El olor de Daniel inunda mis fosas nasales, haciendo que mi corazón lata fuerte y feliz por tenerlo a mi lado al despertar. Sus brazos envuelven mi cuerpo de una manera reconfortante y a la vez de una forma prisionera, como si tuviera miedo de que al soltarme, me marchara. Pero no puede estar más equivocado, estoy tan contenta de saber algo más sobre su pasado, a pesar de que la manera en la que me enteré de ello me haya hecho papilla. Como sea, él no tiene la culpa de que la tal Emma haya decidido acabar con su vida y de paso arrasar con la de su familia y la de Daniel. Mi pobre hombre sufrió tanto por ello, que quizás él hubiera seguido sus mismos pasos y él y yo... jamás no hubiéramos encontrado. Y mi vida sería una m****a, llena de soledad, enojo y depresión.
Y aunque suene descabellado o que parezca que me alegro por la muerte de esa chica, agradezco que Daniel y yo, hoy, estamos juntos, en esta cama y en esta casa (aunque haya sido parte del pasado de mi chico con Emma
Hay música sonando en casa cuando llego, miro por la ventana después de bajar de la camioneta y ponerle seguro a las puertas. Mis ojos admiran al hombre que le tocó pasar el resto de su vida conmigo, está sentado en el sofá, en pijama a pesar de ser las tres de la tarde, con el teléfono en la mano y moviendo la pierna al ritmo de la música. Junto de él está su guitarra eléctrica, la cual casi nunca saca de su habitación. He pensado que es más una reliquia que un instrumento para tocar. La toma y hace algo en ella, ensaya algunos movimientos con los dedos y acaricia las cuerdas.No quisiera entrar, no quiero interrumpir algo que casi nunca soy afortunada de apreciar. Daniel solo toca para él y solo para él, no recuerdo cuando fue la última vez que pude escuchar algunos acordes provenientes de su guitarra. Así que verlo, me resulta espectacular. Creo que siente
—Mira este— Daniel sostiene un vestido rojo, corto y muy llamativo a la vista, tiene unos horrorosos botones cafés que arruinan todo lo que pudiera estar bien en ese vestido. —Ya vi tu cara, está horrible. —Lo regresa a su lugar y sigue buscando.Después de comer y después de ingerir alimentos, al fin estamos en las tiendas más caras de todo Parsons, buscando algo para ponerme el sábado y a pesar de que hoy es martes, quiero tener ese detalle arreglado.—¿Qué te parece este?— este es diferente, es un vestido de satén negro y de tirantes muy delgados, por la tela tan suelta no logro identificar su escote, pero a simple vista se ve elegante y sensual. —Antes de que digas algo necesito que te lo pruebes, estoy muy seguro de que te quedará perfecto. —Lo tomo y acaricio la tela con los dedos, es muy suave y lisa. Reviso la etiqueta y es no es de mi talla, es chica y yo soy mediana.—No es mi talla, a lo mejor ni siquiera pueda entrar en él —hace mucho
Gritos, pasos, golpes y más sonidos que no me dejan dormir un solo momentito más. Se supone que al ser la anfitriona debería de lucir fresca, descansando y sin ninguna mancha negra debajo de mis ojos, pero los nervios y la emoción no me ha dejado dormir durante toda la noche. Y hoy, al despertar, me encuentro con Natasha paseándose por mi habitación con varias cosas en las manos, haciendo más ruido, sumándolo al de afuera.—Eli, ¡vamos! Es hora de que despiertes, levántate de esa cama o yo misma te arrancaré las cobijas— carajo, si es así con una fiesta simplona, no me imagino como será todo el día de la boda.— Eli…—Ya, ya, mira—la interrumpo, despego el edredón de mi cuerpo y una corriente de aire frío hace que me abrace.— No pude dormir mucho anoche, creí que podía dormir hasta tarde hoy, pero ya me d
Todo está listo, las flores, los adornos, las mesas, todo está en su lugar. La música de fondo es de Rey Pila la que ambienta el lugar, acoplándose con el mormullo de los invitados.Siento varios pares de ojos encima de mí en el momento en que por fin salgo a donde están todos. Busco entre ello una mirada que me interesa, pero no está, no logro hallarla entre los invitados.—Hija— la voz débil de mi madre me trae a la realidad —no sabes lo feliz que estoy por ti— murmura, me toma de la mano y se la lleva al pecho.— Siente mi pequeño corazón latir de emoción por el paso que están dispuestos a dar.—Tranquila mamá, no es para tanto.— James se une a nosotras y de alguna forma me salva de la gran efusividad de nuestra madre. —Hermano— lo saludo.—Que guapa te ves— me da un abrazo que me reconf
—Créeme que si no fuera seguro de mí mismo y del amor inmenso que Eli siente por mí, quizás, solo quizás me pondría celoso de ti George —bromea divertido Daniel, pero al vampiro no le hace nada de gracia, ninguna sonrisa educada se expresa en su rostro. Nada. —No tendrías por qué ponerte celoso de eso, todos los hombres deberíamos de permitir que nuestras compañeras sean halagadas por otras personas. Nadie es ciego y nadie es feo, creí pertinente decirle lo bien que se ve.— Esta vez si esboza una sonrisa pequeña que solo deja ver una mínima parte de sus dientes. —Tienes razón, primo— susurra Bethany incómoda, pero pensativa, ella está empezando a entender cosas sobre su primo y yo.— Carajo, tengo ganas de una sustancia tóxica que me haga olvidar lo feo que es no tener una pareja.— Sujeta la mano de su primo y se lo lleva hacia donde está alguien sirviendo las bebidas. —Me cae bien ese vampiro— susurra Daniel más para si mismo. Sigo comiendo, el desayuno
Una semana antes del sábado. EMMA La loca idea de mi madre por vender la casa y el territorio de donde estaba nuestra manada me pone nerviosa. Nadie de mi familia puede regresar a ese lugar, por eso, Julieta se encargará de eso y lo tratará de resolver de la forma más rápido posible para poder regresar a Londres. Estar aquí no solo me pone nerviosa, sino ansiosa del solo hecho de que alguien pueda verme y reconocerme. He estado muy bien en Londres desde hace 7 años y ha sido lo más difícil o al menos los dos primeros años. Mi mente no podría conciliar el rechazo de Daniel hacia mí, no podía dormir, no podía hacer nada más que llorar en silencio porque era demasiado orgullosa para que alguien más supiera que lo que me hizo ese chico me afectó demasiado. Además, mis padres estaban tan decepcionados de mí por haber intentado quitarme la vida, no podía dejar que me admiraran así. Bastante daño ya les había hecho cuando esos sucedió como para seguir intentan
Es como estar viendo la viva imagen de una persona muerta, tengo enfrente a un fantasma. Ella no puede estar parada ahí, simplemente mirándonos. Las piernas se me hacen gelatina, el corazón me late en la cabeza, es como si de repente el oxígeno se disipara y no pudiera respirar. Los pulmones se me están cerrando al grado de que no me deja estar más tiempo de pie.Daniel por su parte no puede quitar su mirada de ella, está estupefacto, en total shock. No puede dar crédito de lo que sus ojos ven, al igual que yo. La mano que hace un momento me tenía entre ella, le tiembla al costado de su cuerpo. Da dos pasos adelante y con pasos inseguros camina hacia ella, la toma del brazo y se le lleva bajo la mirada de todos.—Elizabeth —la voz de mi padre me mantiene alerta, pero mis ojos tiene una capa blanca que hace que no pueda ver nada. El campo de visión se me cierra, se me nubla. No puedo ver n
—Entonces me quedaré aquí contigo, no quiero dejarte sola— niego varias veces, no es necesario. —Insisto.—Entiéndelo, Bruno, es totalmente necesario. Te prometo que estaré bien, George se puede quedar conmigo. —George no niega la posibilidad de quedarse, él haría cualquier cosa por estar un rato más conmigo.—Yo puedo quedarme con ella, no se preocupe. —Lo alienta mi amigo el vampiro.—Bien— Bruno deposita un beso en mi mejilla y me estrecha la mano.— Si necesitas algo no dudes ni un solo segundo en llamarme, vendría por ti en cualquier momento, no importa la hora.— Chico, por favor cuídala.—Claro, señor — papá nos echa un último vistazo antes de salir de mi habitación. —¿Quieres que me vaya, no es así?—Ves, por eso somos amigos, me conoces bien— me levanto de la cama, no estoy enferma, solo que el ver a esa mujer delante de mí y hablando, hizo que me asustara y que de alguna forma mi cuerpo amenazara con desmayarse. Fue una impresión muy