La sentencia fue clara. Bibiana Martins, porque no había ningún documento que certificara que se apellidaba Cronwell fue declarada que no estaba en plenas facultades. Su condena fue pasar el resto de su vida en un instintuto de enfermos mentales, en un lugar donde no se hablara ingles y donde siempre estuviera un ojo sobre ella. Fernando Cronwell se encargaría de eso. Como de alguna otra cosilla más. No le iba a volver a hacer daño a su familia. Ni a más de mil kilómetros de distancia se iba a acercar a ellos. —Ganamos, mamá. Ganamos —dijo Valeria emocionada mientras le daba un abrazo a su madre. No iba a permitir que nadie los volviera a lastimar. Aunque por la mirada de su padre supo que élse encargaría de eso. Valentina se acercó a darle un beso en la mejilla. Ella no había podido tener ese tiempo.—Hacemos un buen equipo, pelirroja —advirtió Noah colocando un brazo encima de su mujer y dándole un beso en la cabeza— ¿Lo celebramos?—Sí, claro —respondió a la vez que no dejaba de
Valeria sonrió ante la foto que coronaba su escritorio. Su familia al completo. En la ceremonia de renovación de votos de su mamá y su papá. Ese día el amor podía respirarse en el aire tan fuerte como las flores que estaban dando el comienzo de la primavera. Había llorado con sollozos y todo. Le había echado la culpa a las hormonas. Pero no podía evitar el júbilo que corría por sus venas al ser partícipe de la felicidad de sus padres.Hacía tres meses ya de esa celebración. Siete desde que se habían vuelto a reencontrar. Desde que no habían vuelto a tener noticias de Bibiana. Jamás ninguna de las dos volvió a referirse a la hermana de su madre como su tía. No merecía ser llamada como tal. Era un error. Un gran error que pertenecía al pasado. Y ahí debía quedarse. Valeria se pasó una mano por su prominente barriga. Tratando de alguna forma de calmar la cantidad de volteretas que estaban haciendo. Fue en vano. Sus pequeños le estaban diciendo que ya era la hora de comer. Que no se ent
—Noah, me voy. No aguanto más. Tu también deberías descansar —Las palabras de Valentina se escucharon bajas. De alguna forma ese día había sido demasiado extenuante para todos—. Le encargué a las enfermeras que me notificarán cualquier cosa. Pero tenemos esperanzas. Venga, vete.Noah miró el reloj con parsimonia. Las once y media de la noche. Se extrañaba que David no hubiera ido a buscar a su cuñada. Las ojeras de Valentina resaltaban en su pálida piel y el cansancio encorvaba sus hombros.—No puedo irme. Sé que no puedo hacer nada, pero en la casa lo único que haría sería dar vueltas en la cama. No te preocupes. Tú también tienes que cuidarte. Ya no eres solo tú. —Disfruta de las sillas. Hasta mañana. Me espera un regañón al llegar a casa. Me parece que tendré que salir de licencia antes si David sigue comportándose como un energúmeno cada vez que según él, hago algo indebido.—Te digo un secreto. Todos somos así. Tenemos un miedo terrible a lo desconocido. Y aunque sabemos que ten
"Mi querida pelirroja: Recién acabo de leer el diario de tu tía. Si la tuviera delante la estrangularía por todo el daño que te hizo, pero saber que yo fui el causante de tus últimas lágrimas no es trago de muy buen gusto. Mi mayor disgusto es no haberte creído. Haber dudado de la mujer que por mucho que quise negar, amé y seguiré amando por la eternidad. Tengo que arreglar las cosas conmigo mismo. Decidir que hacer porque si de algo puedes estar segura, es que me corto un brazo antes de volver a hacerte daño. No quiero extenderme. Lo más probable es que me demore en volver o que mejor no vuela. Pero siempre contarás conmigo. Los niños y tú recibirán una manutención todos los meses. Espero que seas feliz. No dejes de mandarme fotos. Noah."En la cabeza de Valeria reinó el silencio. Dejó de escuchar las voces a su alrededor. La había dejado. No obstante una frase no dejaba de darle vueltas. "Te amaré por toda la eternidad
Meses después Valentina y ella estaban sentadas en la cubierta del barco, rodeadas de capazos de bebés. —Dios mío, por fin —dijo su hermana bebiendo de su té helado. Estaba atardeciendo y los colores pintaban el firmamento, ya no hacía tanto calor. Era agradable la brisa y en el barco se estaba muy bien. —Llevan toda la tarde que cuando no llora uno llora el otro. ¡Dios, necesitaba estas vacaciones! —Hicieron una buena inversión al comprar el yate. —Pues sí. Me encanta la vista. Si mi marido no estuviera tan bueno, le echaría el ojo al tuyo —Valentina la miró con el ceño fruncido para después soltar una carcajada. Ambas gemelas suspiraron. Era cierto que Noah y David en shorts de baño y con el torso al aire era un espectáculo por el que cualquier mujer pagaría un dineral. Estaban recorriendo el Mediterráneo. Sus padres estaban en la otra punta pescando y sus rostros estaban llenos de júbilo.—Es bueno tenerte conmigo, Ria. Y aunque quiero que seas feliz no soportaría que estés e
Bueno pues hasta aquí llegamos. Han sido unos meses intensos. Espero que les haya gustado y que la hayan disfrutado.Que el amor de las gemelas por sus parejas, por su familia, por sus amigos y entre ellas, les recuerden que no hay nada más importante que las personas que te quieren bien y siempre están ahí para ti sin importar si los unen lazos de sangre o no. Gracias por haberme acompañado hasta aquí. De verdad agradezco de todo corazón la oportunidad que me dan al leerme. Gracias a l@s que comentaron. Ojalá un día sean muchos los comentarios que me dejen. Los aprecio mucho.Me demoraré en volver. Pero lo haré (en este año no se asusten jjjjj). Y cuando lo haga les traeré tres novelas. La primera la de Amber. La chica "mala" de "De Londres a San Francisco. Así que den vueltecitas de vez en cuando.Por favor no dejen de recomendar esta historia. Gracias de nuevo. Bendiciones.Un abrazo grande. YilyTM
Novela registrada bajo el código 2305114290452 de Safecreative. Todos los derechos reservados. Prohibida su distribución o copia sin permiso de la autora.— ¿No podías tratar mejor a mi hermano? Te recuerdo que ahora también es tu familia.—Tu hermano es un entrometido. Mira que tener cara y decirme que clase inversión habías hecho. David estrujó los dientes y sus nudillos se pusieron blancos con la fuerza que apretó el volante. Nunca había imaginado casarse con tan sólo treinta y tres años. La vida era muy bella y demasiado corta para atarse a una misma persona para siempre. Sin embargo la oferta de Fernando Cronwell había sido demasiado tentadora. El impulso que había necesitado para levantar sus alas y emprender vuelo. Aunque la consecuencia fuera que se había casado hace menos de una hora con la diabólica mujer que estaba a su lado. Una mujer que había aprendido a odiar.—Y no sé porqué —continuó Valentina completamente ajena a los pensamientos de su esposo—. No hay nada digno en
Un año atrás —Te están esperando en el ala tres, Valentina. El tipo es un papacito, pero tiene un carácter de mil demonios. —No me digas —expresó levantando las cejas de forma irónica. Siempre le dejaban los pesados a ella. Su carácter afable hacía sentir bien a los pacientes y siempre acababa convenciéndoles de que era necesario un medicamento o que estuvieran más tiempo ingresados. Pero llevaba un día de lo peor y estaba a soltar cuatro gritos. La urgencia del autobús lleno de heridos la había tenido corriendo de un lado para el otro. Había dado demasiadas órdenes en pocos minutos pues muchos se habían quedado paralizados al saber que eran prácticamente niños. No se podían pensar más de adolescentes de entre doce y catorce años. Valentina agradecía que no hubieran perdido a ninguno. Aunque eso era una de las consecuencias de su trabajo. Amaba ser médico, lo había hecho desde niña cuando curaba a su hermana o vendaba las heridas de su abuelo. Pero en el momento exacto que tenía