Valentina trató de permanecer impávida ante las palabras del sacerdote. Repitió las palabras en el momento que le tocaba y intento mover sus labios para una sonrisa normal. Lo que no pudo esconder fue los temblores de sus manos. Y sabía que David los podía sentir pues tenía sus dedos entrelazados. Su cuerpo vibró cuando colocó la cadena en su cuello y le dio una tierna pero caliente caricia. Y sé sintió en las nubes cuando el cura no había terminado de decir "puede besar a la novia" y su esposo la había cogido por la cintura y la había besado. Besar no. Comer era un término más preciso. Valentina se olvidó del mundo mientras se entregaba a esa pequeña muestra de pasión. No importaba las miradas, risas o silbidos. David la dejó de besar cuando quiso. En el momento exacto que sintió que necesitaban tomar aire. Y aún así la mantuvo bien cerquita cuando emprendieron el camino de salida. Ya era suya. Ya podía hacer con ella lo que quisiera. Se tomaron las fotos pertinentes. Se cort
Valentina despertó de la inconsciencia cuando tenía casi el agua al cuello. Una piedra había detenido el auto e impedido que se hundiera más. La frialdad cortaba en su piel como si fueran cuchillas y le costaba trabajo tomar un respiro tras otro. Descontando que no sentía el cuerpo y tenía embotado los sentidos. Trató desesperadamente de alcanzar a David, pero por alguna extraña razón se hallaba demasiado lejos y demasiado inconsciente. No había que ser médico para saber que si no había despertado lo más probable es que se estuviera ahogando. De alguna forma el auto estaba más inclinado del lado de su marido que del suyo. Intentó luchar contra el amarre del cinturón. Una vez. Dos. Estaba atorado. La desesperación estaba empezando a hacer mella en su resistencia. Si no moría ahogada, lo haría debido a la gelidez de las aguas. Solo agradecía dos cosas. Que no estuviera tan oscuro, pues la oscuridad y el agua no eran buenas compañeras y que no hubiera llovido lo suficiente para que
—Ya era hora, sirena —dijo David con las manos alzadas mientras Valentina abría los ojos lentamente—. Me has tenido con el Jesús en la boca desde hace un buen rato. —Estaba herida y agotada. Todavía lo estoy. —Y seguirás así mientras no te espabiles un poco. Eso es lo que da dormir trece horas de un tirón.— ¿Qué has hecho en ese tiempo?"Mirarte fijamente y pegar la oreja a tu pecho en señal de que subía y bajaba" —Buscar nuestro sustento. No podemos vivir a base de líquidos —fueron sus palabras en cambio—. Logré pescar algunos y llenar una cesta. Y también encontré un árbol con la base hueca lleno de frutos secos. Quizás se lo quité a alguna ardilla, pero ella puede encontrar más. Nosotros no. Y algo me dice que nos quedaremos aquí por unos días. — ¿Por qué piensas eso? —preguntó mientras se envolvía más firmemente en la manta—Mira —David echó a un lado pequeño pedazo de tela que se podía considerar cortina para que pudiera percibir su entorno. Más allá de los cristales de l
La clara luz del amanecer se filtraba por las ventanas cuando David se despertó. Tenía las piernas de Valentina enredadas entre las suyas y su mano apoyada en su pecho. Nunca había sido testigo de lo bella que eran las mujeres cuando estaban en ese estado apacible, al final de cuentas su intención era una bien diferente a dormir. Esa era la primera vez que despertaba en una cama que no era la suya con una mujer entre sus brazos. Y no cualquier mujer, la suya. Bastaron pocos segundos para pasar de todo lo que había pasado la noche anterior a la promesa que se había hecho a sí mismo un año atrás. Tenía que recomponer sus muros. Aunque nadie había dicho que no podía sacar beneficios del proceso. Se levantó con cuidado pues lo menos que quería era tener que enfrentar esos orbes verdeazulados. Buscó su ropa que estaba al lado de la cama y salió a coger aire. Mejor una pulmonía que un minuto más en esa casa que estaba llena de feromonas. Valentina se despertó sola en la cama. Había pensa
—Necesito que me dejen a solas con Valeria, por favor.Nadie absolutamente nadie se dispuso a contradecir la orden de Valentina. No solo por el hecho de que estaba convaleciente. Sino por la simple razón que muchos conocían el lazo que unía a las gemelas. Noah le dio una breve mirada a su esposa antes de encaminarse a la puerta. —No deberías alterarte, sirena —le advirtió David desde la cama adyacente. Por suerte o por desgracia no podía moverse sin descontar la bolsa de suero que estaba pegada a su vena.—No te hagas el preocupado. No te va. Además me operaron el muslo no la cabeza—respondió irónica. Se giró hacia su hermana—. Y bien, estoy esperando que me expliques con lujo de detalles como carajos estás casada. Y con alguien que no conoces.—Sí que lo conozco —susurró con la mirada en el suelo.—A sí ¿De dónde? De un fiesta de streaptease.—Valentina —la regañó David. No podía dejar que humillaran a alguien delante de él. Calló su cerebro cuando le recordó que había ultrajado a s
Estoy pasando por una serie de problemas personales. Intentaré ser lo más exacta posible con las actualizaciones pero quiero avisarles de que pueden fallar. Espero que comprendan. Les recuerdo a aquellos que me leen por primera vez que tengo dos novelas completas. Sus nombres son De Londres a San Francisco y Un Rey a tu servicio. Bien diferentes pero preciosas. No duden en echarle un vistazo y dar su pequeño comentario. Espero que estén bien. Recuerden también comentar esta historia. Me gusta interactuar con ustedes. No teman preguntar cualquier duda mientras que no sea spoiler. Cuidense mucho. Bendiciones. No dejen de estar atentos con los capítulos, intentaré dar lo mejor de mí
—Sabes que puedo caminar ¿verdad? Además me dieron muletas —fueron las palabras de Valentina cuando al llegar a una preciosa mansión totalmente remodelada David la había tomado en brazos. —No mientras yo esté por aquí. Y cuando menos esfuerzos hagas más temprano te recuperarás. Valentina se calló la boca y apoyó su cabeza en ese espacio entre el hombro y el cuello de su marido. No lo entendía. Lo mismo la exaltaba que la tiraba al suelo. —Eres venático. No sé cómo actuar contigo. "Eres tú. Sólo tú, sirena, eres quien me hace perder el rumbo. No puedes entenderme. Yo mismo no lo hago". Sus pensamientos se quedaron en eso. En pensamientos. No se atrevía a vocalizarlos.—¿Qué quieres hacer? Porque supongo que no quieres un recorrido por la casa.—No, ahora no. Quiero darme un baño en condiciones ¿Desde cuándo la tienes? —La compre hará unos cinco años. Lo consideré una buena inversión. Fui haciendo pequeños cambios con el paso del tiempo. Pero hace poco que comencé a remodelarla en
"Noah Campbell es uno de los jóvenes abogados más solicitados de todo el país. Su seriedad y gran conocimiento han demostrado que es un rival digno. Conocido como el imbatible pues no ha perdido ningún caso en los más de diez años que lleva ejerciendo la abogacía. Miembro de una familia de abogados. Graduado en Harvard. Ha alcanzado varios premios por su trayectoria laboral. Además de trabajar en el mejor bufete de San Francisco, también da debates y conferencias en la Universidad de Stanford" Un chico de oro. Fue lo que pensó Valentina a medida que leía noticia tras noticia en el ordenador. Había dormido lo suficiente entre los brazos de su marido. No podía decir que estaba curada totalmente pero al menos podía definir su mano derecha de su mano izquierda. Y como ya había satisfecho su curiosidad con respecto al marido de su hermana aunque le quedaban algunas dudas, cogió las muletas y decidió recorrer su nuevo hogar. David no estaba por toda la habitación, pero todavía se apreci