La interrupción de mis hermanos me hizo pensar y pensar las cosas y la situación con Elizabeth. Todo esto se me está saliendo de las manos y cada vez parece más difícil mantener la mentira y hacerla pasar como una verdad, pues todo se me viene encima y no creo poder seguir actuando. No cuando Elizabeth cada vez pide y pide que haga las cosas reales, autenticas y no es que las pida. Es que ella piensa que toda esta mierda es lo que ella merece al ser mi mate, para ella, merece vivir conmigo, pues soy su mate y ella mi luna, pero no puede estar más que equivocada. Pero aún así yo... se lo cumplo, pues desde un principio es algo en lo que yo mismi y solo yo me metí. Nadie me obligó a hacerme pasar como la otra mitad que la Luna destinó para ella y de hecho, todos me gritaban que lo evitara, que no lo hiciera y... no les hice caso. Ahora estoy metido en un problema, no tan grave, pero puede ponerse peor, lo sé y bastante bien.Desde una esquina y con los brazos cruzados miro como tres hom
Hay veces en las que me pregunto, ¿cómo sé si ya he crecido? Es decir, no refiriéndome a crecer de altura o de edad, sino a la forma en la que afrontamos una situación. En la forma en la que vamos de un lugar a otro siendo o tan al menos intentando ser una mejor persona. Además, también la manera en la que sobrellevamos las cosas, esas cosas que te dañan, que te duelen y que te hacen recordar. A veces me siento pequeño siendo yo, simplemente yo, intentando ser leal a algo que ya no existe. De vez en cuando me atrapo a mí mismo pensando que por esa puerta, Emma va a entrar. También tengo la sensación de que en algún momento, ella y yo estaremos juntos de nuevo y eso nunca podrá ser posible. Por eso es que ahora mismo estoy apoyado en el marco de la puerta esperando a Elizabeth. Necesito ensañarle una cosa o más bien una casa, la misma en la que por años soñaba con ella, en ella formariamos esa familia que en ese entonces ninguno de los dos quería. Es hora de aceptar que hay cosas que n
Ha sido todo un reto, he pasado una semana viviendo con una mujer que no es ni mi madre, ni Natasha ni mucho menos es mi mejor amiga Bethany, sino que es Elizabeth. Es bastante graciosa, tiene ideas muy locas y se la pasa haciendo fotos de cada cosa que cree que es interesante. Me soprende la forma en la que puede llegar a pasar horas simplemente revisando casa una de las fotos que captura. Gracias los días que hemos pasado juntos tengo un serio retraso con mi trabajo y miles de llamadas pérdidas de Zack y es que él aún no sabe la razón por la cual no he ido a la casa de Anthony. Mi amigo es demasiado sentimental, temo que si le digo la razón por la cual estoy encerrado en mi casa, me corte las pelotas. No, no he tocado a Elizabeth durante estos días, no tengo condones en mi habitación y no porque no sean importantes, sino porque hasta hace una semana, no tenía con quien demonios usarlos. Pero hoy, desearía tener uno en casa y usarlo, pero tampoco creo que sea tan buena tener sexo con
Los ojos cafés de Zack me acechan desde una esquina del estudio. Tiene los brazos cruzados en el pecho, mirándome de una forma avasalladora. No puede creer lo que le he dicho y hasta cierto punto parece estar bastante enojado conmigo. —¡Está bien! Deja de verme de esa forma, Zack, me estás dando miedo— comento incomodo después de veinte minutos seguidos de la mirada amenazante de mi mejor amigo.—Es que santo cielos... no puedo creerlo. Me descuide un minuto, un solo minuto y Elizabeth Kelley está viviendo en la casa de tus padres.— Es una buena y corta explicación.—¿Qué querías que hiciera? Prácticamente la echaron de su casa.— Cuando Elizabeth me lo contó me llené de ira, no podía creer que el idiota de Marck Kelley hubiera sido capaz de tratar de esa forma a Elizabeth. Tenía tantas ganas de ir a su manada insípida y patearle el trasero, quería verlo sangrar y después verlo disculparse con Elizabeth. Al final tuve que optar por el camino sano, abrazar a Elizabeth mientras ella me
Llego a casa con un mal sabor de boca. Lo que pasó hace unas horas se ha sentido como una maldita prueba. Es como si... alguien quisiera dejarme en claro que sigo siendo una mierda de persona que incluso no le importó haber dejado a un niño sin madre. Solo espero que Zack se haya encargado de hacerle llegar el dinero a la abuela del niño. No soy tan malo después de todo, quiero que ese niño pueda ir a la universidad y ser un profesional como su madre. Además de que no puede padecer carencias, ya bastante malo va a ser para él cuando le digan que su madre esta muerta y que ya no la verá más. No he bajado de la camioneta, pues me siento mal por lo que pasó, siento que si veo a Elizabeth tendré ganas de llorar y decirle la verdad. No soy tan fuerte como aparento y no me da pena decirlo, pero al final siempre actúo como que esta mierda no me sobrepasa. Hemos matado a varias personas solo porque no pagan el producto que ellos mismos se inyectan. Son lo bastante tontos para drogarse con l
Reviso mi apariencia en el reflejo del espejo. Llevo puesto algo que combina con lo que Elizabeth está usando. No quiero ir a la fiesta de su prima, ni siquiera quiero que mañana sea nuestra fiesta, pero Elizabeth manda. Yo solo soy su fiel seguidor y si ella dice que iremos, pues entonces iremos hasta donde ella se le dé la gana. Es la primera vez que los Kelley tendrán la dicha de ser visitados por mí siendo ya el mate de Elizabeth. La primera vez que entré a esa casa fue justo unos días después de regresar a Parsons y ese mismo día vi a Elizabeth es es foto. Recuerdo que llamó mi atención, incluso mucho más que la mismísima Salma Kelley. Es guapa, pero es hueca. El ruido de personas gritando me distraen, así que camino hacia la vetana y observo quienes son los que hablan.Hay demasiado movimiento y una pequeña Natasha gritando y ordenando a personas. Mi hermana es muy inteligente, gritanoa y amistosa, es una mecla de mi personalidad y la de Ben. De mí saco lo seria que a veces es c
Elizabeth se ve bastante bien, creo que Natasha le ayudó a maquillarse los ojos. El color marrón al rededor de ellos hace que se vean más profundos y más bonitos. Sus labios están pintados de un rosa palo que los hace ver más jugosos y carnosos, me gustan mucho. Llego hasta ella y coloco una mano en su espalda. Mi tacto hace que su cuerpo reaccione inmediatamente. Su piel se eriza, acerco mis labios a su oreja para susurrar —¿Nos vamos?— ella voltea bruscamente hacia mí. —Me asustas— en realidad no lo hice, solo la puse nerviosa por mi cercanía. Creo que es normal, es el efecto que yo provoco. —Sí, ya estoy lista.— En su rostro se forma una sonrisas. —Hueles bien. —A pesar de que hoy no me siento de muy buen humor, Elizabeth ha logrado arrebatarme una sonrisita acompañada de una risa un tanto escandalosa. Tengo 24 años y no es secreto que desde mis catorce años he estado bajo la mira de las mujeres de mi edad y d otras edades. Siempre llegaban a mí sonriendome, halagando mi físico,
Estoy empezando a sentir los efectos de lo que hace uno segundos aspire en el baño y carajo, que difícil es mantenerme siendo una persona tranquila y no transformarme en un maldito animal rabioso. Lo veo en sus ojos, quiere hacer de esta conversación un maldito teatro y lo peor es que estoy sintiendo que al final lo va a lograr. Tengo miedo de que mi rabia haga de esta fiesta una pelea. Puede ser un plan de este niño flaco, quizás busca sacarme de mis casillas y hacerme enfadar, tanto que eso haga que pierda los estribos. No puede ganar y yo no voy a dejar que se salga con la suya. Debo de mantenerme tranquilo, no me voy a pelear con él porque estoy seguro de que Elizabeth se molestaría conmigo y de paso toda su familia. —¿Por que estás tan convencido de que vas a ganar su cariño?— Casi emito una risa divertida, es demasiado iluso y ahora mismo soy yo quien tiene un arma secreta para hacerlo enojar. De los dos, él será quien pierda la cabeza. Mi pecho sube y baja y no es por el idio