Capítulo 122. ¡Es injusto!

—Mejor dispara a mi cabeza. Ponle fin a mi sufrimiento, te lo suplico —rogó Lizbeth, llorando desgarradoramente.

Nicolás, que tenía su palma abierta y temblorosa hacia Lizbeth, se quedó con la mano extendida. Y sus ojos, empañados por la desilusión y el dolor, se clavaron en los de ella.

Lizbeth, por su parte, permanecía con los dedos clavados al asiento del auto con tanta fuerza, como si la vida misma dependiera de ese precario sostén.

—¿Tanto me desprecias? — le preguntó Nicolás con voz rota por la angustia.

—Sí, prefiero morir a estar a tu lado, así que mátame de una buena vez —espetó Lizbeth con dureza, con una mirada tan llameante y más filosa que cualquier espada.

—No tengo la capacidad de dañarte, eres mi único deseo en esta vida. Y si te asesino con mis propias manos, perderé el escaso espacio de humanidad que me resta —confesó Nicolás en un susurro agonizante.

Se dispuso a obligarla a salir del coche con movimientos bruscos, mientras Lizbeth se lamentaba internamente. No podí
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo