Los ojos cafés de Zack me acechan desde una esquina del estudio. Tiene los brazos cruzados en el pecho, mirándome de una forma avasalladora. No puede creer lo que le he dicho y hasta cierto punto parece estar bastante enojado conmigo. —¡Está bien! Deja de verme de esa forma, Zack, me estás dando miedo— comento incomodo después de veinte minutos seguidos de la mirada amenazante de mi mejor amigo.—Es que santo cielos... no puedo creerlo. Me descuide un minuto, un solo minuto y Elizabeth Kelley está viviendo en la casa de tus padres.— Es una buena y corta explicación.—¿Qué querías que hiciera? Prácticamente la echaron de su casa.— Cuando Elizabeth me lo contó me llené de ira, no podía creer que el idiota de Marck Kelley hubiera sido capaz de tratar de esa forma a Elizabeth. Tenía tantas ganas de ir a su manada insípida y patearle el trasero, quería verlo sangrar y después verlo disculparse con Elizabeth. Al final tuve que optar por el camino sano, abrazar a Elizabeth mientras ella me
Llego a casa con un mal sabor de boca. Lo que pasó hace unas horas se ha sentido como una maldita prueba. Es como si... alguien quisiera dejarme en claro que sigo siendo una mierda de persona que incluso no le importó haber dejado a un niño sin madre. Solo espero que Zack se haya encargado de hacerle llegar el dinero a la abuela del niño. No soy tan malo después de todo, quiero que ese niño pueda ir a la universidad y ser un profesional como su madre. Además de que no puede padecer carencias, ya bastante malo va a ser para él cuando le digan que su madre esta muerta y que ya no la verá más. No he bajado de la camioneta, pues me siento mal por lo que pasó, siento que si veo a Elizabeth tendré ganas de llorar y decirle la verdad. No soy tan fuerte como aparento y no me da pena decirlo, pero al final siempre actúo como que esta mierda no me sobrepasa. Hemos matado a varias personas solo porque no pagan el producto que ellos mismos se inyectan. Son lo bastante tontos para drogarse con l
Reviso mi apariencia en el reflejo del espejo. Llevo puesto algo que combina con lo que Elizabeth está usando. No quiero ir a la fiesta de su prima, ni siquiera quiero que mañana sea nuestra fiesta, pero Elizabeth manda. Yo solo soy su fiel seguidor y si ella dice que iremos, pues entonces iremos hasta donde ella se le dé la gana. Es la primera vez que los Kelley tendrán la dicha de ser visitados por mí siendo ya el mate de Elizabeth. La primera vez que entré a esa casa fue justo unos días después de regresar a Parsons y ese mismo día vi a Elizabeth es es foto. Recuerdo que llamó mi atención, incluso mucho más que la mismísima Salma Kelley. Es guapa, pero es hueca. El ruido de personas gritando me distraen, así que camino hacia la vetana y observo quienes son los que hablan.Hay demasiado movimiento y una pequeña Natasha gritando y ordenando a personas. Mi hermana es muy inteligente, gritanoa y amistosa, es una mecla de mi personalidad y la de Ben. De mí saco lo seria que a veces es c
Elizabeth se ve bastante bien, creo que Natasha le ayudó a maquillarse los ojos. El color marrón al rededor de ellos hace que se vean más profundos y más bonitos. Sus labios están pintados de un rosa palo que los hace ver más jugosos y carnosos, me gustan mucho. Llego hasta ella y coloco una mano en su espalda. Mi tacto hace que su cuerpo reaccione inmediatamente. Su piel se eriza, acerco mis labios a su oreja para susurrar —¿Nos vamos?— ella voltea bruscamente hacia mí. —Me asustas— en realidad no lo hice, solo la puse nerviosa por mi cercanía. Creo que es normal, es el efecto que yo provoco. —Sí, ya estoy lista.— En su rostro se forma una sonrisas. —Hueles bien. —A pesar de que hoy no me siento de muy buen humor, Elizabeth ha logrado arrebatarme una sonrisita acompañada de una risa un tanto escandalosa. Tengo 24 años y no es secreto que desde mis catorce años he estado bajo la mira de las mujeres de mi edad y d otras edades. Siempre llegaban a mí sonriendome, halagando mi físico,
Estoy empezando a sentir los efectos de lo que hace uno segundos aspire en el baño y carajo, que difícil es mantenerme siendo una persona tranquila y no transformarme en un maldito animal rabioso. Lo veo en sus ojos, quiere hacer de esta conversación un maldito teatro y lo peor es que estoy sintiendo que al final lo va a lograr. Tengo miedo de que mi rabia haga de esta fiesta una pelea. Puede ser un plan de este niño flaco, quizás busca sacarme de mis casillas y hacerme enfadar, tanto que eso haga que pierda los estribos. No puede ganar y yo no voy a dejar que se salga con la suya. Debo de mantenerme tranquilo, no me voy a pelear con él porque estoy seguro de que Elizabeth se molestaría conmigo y de paso toda su familia. —¿Por que estás tan convencido de que vas a ganar su cariño?— Casi emito una risa divertida, es demasiado iluso y ahora mismo soy yo quien tiene un arma secreta para hacerlo enojar. De los dos, él será quien pierda la cabeza. Mi pecho sube y baja y no es por el idio
Todo el tiempo finjo que soy frio y que no hau nada que me pueda afectar, pero cuando pienso en todo lo que hice mal recuerdo que no soy fuerte. Soy un hombre débil que juega a ser indestructible y sé que esa es la forma en la que me protejo y cuando pasan cosas como estas lo único que busco es esconderme de todos. Aquí estoy, alejado de todos los invitados de la fiesta de Salma la prima de una chica que apenas conozco y que vive en mi casa. La idea de que ella viva conmigo y Emma no me resulta extraña. Pero mi mente me recuerda por que no estoy con ella. Aún recuerdo su voz gritando mi nombre. Ella estaba ahí, buscándome mientras yo estaba con mi padre escuchándolo decir una sarta de tonterías que oqra mí nunca encajaba con lo que yo quería. Básicamente, para todos lo que él decía una buena idea, menos para mí. Así que alguien tocó la puerta y Ceci hizo el favor de abrir la puerta, yo ya le había dicho que si una chica rubia y alta venía, le dijera que no había nadie y mucho menos y
Regreso a la fiesta sintiéndome la peor escoria del mundo. Entonces veo que Elizabeth sigue cerca de su mamá, ambas hablan, pero Eli parece estar absorta a lo que su madre dice. Observo la escena desde lejos, Andrew está demasiado cerca de ella. Creo que piensa acercase a Eli y hacer que hablen. No quiero que eso pase y lo peor es que no sé porque me sienro necesitado por que no se le acerque nunca. Salma está con una chica la cual sigo pensando que se trata de Stefany, ambas me ven y corren tomadas de la mano hacia mí. No puedo dar un paso más pues ellas ya están aquí, en frente de mí. —¿Daniel Clark?— comenta la rubia número dos. Tiene los ojos claros, muy lindos por cierto y unas pesatañas larguísimas. —Creo que mereces saber quien soy– la rubia me ofrece la mano la cual no tomo. Ella la deja ahí, en el aire, pero yo no reacciono. No la quiero tocar. —Como sea —se resigna— yo soy Stefany Williams. —Ah— respondo cortante —¿tú eres prima del tal Andrew?— el nombre familiar hace que
—Ven— tomo el brazo de Salma y la llevo al mismo lugar en donde estaba hace unos minutos. Ella esta asustada, puedo sentirlo en la forma en la que respira, además de que con esos zapatos a penas y puede caminar a mi par. —¿Qué pasa? Le voy a decir a Elizabeth —me amenza, pero no le tengo miedo. Ella no va a hablar nada.—Mira— empiezo a decir cuando por fin me doy cuenta de que ya estamos bastante lejos de todos. Eso es lo que 1quiero, que nadie nos puede escuchar. —¿Salma, verdad?— agitada asiente con la cabeza, la hice sudar.—¿A que me trajiste a este lugar? ¿Elizabeth te pidió que me asustaras?— Elizabeth es tan inocente que dudo que ella pudiera pedirme eso.—Cierra la boca —respondo a punto del colapso, tiene el poder de sacar de sus casillas a cualquiera. —Escuchame bien— empiezo a decir.— Los dos sabemos que... Elizabeth y Andrew son mates y la verdad creo que Elizabeth quiere todavía a Andrew.— Alza las cejas sorprendida de lo que escucha. —No puedo permitir que ellos dos e