Michael supo inmediatamente que las palabras de Natasha no eran simples y vacías palabras. Podía ver la determinación en su mirada y asintió. Él no haría nada para dañar la oportunidad que le estaba dando de tener una relación con Emma.
—Te aseguró que haré todo lo que esté en mis manos para cuidarlas, Natasha, sé del daño que te causé en el pasado, y…
—Y no quiero hablar sobre el tema, Michael. Hay mucho dolor en el pasado que hablar al respecto sería como volver a vivirlo y créeme que esos meses no son en lo absoluto agradables para mí —le interrumpió con voz serena. Natasha miró a Emma dormir y agregó: —Ella es todo lo que tengo y te la estoy confiando, por favor no me decepciones —le pidió alejándose de él para sentarse en el sillón.
Michael volvió a
Ava Smith caminaba de un lado a otro, miraba su reloj cada cinco minutos y nada de eso le ayudó a calmarse. Michael no había regresado a casa desde el día anterior. La secretaria de su oficina al parecer no sabía nada esta vez. Y estaba segura porque la había amenazado con despedirla si no le daba la ubicación de su marido, pero la mujer no sabía nada y terminó por dejarla en paz momentáneamente.—Deja de moverte, Ava, voy a terminar mareado, si continúas de esa manera —le regañó Andrew Collins.—¡Entonces has algo, Andrew! Tienes que hacer algo con Michael. Él no puede hacerme esto. ¡Estoy embarazada de su hijo! —exclamó furiosa por la actitud de su marido.—Pues lo está haciendo y tú no ayudas a la causa, deja que se distraiga un momento, tarde o temprano volverá —le dijo como si nada.&md
Los siguientes días fueron una montaña rusa para todos, en especial para Michael. El hombre dividió su tiempo entre la oficina y Emma. Mientras Natasha prefería ignorarlo de manera olímpica. Cuando Michael llegaba junto a Emma, ella se marchaba y se encerraba en su estudio a pintar.Michael era muy consciente de todas y cada una de sus fallas, sabía del daño que había hecho y por lo mismo no se atrevía a insistir o a discutir con Natasha. Sabía de sobra que podía salir perdiendo. Sin embargo, le preocupaba que Emma notase la molestia de su madre ante su presencia y que eso terminara por romper su burbuja de felicidad.—¿Irás al trabajo mañana? —preguntó Emma cuatro días después de salir del hospital. Afortunadamente, su cuadro clínico había mejorado con los antibióticos recetados por el pediatra y ella estaba como
—Buenas tardes, Rebeca, tiempo sin verte —saludó Andrew sentándose en la banca junto a la madre de Michael.—Habría preferido no volver a verte Andrew, ¿Qué haces aquí? ¿Qué más quieres de mí? —preguntó sin molestarse en girar su rostro para verlo.Andrew la observó detenidamente, a pesar de su enfermedad. Rebeca seguía siendo una mujer hermosa.—Sabes muy bien por qué estoy aquí. Habla con Michael, dile que desista de la estupidez de divorciarse de Ava, ¿Sabes todos los problemas que eso podría desencadenar para el buen nombre de mi familia? —le cuestionó con calma.—Tú lo has dicho, tu familia no la mía, Andrew. Te recuerdo que yo no tengo familia y que tú eras el responsable de cuidar de mí, se lo prometiste a mis padres ¿Recuerdas? —Rebeca se gir
Los días fueron pasando para felicidad de Emma, sus padres se acercaron un poquito y la tensión ya no podía cortarse con tijeras como antes.—¿Estás feliz, enana? —preguntó esa mañana el tío Gerald mientras la llevaba al colegio. Era su primer día luego de su hospitalización y ella habría deseado que sus madres la llevaran, pero su mamá tuvo que atender a un cliente muy importante en la Galería y su padre tenía una reunión, pero prometió llegar para recogerla por la tarde.—No sé de lo que hablas, tío. Será mejor que pongas atención en la carretera, o papá te cortará las…—¡Niña! —gritó espantado el francés.—¡Las manos! ¡Las manos! —dijo la niña ahogando una risa con su pequeña mano.—Eres
Natasha observó en silencio a Michael y Emma, los dos parecían muy entretenidos jugando en el jardín. Su hija había estado probando hacer una granja y Michael, como siempre la apoyaba en todas sus locuras, apartó la mirada de ellos y volvió su atención al lienzo.Desde que se graduó de la escuela de Artes en París, esta era la primera vez que retrataba a Michael ¡Y no solo eso! Lo estaba haciendo al lado de Emma.—El amor se respira en el aire —dijo Gerald recargado en el marco de la puerta.Natasha no lo había sentido llegar y ya era tarde para intentar cubrir el cuadro.—¿Nadie te enseñó a tocar la puerta? —le preguntó y Gerald tuvo la osadía de reírse.—Por supuesto que sí, cuando no lo hacía mi madre cogía lo primero que tenía a la mano y me lo recordaba a golpes —b
Mientras Emma ideaba el plan perfecto para lograr que su padre conquistara el corazón de su madre. Ava Smith organizaba y planificaba los suyos…—¿Qué es lo que harás Ava? —preguntó Aiden sirviéndose un trago.—Ya lo sabrás muy pronto. Si yo no puedo ser feliz, él tampoco lo será —respondió acariciando su vientre de cuatro meses.—No entiendo la necedad de Michael, ¡estás embarazada de su hijo! —dijo el hombre con evidente frustración.—Lo estoy, pero él ha preferido perderse con esa pintora de quinta y su hija. Te juro que no voy a dejar que ninguna de ellas le quite a mi hijo lo que le corresponde —sentenció con enojo.Ava era una mujer herida y eso le hacía una enemiga peligrosa. Y no cabía duda que buscaba la mejor manera de actuar y que las cosas salieran a su favor.
Natasha y Michael se dedicaron a complacer a su hija durante el resto de la fiesta. Eran una familia perfecta, como siempre debieron ser, si en el pasado no se hubieran separado.—¡Tienes unos padres geniales! —exclamó Nicholas acercándose a Emma.—Los mejores del mundo. Ellos son mi todo —respondió con voz orgullosa.—¡Está fiesta es genial! Y tus padres disfrazados son lo máximo —Emma sonrió divertida por las palabras de su amigo.—No puedes copiar, si tú quieres algo como esto —la niña hizo una seña con la mano para mostrar lo que quedaba de la decoración. —Tienes que preguntarme primero, pero no puedes hacerlo igual —añadió.—No lo sé, esto es muy de niñas, yo prefiero algo más varonil —dijo Nicholas antes de llevarse un pedazo de tarta a los labios.&
—Tú y yo no tenemos nada de que hablar, así que te pido te marches de mi oficina en este momento o llamaré a seguridad —dijo Natasha lo más calmada posible.—Pues te equivocas Dasha, tenemos mucho de qué hablar, como, por ejemplo: Mi embarazo —respondió y Natasha sabía que estaba burlándose de ella.La artista miró a Ava acomodarse en la silla sin ser invitada y por muy difícil que todo parecía debía aceptar el hecho de que esa mujer estaba embarazada y muy embarazada.—¿Qué pasa, Dasha? ¿Te comieron la lengua los ratones? —pronunció esbozando una sonrisa cruel mientras acariciaba su vientre.—Ya te lo he dicho antes Ava. No tengo nada que hablar contigo, no estoy interesada en nada de lo que quieras decirme —respondió mirando a Emma.—Vaya, vaya, si aquí tenemos a