La ciudad de Nueva York iniciaba sus mañanas como todas, pero no para todos sus habitantes esa mañana era igual.
En el corazón de la ciudad, Natasha terminó de empacar la mochila de Emma con sus pertenencias, le dolía el alma tener que separarse de ella, así fueran por unos cuantos días. Jamás en seis años habían estado alejadas más que por un par de horas. Esto era lo más difícil que estaba a punto de hacer.
—No pongas esa cara de tristeza, mi cielo, me hace daño el corazón —dijo Emma acariciándole el rostro a su madre.
—¡Se supone que debo ser fuerte! —expresó Natasha limpiándose las lágrimas de sus ojos antes de hacer sentir peor a su hija.
—Se supone, pero eres como una niña mami y se vale serlo. Sé que me amas y que haces todo esto por mi bien y para que un día se
—Bajo el mar, bajo el mar. Nadie nos fríe, ni nos cocina en la sartéeeeen —la pequeña e infantil voz de Emma se escuchaba a todo pulmón dentro del auto, mientras salían de la ciudad de Nueva York con rumbo a Long Island.»¡Es tu turno papi! —exclamó la pequeña mientras movía la cabecita al ritmo de la voz de Sebastián, el cangrejo de la sirenita.—Vas a asustarte si me escuchas cantar.—No creo, vamos papi, canta conmigo —le insistió y Michael no pudo seguir negándose.—Bajo el mar, bajo el mar. Hay siempre ritmo en nuestro mundo al natural, la manta-raya tocaráaaa, el esturión se uniráaaa. Siempre hay ritmo, ritmo marino. Bajooooo el maaaar.Para cuando la canción terminó, Emma miró a su padre con ternura.—¡Eres el mejor papi! ¡¡Cantar contigo es
Emma abrió los ojitos, se había quedado dormida y por un momento se sintió perdida en la nueva habitación. Se sentó a la orilla de la cama, no tenía ni idea de la hora que era o si su madre había llamado. Le echaba de menos, pero confiaba con su vida en ella y sí le había prometido que estarían juntas, ella iba a esperar pacientemente por ese momento.Emma respiró profundo antes de bajarse de la cama, se acercó a la ventana para ver el cielo oscuro. El estómago le gruñó, y recordó que no había comido desde el mediodía.—¿Qué hago? ¿Llamo a papá? —se preguntó, pero negó.Emma había visto a su padre cansado y no quería molestarlo. Lo dejaría descansar esta noche, todos lo necesitaban. Había sido un día bastante difícil.Caminó hacia
Natasha se encerró en el trabajo para no pensar en lo mucho que extrañaba a su hija. Los días y las horas que estaría separada de ella, serían las horas más largas y negras de su vida. Pero todo tenía un motivo y un porqué.La seguridad de Emma no tenía precio y valía cualquier sacrificio.—¿Estás bien? —Natasha apartó la mirada del lienzo y se fijó en Gerald.El hombre había montado guardia desde que volvió del supuesto campamento y no se había apartado de ella.—Estoy intentando sobrevivir y no extrañarla. Pero es tan difícil, Emma es mi vida entera. La primera noche lejos de ella, me hizo sentir vacía —admitió volviendo su atención al lienzo.—Esto no será para siempre, Nat, y pronto podrás disfrutar de Emma nuevamente —la consoló.
Natasha miró la casa de la familia Collins y el corazón se le hizo pequeño dentro del pecho. Ahí estaba Emma sana y a salvo.—¡Mamá! —Emma salió como un rayo al ver a su madre desde el ventanal. La niña la había estado esperando desde que su padre le dijera que estaba de camino a Long Island.—¡Mi princesa! —Natasha abrió los brazos para recibir a su hija y sostenerla fuerte contra su pecho. Su pequeña era su vida y la preocupación e incertidumbre de tener a Richard detrás de ella le robaba la paz a su corazón.—Te eché de menos, mi cielo —dijo Emma abrazándose con fuerza al cuerpo de su madre.—Yo también te eché de menos, mi sol. No sabes lo difícil que ha sido estar lejos de ti —le respondió llenándole el rostro de besos.—¿Y para m&iac
Las estrellas brillaban imponentes en el firmamento mientras la familia Collins Jones las observaba.—¡Son hermosas! —gritó Emma acercándose un poco a Andrew.Natasha observó las acciones de su hija antes de dedicarle una mirada a Michael. Tenía miedo de que Andrew le hiciera algún tipo de desplante y eso no podría soportarlo.—Ninguna de esas estrellas son hermosas —dijo Andrew, provocando que Michael y Natasha temblaran—. Ninguna porque tú eres lo único hermoso que puedo ver —añadió el hombre sin apartar la mirada de Emma. Ajeno al suspiro de alivio que las otras dos personas cerca exhalaron.—¿Soy hermosa? —le preguntó Emma arrastrando su silla un poco más cerca de Andrew.—Muy hermosa, te pareces mucho a tu padre y me recuerdas a mi esposa —le confesó.Andrew sonrió com
—Ven a la cama Natasha, debes descansar —la voz de Michael le hizo girar en su dirección. Ella esbozó una ligera sonrisa para tranquilizarlo.Pero dentro de su pecho había un manojo de angustia. Tantas cosas se le pasaron por la cabeza y pensar que Andrew estaba a solas con su hija le hizo sentirse temerosa. Él no la quería y Emma podía ser quien pagara los platos rotos en esa historia.—Quiero verlos llegar —dijo con un hilo de voz.Michael se levantó de la cama y caminó en su dirección. Natasha suspiró al sentir los brazos fuertes del hombre rodear su cuerpo y su calor envolverla.—No pasará nada malo cariño, debes confiar en Emma, nuestra pequeña campanita sabrá ganarse el corazón del viejo tritón —le dijo besando la mejilla de la muchacha.—Ese es el problema, Michael, nuestra hija no tiene qu
Michael miró a su abuelo y algo dentro de su corazón le dijo que lo que estaba por venir era algo fuerte y por primera vez no se sintió preparado para enfrentarlo y no lo estaría si no era con Natasha a su lado.—Por favor —pidió Andrew al verlos dudar.—Me haré cargo de Emma, ahora estoy con ustedes —dijo Natasha.Michael asintió, le dio un beso corto en los labios y caminó detrás de su abuelo y la sensación de desasosiego se hizo mucho más fuerte dentro de su pecho.—¿Hice algo malo? —preguntó Emma al ver cómo el ambiente agradable se había tornado tenso de repente.—No mi amor, pero creo que es momento de hacer las paces con el abuelo. Tu padre y yo pondremos todo de nuestra parte para que tú tengas una familia y la tranquilidad de que siempre estarás en buenas manos.—Enton
Michael miró a su abuelo esperando a que le dijera que todo era una broma de muy mal gusto. El nudo formado en su garganta se apretó con fuerza hasta casi dejarlo sin poder respirar. ¿Su amante?... Su padre era… ¡No! No podía ser verdad.—Mientes —susurró en tono ahogado—. ¡Mientes! —gritó. Fue un grito nacido de lo más profundo de su corazón.Un sentimiento que desgarró todo a su paso y rompió el concepto que había tenido de su padre todos estos años.Andrew cerró los ojos y negó con un movimiento de cabeza.—No, no te miento. Esta es la verdad que no quería revelar y la causante de que hiciera tantas cosas para ocultarla. Pero no puedo seguir callando más. No si es lo que se interpone en tu camino a la felicidad. ¿Quieres casarte con Natasha? Hazlo, pero es muy probable que Aiden quiera v