Me echo perfume, y busco las cosas que necesito para echarlas a mi bolsa, pero no encuentro mi móvil. Lo busco de bajo de la cama, y entre mis bolsillos... Pienso donde podría estar, ¿en la camioneta? No porque no lo saque durante el camino. Y entonces recuerdo de la llamada que recibí en la casa de Daniel. Con razón no me ha llamado y, por lo tanto, mi móvil no ha sonado para nada. Tomo un suéter verde por si hace frío después.
-Señorita, el Señor Daniel, pide que lleve ropa, porque pasarán la noche en su casa; también me dijo que tiene su móvil.-Interrumpe Mirta, la persona que ayuda en las cosas de la casa que por cierto me cae muy bien; se acaba de unir a la manada porque la desterraron de su manada.
-Oh, sí, gracias. Dile que enseguida bajo.
Tomo mi bolso y lo remplazo por uno más grande. Donde podré echar mi ropa. Jeans, blusas, un short y la blusa que puedo usar para dormir y una americana por sí hace más frío, y
ANDREW Para mi muy mala suerte no encontré a Elizabeth cuando fui a buscarla a su casa, mis nervios se alteran al pensar que quizás esté con ese idiota, en fin, recuerda Andrew, ella ya no es tu mate. Voy directo a casa de Stefany o más bien de mis abuelos, pero tampoco está, ¿en dónde se metieron estas chicas? Sonrío al escuchar a mi abuela, una bella anciana que amo demasiado. —Deberías de quedarte a cenar, mi niño—dice con demasiada dulzura. —Gracias abuela, pero debo de irme. —¿Quizá una rebanada de pan recién horneado?— niego con la cabeza. —Gracias abuela pero... —Pero nada hijo, quiero que te quedes unos momentos más, quiero preguntar unas cosas que no me gustan nada —me lleva hasta la sala de estar y me obliga a sentarme en un sofá, con todo el respeto del mundo lo hago— ahora sí, ¿por qué rechazaste a tu mate? ¿A caso eres un tonto?
Me duché, y me vestí con un jeans negro, el día esta nublado. Llamé a Aranza y hemos quedado para salir. Ahora que estoy marcada,a Sara y a mí,nos dan unas ganas de ir por Daniel y besarlo y hacer otras cosas, Stop. No debo de pensar en esas cosas. Pero odio no poder estar cerca de Daniel, es algo muy desesperante tener fuera de tu alcance a la persona que más quieres en este mundo. Pero no le he llamado ni él a mí. Falta una hora para ir con Aranza y tengo mucho tiempo de sobra. Mis papás están trabajando y James sigue durmiendo. El viernes falte al instituto; y mi mamá me reprendió cuando llegó del trabajo, pero no me importo, porque me la pasé genial. Y bueno ayer no me la pase tan bien,y hoy quiero disfrutar el domingo. Fuera de eso quiero ver a Andrew, para rechazarlo definitivamente, el vínculo está roto pero aún sé que no desaparece. Yo no lo quise ni lo quiero ahora, pero no sé si él me quiere a mi, y si lo hace es sólo porque no se quiere quedar sin pareja; pero y
—Pero... La voy a m****r a remodelar. —Susurra con tacto. —¿Por qué?—Pregunto confundida. —Tenía planes para ella, pero no lo había hecho porque no sabía si querías vivir conmigo. Ya comenzó la obra hace como una semana, pero aún le falta mucho. La fachada esta muy bien, pero por adentro le hace faltan muchos detalles.—Explica. —¿Y mis cosas dónde están? —En la casa de mis papás —literalmente me ha dado un bofetón. —¿Viviremos con tus papás? —Sí, solo en lo que esta lista la casa.—Su cara de entusiasmo es muy linda; y no se la quiero arruinar. Asiento pacíficamente. —Ya quiero presentarte ante mi manada como mi Luna —dice con orgullo, ay mi Daniel estoy que me lo como enterito. —Eso es algo que hay que planear, amor.—le respondo. —Bueno entonces se comenzarán los planes ¿te parece?—sonríe mi mate.
Abro los ojos demasiado rápido, ¿Era un sueño? ¿Es verdad? Reviso mi móvil y no hay rastro de llamadas o mensajes de Aranza. Entonces fue solo un mal sueño, el alivio rápidamente fluye en mí. No sé como hubiera reaccionado si en verdad Salma y Andrew fueran mates, aunque no descarto la idea, tal vez mi sueño me dio una señal para prepararme por si eso pasara, no es que Andrew me importé, él está en el pasado, pero nadie supera a un ex tan rápido y mucho menos cuando tienes un lazo como el ser mate de alguien. Borro todos los pensamientos ilógicos de mi mente y ocupo mi energía en lo que realmente importa, es domingo ¡domingo! Hoy me convierto oficialmente en la pareja de Daniel y la Luna de esta manada, estoy demasiado nerviosa, es obvio que soy una niña todavía, la forma en la que los miembros de esta manada me miran me confirman que no les gusta nada que yo sea la mate de Daniel Clark, lo ignoro totalmente hasta que señoras curiosas me miran y se susurran cosas discretamen
Me despido de Zack, quien ha venido acompañado por una chica que no es su mate, pero dice que están saliendo y que está enamorando de ella. Y bueno siento que está mal, pero no puedo decir nada, mientras esté feliz todo está bien. Abrazo a mis pequeños hermanos y a mi papá. No fue nada malo que mi mamá viniera y Bruno igual. Es más ni se miraron. —Adiós—Le doy dos besos en la mejilla a la esposa de Bruno, y a sus espaldas veo dos siluetas: Salma y Marck. ¿Qué diablos hacen ellos aquí? Daniel que esta a lado de mí, nota lo tensa que estoy y se da cuenta de la situación. *Cielo, yo distraeré a Marck y a Salma* Daniel habla en mi mente. —Con permiso. —Se disculpa mi mate. Veo a Daniel, llevarse a Marck y a Salma, hacia la mesa donde está mi mamá. Entonces dejo ir en paz a mi papá. Los acompañ
Me despierto un poco más perezosa de lo normal, ayer fue un día increíble, tanto como la fiesta como lo que paso con Daniel después de esta. No me dio tiempo de echarle un vistazo a la casa, bueno a nuestra casa. Siento un pinchado en el corazón cuando veo que Daniel no está en la cama, ¿dónde estará ese tonto, al que tanto amo? —Daniel —grito, pero no hay contestación. Miro mi ropa, ja no es cierto no tengo ropa solo estoy enredada en las sabanas. Me levanto y busco una camiseta blanca y un pantalón negro, y me pongo las botas que anteriormente Salma había tomado sin mi permiso, pero antes de cambiarme tomaré una ducha, que me hace mucha falta. Lo que más me sorprendió fue saber que Daniel había mandado a personas para traer todas nuestras cosas durante la fiesta. Y todo lo ordenaron bien. —Elizabeth—Dios mío su voz me encanta, y más cuando pronuncia mi nombre. —Estoy duchándome—Grito.
Cuando Natasha se entera de que hay un animalito en mi casa, viene a verlo. Le parece increíble que Daniel haya dejado que el perro se quedara. —Mira, que hermoso estás, bebé— Dice Natasha tocando tiernamente la cabeza de mi perro.— Te llamaré Cuchufleto- Le dice. —Alto, él ya tiene nombre— Gruño. —Eso no le queda. —Alega— Verdad que te llamarás Cuchufleto. —Bueno tú ganas, se llamará Cuchufleto-Me río de la tontería de Natasha. —¿Qué hacen?— Daniel interrumpe en la sala de estar. Él estaba en su estudio. —Nada, renombrando al nuevo Cuchufleto.— Dice Natasha. Daniel se acerca a mí y me da un beso repentino en los labios. —¿Con qué Cuchufleto? Eh— Le dice al perro que lo mira atento. Mi perro es un amor. No ha hecho ningún desastre. Pero bueno eso es discutible, ya que aún no lleva ni dos días aquí. Y aún tengo pen
Escucho pasos, quiero abrir los ojos, pero no puedo, quiero moverme. Esto es como si fuera un sueño, de esas pesadillas que te inmovilizan. —Cuando despierte omitiremos esa noticia, Elizabeth es muy sensible y puede tomarse eso a mal.— Es la voz de mi mamá. Me siento tan sola. Quiero abrir los ojos, moverme, pero la neblina se apodera de mí... —Elizabeth, despierta. —Escucho la voz de Daniel, su voz cargada de tensión y miedo. Intento abrir los ojos y me sorprende lograrlo. Daniel tiene sus brazos apoyados en las piernas, y sus manos están en su cabeza, retorciéndose su cabello. Su hermoso cabello que me encanta jugar. —Cariño...— digo con dificultad. —Oh... Elizabeth, Dios mío.— Se levantó de donde estaba y vino hacia mí.— Despertaste, cielo. —Tranquilo, estoy aquí, contigo.— las palabras se me quedan trabadas. Miro el techo y me doy cuenta de donde estamos, en el hospital. —Tranquila tú. Voy a avisar que ya desper