Las palabras hacen eco en mi cabeza varias veces antes de yo pueda comprender lo que ha dicho. No puedo diferenciar la verdad de ello o si es por hacerme daño, hacerme rabiar.
—¿En serio crees Elizabeth que yo soy tu mate? Hay que ser demasiado ingenuo para pensar eso, yo... simplemente quería salvarte de esa presión social de ser rechazada.
—Estás... mintiendo...— comento con la voz temblorosa, casi ronca e inexistente.
—Se acabaron las mentiras, cariño, ya no hay mentiras. Solo verdades y desgraciadamente para ti esa es la única verdad.
—No te creo, Daniel, algo me dice que estás mintiendo...
—No necesito que lo hagas, no necesito que me creas, pero es tu decisión. La gente ignorante es feliz, por eso es que nunca quise decirte la verdad. No quería que sufrieras... —se ríe amargamente. —Estoy tan arr
No sé si se han ido o siguen fuera, pero yo estoy demasiado ocupada para mirar por la ventana y verificarlo. Me quito los pantalones y los sustituyo por unos jeans que gloriosamente me quedan. No son tan ajustados, son un corte distinto al típico pantalón mega entallado, este es más recto y te da más libertad. Ni siquiera me preocupo por si la ropa que me estoy poniendo combina, eso es lo de menos, lo verdaderamente importante es quitarme la pijama de encima. No puedo seguir llamando la atención vestida de esa forma, ya es suficiente las humillaciones.—Maldición —susurro en cuanto me atoro con una de las cintas que tiene la blusa que he comprado, no sé ni por donde meter la cabeza o los brazos. Me la quito y me pongo mejor una camiseta blanca dos tallas más grande que la mía.¿Estoy destinada a que todo me vaya mal o porque tanta mala suerte? Me calzo las botas y salgo
Emma...No necesito ser tan inteligente como para darme cuenta de que definitivamente llegue en el peor momento, es decir, estoy interrumpiendo una fiesta con mínimo 20 personas de invitados, los cuales quizás la mitad saben quien demonios soy. Esto no era lo que tenía en mente, supuse que solamente me encontraría con Daniel, no con toda su familia y familia política. Respiro hondo, ya estoy aquí y huir creo que de ninguna manera es lo correcto, ya me he develado, no puedo huir en este momento. Siento varios pares de ojos en mí y no sé si es por mi desafortunada posición, si por quien soy o por mi vestimenta fuera de la etiqueta de la fiesta. La primera persona a la que puedo ver a los ojos es a Zack, quien está estupefacto, está totalmente impresionado por verme y es que para todos aquí es como estar viendo a un fantasmal.—Felicitaciones a ustedes— el grito de la que algún día fue la amiga de mi madre y mi suegra me saca de mis pensamientos y sobresalta a Zack, pienso
A pesar de mi fuerza y de mis ganas de detener mi llanto, mis lágrimas ni cesan. Mis ojos sueltan las corrientes de lágrimas sin parar, tanto que me sentí deshidratada. Esta es mi segunda noche fuera de casa y no puedo sentirme más triste o más sola. Sé que no éramos perfectos, pero como él lo dijo, funcionábamos.¿Qué va a ser de mi vida sin él? Estaba tan segura de pertenecer a su lado que nunca me planteé la idea de dejarlo o que algo entre nosotros saldría mal. Pero ahora no solo estoy lejos de él, sino que ahora también sé una verdad que me ha resultado muy dolorosa y difícil de creer.—No soy su mate— susurro para la oscuridad de la habitación de hotel. —¡No soy su mate!— grito más fuerte, lo hago entre lágrimas y jadeos.Santos cielos, yo, Elizabeth Kelley no es más qu
EMMA El día de la fiesta de compromiso... —¿No es tu mate? Claro que ella no lo es, porque tu mate soy yo— me ofende que ella piense que es su mate, cuando a pesar de que me rechazó ese es mi lugar, mi título. —Has sonado bastante molesta, pero... cuando te lo cuente estarás más tranquila... —¿Tranquila? No me importa— miento para él y para mí yo razonable, no voy puedo admitir ante nadie que esto me está empezando a molestar. Todo este tiempo, desde que descubrí que Daniel tenía una nueva pareja supuse que era eso, una nueva pareja, pero no una nueva "mate", por Dios, como es que eso puede ser posible. —Estoy empezando a asustarme, ¿a dónde me estás llevando Daniel?— susurro cuando veo un camino extraño y solitario, y también lo digo para cambiar de tema. —¿Daniel? —No te voy a matar, ¿si? Ya te lo dije, esto me tiene en shock, claro que quiero respuestas y querida, me las vas a dar. —¿Pero no podría ser otro día?— conforme sale
ELIZABETHHe descubierto, en tan solo dos horas de camino que George ha estudiado no solo dos carreras universitarias, sino cinco. Cada una referente a una área distinta, es por eso que la sexta es sobre la fotografía. Ojalá pudiera tener una vida como la de él, una donde va y viene sin miedo a dejar atrás esas pocas o muchas raíces que logró echar. También descubrí que es fan de los libros románticos, le encantan que escupan romanticismo porque de esa forma siente que puede mantener viva la posibilidad de enamorarse perdidamente de alguien. Y espero que no sea de mí, porque desgraciadamente creo que he dejado de creer en el amor o al menos por este momento me siento muy escéptica sobre ello. Otro dato interesante sobre él es que también, a pesar de su facha de ser alguien que duro, varonil y misterioso, le gusta la música de Brithney. Es su mayor fan y
—Es aquí —responde George a mi mirada curiosa. El viaje ha durado tanto tiempo que mi espalda se siente destrozada y ni hablar de mis piernas destrozadas.Voy y vengo de un lado a otro, no estoy nerviosa, solo quiero estirar un poco el cuerpo después de todo. Es una pequeña casa en la playa, es muy bonita y pintoresca, es una casa de las que ves en las revistas de viajes y después de eso vives en un constante sueño deseando poder estar en ese lugar descansando o haciendo cualquier cosa en ella.—¿Qué te parece?— el pobre de George se nota nervioso y no lo entiendo, él no necesita ningún tipo de aprobación por parte mía.—Es una casa muy linda, ¿ya podemos entrar?— mi comentario lo alivia visiblemente, porque empieza a respirar de nuevo.— Me pregunto si es igual de bella por dentro que por fuera— susurro más para m&iacut
—Alto— George sostiene la botella impidiendo que me concurso interno de terminarla en menos de cinco minutos sea interrumpido. —Sé que esto es nada para ti, pero hazlo despacio, disfruta cada trago.—Tienes razón— dejo la botella en sus manos y recuerdo en que parte de la historia me había quedado.— El bar era inmenso para una casa de ese tamaño, tenía una caja de Jack Daniels la cual yo sola me terminé, uno tras otro, disfrutándolo y sin darme cuenta de aquello yo ya estaba perdida y mareada.—¿No se supone que ibas con una amiga?—Sí, con mi amiga del momento, Aranza. Ella me dejó por irse con mi hermano. Me dejó sola en una fiesta donde estaban personajes muy relevantes para mí, Andrew y su prima, por eso es que me ahogue en alcohol.—¿Con latas de Jack Daniels? ¿Cuánto te llevó
—Ya no llores, Elizabeth —no es una orden, suena más como una súplica por parte del Vampiro más considerado del mundo. A pesar de que lo escucho, me doy cuenta de que el llanto es incontrolable. No puedo dejar de llorar porque me he reprimido y he intentado hacerme la fuerte, cuando yo sé que estoy muy mal. Si no, no hubiera huido y buscando al primer hombre que sabía que me ayudaría porque sé que le gusto. —¿Puedes dejarme sola un momento, George? Estaré bien, pero por favor, déjame sola —le pido con dificultad por el llanto.— ¿Si? —Sabes el camino, regresa a casa cuando creas que es necesario. Estaré ahí, —señala la casa blanca— esperándote, tarda todo el tiempo que quieras, yo estaré ahí. Siempre. —Lo que dice hace que el corazón se me ablandó el corazón, ¿por qué he imaginado a Daniel diciéndome esas palabras? ¿Por qué debe de estar en mi mente? Es insoportable. Tengo unas inmensas ganas de escuchar su voz. Me muero por escuchar su voz