Capítulo 35:

—Sirena...

—Quiero saber todo con pelos y señales. Y ni se te ocurra ocultarme nada. ¿Entiendes?

—Tu padre me contactó hará unos tres meses y medio. Hicimos un trato. No sé sus razones. No sé las pedí y él no me las dio. Pero yo si tenía las mías. Razones equivocadas al fin y al cabo, pero razones poderosas. Podía tenerte en mis manos. Podía hacerte sufrir como yo había sufrido todo este año.

Ante la ceja levantada de Valentina, David puso las manos en alto.

—Ya te pedí disculpas, Val. Eso está olvidado ¿cierto? Se te está hinchando la vena del cuello, cariño.

—Llévame a casa de mi padre. Ahora.

—Nena, pero tú te has visto. Estás desnuda. Y estamos en el otro lado de la ciudad.

Como respuesta Valentina se puso las medias y la camisa de David por encima. Para terminar se colocó la gabardina.

—Lista. Nos vamos. Ya.

—Tienes una pinta de lo más particular.

—No me provoques. Todavía estoy pensando como castigarte.

David se apresuró en vestirse. No pensaba reclamarle la camisa. Como
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