Capítulo 121

Elizabeth me trata como su mascota, me ve como un perro al que le puede decir con total confianza que se siente y sabe que lo hará. Sabe que el perro la seguirá y la obedecerá cada que ella diga algo. Que ella me trate así, no va más allá de la realidad, pues a veces me siento de esa forma. Toda la vida me he sentido como un perrito sin rumbo, uno de esos que se encuentra perdido en un lugar que se siente solo. Esos mismos perros son los que andan por la calle, buscando alguien que los mire por un segundo. Elizabeth ha sido esa que me ha mirado por un momento y aquí me tiene, siguiendola y haciendo lo que ella quiere conmigo. No importa que pase, aquí estoy a su lado mientras conduzco hacia el plan que tengo para ella, pasar un día en la playa.

Antes de salir de casa me hizo un pequeño berrinche por un tarro de crema de avellana. Fue una ridiculez pues quien paga lo que comemos soy yo, no ella, pero ella es quien reclama que es de ella y que no. No me importa que se crea dueña de to
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