mío su voz me encanta, y más cuando pronuncia mi nombre. —Estoy duchándome—Grito.
Cuando Natasha se entera de que hay un animalito en mi casa, viene a verlo. Le parece increíble que Daniel haya dejado que el perro se quedara. —Mira, que hermoso estás, bebé— Dice Natasha tocando tiernamente la cabeza de mi perro.— Te llamaré Cuchufleto- Le dice. —Alto, él ya tiene nombre— Gruño. —Eso no le queda. —Alega— Verdad que te llamarás Cuchufleto. —Bueno tú ganas, se llamará Cuchufleto-Me río de la tontería de Natasha. —¿Qué hacen?— Daniel interrumpe en la sala de estar. Él estaba en su estudio. —Nada, renombrando al nuevo Cuchufleto.— Dice Natasha. Daniel se acerca a mí y me da un beso repentino en los labios. —¿Con qué Cuchufleto? Eh— Le dice al perro que lo mira atento. Mi perro es un amor. No ha hecho ningún desastre. Pero bueno eso es discutible, ya que aún no lleva ni dos días aquí. Y aún tengo pen
Escucho pasos, quiero abrir los ojos, pero no puedo, quiero moverme. Esto es como si fuera un sueño, de esas pesadillas que te inmovilizan. —Cuando despierte omitiremos esa noticia, Elizabeth es muy sensible y puede tomarse eso a mal.— Es la voz de mi mamá. Me siento tan sola. Quiero abrir los ojos, moverme, pero la neblina se apodera de mí... —Elizabeth, despierta. —Escucho la voz de Daniel, su voz cargada de tensión y miedo. Intento abrir los ojos y me sorprende lograrlo. Daniel tiene sus brazos apoyados en las piernas, y sus manos están en su cabeza, retorciéndose su cabello. Su hermoso cabello que me encanta jugar. —Cariño...— digo con dificultad. —Oh... Elizabeth, Dios mío.— Se levantó de donde estaba y vino hacia mí.— Despertaste, cielo. —Tranquilo, estoy aquí, contigo.— las palabras se me quedan trabadas. Miro el techo y me doy cuenta de donde estamos, en el hospital. —Tranquila tú. Voy a avisar que ya desper
Dormir... que bien se siente dormir. Miro alrededor, todo está obscuro, solo hay una pequeña ráfaga de luz de la lámpara de emergencia. Me siento agitada y cansada. Lo que pasó con Andrew y Daniel fue mi colapso. Ellos son mi colapso. No quiero a Andrew, amo a Daniel, y si Andrew se preocupa por mí, me va y me viene. Daniel se cegó por los celos. —Daniel —lo llamo, no sé donde esta, pero seguro que no me ha dejado sola. —Daniel— vuelvo a decir, no hay respuesta y me altero. Sara está apagada, e instintivamente me alarmo. ¿Qué pasó?—Daniel. —Tranquila, hija.—Es papá, la paz me inunda. —Daniel se fue a descansar. —me explica. —¿Él está bien? —pregunto preocupada. —Sí, sí. Solo está descansando, él también necesita descansar, vendrá por la mañana. Ahora duerme, y descansa.— pide —No, no tengo sueño. Ya he dormido mucho.—me quejo.— ¿Qué me pasó, p
La luz que entra por la ventana con las cortinas corridas me molesta, maldito Daniel, lo ha hecho al propósito. Me reincorporo y voy a cuarto de baño. Cepillo mis dientes, miro lo cabello enmarañado y mi cara está hecha un desastre; el poco maquillaje que tenía está corrido. Me meto a la ducha y disfruto del tiempo que estoy bajo el agua, tomo la esponja y el gel. Cuando salgo de la ducha, me apresuro a tomar una toalla del estante, hace un poco de frío. Tomo mi secador nuevo, el otro ya estaba un poco antiguo, me revuelvo un poco el cabello, y seco mi cabello corto y con ayuda de mi cepillo. Soy interrumpida por la presencia de Daniel, quien me mira con una sonrisa, está apoyado en el marco de la puerta y se ve tremendamente sexy, ¿por qué no me lo violé anoche? Yo y mis reproches mentales. —¿Qué?—no deja de mirarme y eso me pone nerviosa, como el primer día que lo vi, en aquella fiesta. —Eres hermosa —casi me pongo a temblar, ¿será que algún día
Dos días sin Cuchufleto, cuando se lo llevaron, no tuve más ganas de divertirme, regresamos a casa en silencio, un silencio demasiado doloroso. Contuve mis ganas de echarme a llorar. Daniel, solo condujo y cuando llegamos, los dos nos metimos a la ducha en silencio, no dijimos nada. Estoy demasiado aburrida, sus pisaditas nos se escuchan. Y el dolor me apuñala de nuevo. Ya son las 4 de la tarde. El proyecto de Daniel ya está en marcha, por eso tiene que irse desde muy temprano, yo voy al instituto, que por cierto casi nadie se me acerca por ser la Luna de la manada, no tengo amigas, ayer salí a dar una vuelta por la manada y conocí a un par de niños que me robaron el corazón. Daniel construyó las casas de la manada, todas iguales, pero no se dio cuenta de que hay niños, estaría bien poner juegos, es un tema del que voy a hablar con Dani. —Hola, hola.—me saluda Daniel. —Daniel— corro hacia él. Me abrazo a su cuerpo, y me siento chiquita con él, p
Técito es un amor, aún no ha pasado ni tres horas y yo ya me enamoré de él. La cena estuvo muy rica, tenemos un hábito, tomar vino con la cena, con él, nos relajamos y charlamos despreocupados. —¿Vemos una película? —ofrece Daniel, pero la verdad es que estoy muy cansada ya me quiero ir a dormir aunque sean apenas las 10 de la noche. Mañana quiero tener energía para pasármela bien con mis hermanos— ¿Cansada?—pregunta con una sonrisa. —Ya sé por donde vas. —le devuelvo la sonrisa y él se parte de la risa, como si no fuera bastante obvio, amor mío, eres incontrolable. —Eres maravillosa, amor, ¿segura que estás cansada?— ese cabrón, se me está insinuando. —Muy segura bebé.— lo quiero hacer enfadar. —¿Me estás rechazando? —hace una falsa y chistosa imitación de un soldado herido. —Eso jamás, pero estoy que me caigo de cansada —le dedico una pequeña y provocativa sonrisa. —¿Ahora quién se le está insinuando a quién?—se cruza de braz