Capítulo 111. Soy su hija.

— ¿Quieres que llame a la policía? Aunque parezca exagerado, es mejor prevenir. Lizbeth asintió con la cabeza, agradecida.

— Hagámoslo. No me gusta esta sensación de sentir que nos miran desde esa furgoneta.

Milena no dudó, pero cuando las sirenas se escucharon al fondo, al mismo tiempo, la furgoneta arrancó bruscamente, desapareciendo antes de que la policía llegara.

— Tal vez nos hemos equivocado y solo fue parte de nuestra paranoia —le dijo Milena a Lizbeth, sintiendo pena al ver los ojos curiosos de los otros clientes y el personal de la repostería.

— No es paranoia, te aseguro que ese debía ser Nicolás. El día que me llevó a la fuerza apareció de la nada —le respondió firme pese a la incertidumbre de la situación.

— Me dijiste que tu suegra le puso un alto, tal vez eso lo hizo desistir —insistió Milena, intentando calmarla.

— Recuerdas que no debes preocuparte, eso fue lo primero que recomendó el doctor.

— Tengo la fuerte corazonada de que aparecerá cuando menos lo espere.
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